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Mbappé no es de fiar: el "ya veremos" tras su último fiasco que deja frío al Real Madrid
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Mbappé no es de fiar: el "ya veremos" tras su último fiasco que deja frío al Real Madrid

Mbappé se vuelve a dar cuenta que el modelo del Paris Saint-Germain no alcanza para competir por la Champions y utiliza otro discurso ambiguo para hablar de su futuro

Foto: Kylian Mbappé se lleva las manos a la cabeza. (EFE/Sebastien Nogier)
Kylian Mbappé se lleva las manos a la cabeza. (EFE/Sebastien Nogier)

Todo lo malo que le pase a Kylian Mbappé es motivo de celebración en el madridismo. El nuevo fracaso en la Champions del Paris Saint-Germain es un éxito para todos aquellos seguidores que en la Cibeles se acordaron del francés, el 29 de mayo del año pasado, durante el festejo de la Decimocuarta. El cántico fue multitudinario y atronador: "¡Mbappé, hijo de puta!". Es el termómetro que maneja Florentino Pérez con el asunto de Mbappé. La estrella francesa pasó de ser aplaudida en el Bernabéu, en el partido de vuelta, cuando se daba por hecho de que no renovaría y cumpliría su palabra, a ser insultado. Con este nuevo KO vuelven a gozar los que no quieren ver a Mbappé con la camiseta del Real Madrid ni en pintura.

El escenario para que Mbappé fiche por el Real Madrid podría ser favorable tras la eliminación contra el Bayern de Múnich. Florentino dijo, tras llevarse la decepción cuando firmó la renovación por el PSG, que Mbappé se iba a arrepentir. Por las palabras del francés en Múnich, parece que se acerca ese momento. Mbappé dio la cara y manifestó su frustración por jugar en un equipo que no tiene nivel para competir en la Champions. Elogió al conjunto alemán. Dijo que el Bayern tiene "un equipo para ganar la Liga de Campeones".

placeholder Mbappé durante el partido contra el Bayern de Múnich.
Mbappé durante el partido contra el Bayern de Múnich.

Esta declaración es un palo al club parisino que, según él, tanto ama. Otra demostración de que no tiene colores. El equipo de Mbappé es el dinero. Lo demostró con la traición al Real Madrid. La imagen de Mbappé es la de un mercenario que da prioridad a los millones de euros y, cuando no gana en el campo, tiene la cara dura de decir que el PSG no está al nivel de los grandes clubes para competir por la Champions. Es un extraordinario futbolista, uno de los mejores del mundo, pero no es de fiar.

Juega a dos bandas

Tras el partido en Múnich demostró cuál es su juego. Dijo en una misma declaración que estaba tranquilo, que en lo único que pensaba ahora era en ganar la Liga y acabó con "luego ya veremos". Así se maneja Mbappé. En el juego a dos bandas con el que traicionó al Real Madrid. Por este motivo no se le desea nada bueno al francés. Demostró que no tiene palabra, que no cumple con lo prometido y salió airoso porque, incomprensiblemente, Florentino no tenía firmado una cláusula de penalización en un contrato privado como sí hizo con Luis Figo.

Foto: Modric en el Clásico de Copa del Rey contra el Barcelona. (Reuters/Isabel Infantes)

El presidente del club blanco confió en la palabra de un jugador que le decía que su sueño de niño era jugar en el Real Madrid porque su ídolo era Cristiano Ronaldo. Florentino llegó a hacer una locura y ofreció 200 millones de euros al PSG por un jugador que quedaría libre. Lo hizo a petición del clan Mbappé, que proponían salir de la mejor manera del Paris Saint-Germain, dejando dinero en la caja. De esta manera, podrían justificar mejor la marcha. El plan era dejar claro que su ciclo en el PSG estaba acabado y que se iba por más dinero del que había costado.

Fue un engaño del que no se recupera el madridismo. Mbappé se convirtió en el futbolista mejor pagado del mundo e hizo ver que él es parisino. Su corazón estaba en Francia, habló de sus sentimientos, le dieron galones y poder para construir un proyecto a su medida. Trajo a Luis Campos para trabajar en los despachos. Qatar le encerró en la jaula de oro. Nadie es más importante que él en el club-estado. Su problema es que vuelve a darse cuenta de que el dinero no lo es todo en el fútbol y en el PSG no hay un modelo deportivo. Están lejos de los clubes que compiten en la élite y hacen felices a los jugadores por sentirse parte de un equipo. Esto lo vivió en Madrid, con la remontada de los de Ancelotti en una noche mágica en el Bernabéu, y ahora en Múnich.

Foto: Marco Asensio en el partido contra Osasuna en El Sadar. (Efe/Jesús Diges)

Florentino no le ha cerrado la puerta a Mbappé, pero la relación ha cambiado. Es el clan Mbappé el que se encarga de que no se rompan los puentes con el Real Madrid. Con 25 años podría vestir la camiseta blanca, en 2024