Es noticia
La muerte de Sánchez Arminio nubla el caso Negreira: él controlaba los ascensos y descensos
  1. Deportes
  2. Fútbol
Una pieza clave en la trama

La muerte de Sánchez Arminio nubla el caso Negreira: él controlaba los ascensos y descensos

Sánchez Arminio estuvo 25 años en el poder junto a Villar como jefe del arbitraje español. También estaba imputado en el caso Soule por un presunto desvío de ocho millones

Foto: Sánchez Arminio, días atrás, en la salida de la Audiencia Nacional. (EFE/Javier Lizón)
Sánchez Arminio, días atrás, en la salida de la Audiencia Nacional. (EFE/Javier Lizón)

El fallecimiento del expresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), a los 80 años de edad, Victoriano Sánchez Arminio (Santander, 1942) se lleva por delante muchas respuestas incómodas y secretos... con más de 25 años de antigüedad. Ese fue el tiempo que Sánchez Arminio dirigió a los colegiados españoles cuando Ángel María Villar era el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El exárbitro santanderino estaba en el ojo del huracán por el mayor escándalo arbitral en la historia moderna del fútbol español: el caso Negreira y los más de siete millones de euros que el FC Barcelona pagó durante casi dos décadas al exvicepresidente de los árbitros españoles José María Enríquez Negreira.

No era la única polémica que le asediaba tras ser apartado del mundo arbitral. También estaba imputado por el caso Soule por un presunto desvío de 7,9 millones de euros, igual que Ángel María Villar. Sánchez Arminio se acogió a su derecho a no declarar ante el juez por dicha investigación e incluso el pasado día 16 de mayo solicitó a la Audiencia Nacional que archivara para él el caso. En este sentido, Victoriano Sánchez Arminio tenía la oportunidad de aclarar por qué el vicepresidente de los árbitros había recibido pagos regulares del FC Barcelona a cambio de "favorecer al FCB en la toma de decisiones de los árbitros en los partidos que disputase el club", según la tesis de la Fiscalía tras meses de pesquisas. Guardó silencio.

placeholder Sánchez Arminio, a su salida de la Audiencia Nacional en Madrid. (EFE/Javier Lizón)
Sánchez Arminio, a su salida de la Audiencia Nacional en Madrid. (EFE/Javier Lizón)

En la rueda de prensa ofrecida por el actual presidente del CTA, Luis Medina Cantalejo, y el secretario general, Andreu Camps, el pasado marzo, Sánchez Arminio no abrió la boca. El "capo del silbato", como se le conocía en los círculos arbitrales, fue invitado al acto para brindar explicaciones sobre el caso Negreira, pero no compareció. De hecho, desde que estallara la trama, no había hecho ninguna declaración en público. Solo los periodistas más cercanos habían podido rascar algún lamento del mandamás de los árbitros durante casi tres décadas.

Tras su fallecimiento, la Real Federación Española y el Comité Técnico de Árbitros publicaron un escueto obituario. "La Real Federación Española de Fútbol y su Comité Técnico de Árbitros lamentan el fallecimiento de Victoriano Sánchez Arminio, árbitro de Primera División durante 13 años desde su debut en la temporada 1976-77. Durante su carrera profesional pitó tres finales de la Copa del Rey", afirmó. "Desde 1978 fue árbitro internacional, participando como asistente en el Mundial de España 1982 y como árbitro principal en el Mundial de México 1986. En 1984 participó en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Tras su retirada del arbitraje profesional en 1989, Sánchez Arminio fue nombrado en 1993 presidente del Comité Técnico de Árbitros, labor que desempeñó hasta 2018. Descanse en paz", concluyó el escrito.

El "índice corruptor" del arbitraje español

Más sentida fue la despedida individual del actual presidente de los árbitros, Luis Medina Cantalejo, en Carrusel Deportivo: "Para nosotros, es un shock tremendo, no lo esperábamos, era muy querido por todos. Era un hombre con mucho carácter, pero que nos cuidó como un padre, nos guiaba, nos echaba la bronca, pero una persona del entorno, no sé qué más cosas nos pueden pasar este año. Una persona que nos ha ayudado mucho a llegar donde estamos, descanse en paz, un abrazo y un beso a toda la familia". Iturralde, por su parte, lo calificó de "padre" y "hombre que cambió el arbitraje".

placeholder El presidente del CTA, Medina Cantalejo, durante la rueda de prensa por el caso Negreira. (EFE/J.J. Guillén)
El presidente del CTA, Medina Cantalejo, durante la rueda de prensa por el caso Negreira. (EFE/J.J. Guillén)

Enríquez Negreira se encargaba de comunicar los ascensos y descensos del arbitraje español y era la mano derecha de Victoriano Sánchez Arminio, el presidente del CTA. Este organizaba y manejaba las clasificaciones arbitrales, tarea por la que recibió numerosas críticas en los últimos tiempos tras estallar el caso Negreira. Es lo que denunció el considerado como mejor árbitro de Segunda División en El Confidencial, Iñaki Fernández Hinojosa. "Índice corruptor. Así lo llamábamos los árbitros. Él [Sánchez Arminio] era quien decidía qué árbitros subían a Primera División, quiénes se quedaban a las puertas de lograrlo y quiénes descendían de categoría, según le convenía. Era un fraude total", afirmó.

"Ellos manipulaban las clasificaciones arbitrales y las puntuaciones a su antojo para premiar y castigar a los colegiados que les eran afines o no. Todo se movía por intereses y presiones. Si interesaba que hubiese un árbitro de un determinado Comité Territorial, se arreglaba la clasificación final para favorecer el ascenso de un árbitro específico a dedo", añadía. "Si un árbitro al que ellos les interesaba proponerlo a internacional terminaba la temporada como 15º, se corregía el índice corruptor para subirlo entre los mejor clasificados. Luego también influía lo conflictivo que pudieras ser. Yo nunca subí porque me quejaba de todo y lo denunciaba. A la cúpula de la RFEF y el CTA no les interesaba ese tipo de gente", remarcó el exárbitro.

Foto: Homenaje a Sánchez Arminio de la RFEF. (EFE/RFEF)

Fernández Hinojosa utilizó un ejemplo claro: "En mi segunda temporada como árbitro quedé suplente. Iba bastante bien clasificado según los informes y me tocó un partido muy complicado en Segunda División: Málaga-Sevilla. El propio Sánchez Arminio me avisó de que si el partido iba bien y realizaba un buen arbitraje, subiría de categoría. Pues yo diría que me salió el mejor partido de la temporada y hasta el informador arbitral reflejó lo bien que había estado", describió. "La gente de las actas me llamó y me dijo que había quedado el número dos y que, por lo tanto, tenía que ascender a Primera División. Sánchez Arminio me bajó del número dos al cuatro y no subí. Curiosamente, ese año subió Luis Medina Cantalejo, actual director del Comité Técnico de Árbitros", zanjó el excolegiado.

El fallecimiento de Sánchez Arminio se suma al de José Contreras Arjona, un personaje clave del caso Negreira. Contreras muró el pasado diciembre, tras décadas de servicio al Barça con varios presidentes. Su tipo de vinculación, especialmente con el Barça B, le permitió vivir siempre en un segundo plano, pero bien conectado con el palco del Camp Nou. Además, fue directivo también de la Federación Catalana de Fútbol. Su papel en la trama consistía en pagar al clan Negreira a través de sus empresas personales y luego el Barça le devolvía ese dinero más una comisión añadida por los servicios prestados, según creen los investigadores.

El fallecimiento del expresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), a los 80 años de edad, Victoriano Sánchez Arminio (Santander, 1942) se lleva por delante muchas respuestas incómodas y secretos... con más de 25 años de antigüedad. Ese fue el tiempo que Sánchez Arminio dirigió a los colegiados españoles cuando Ángel María Villar era el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El exárbitro santanderino estaba en el ojo del huracán por el mayor escándalo arbitral en la historia moderna del fútbol español: el caso Negreira y los más de siete millones de euros que el FC Barcelona pagó durante casi dos décadas al exvicepresidente de los árbitros españoles José María Enríquez Negreira.

Victoriano Sánchez Arminio Luis Rubiales Caso Negreira
El redactor recomienda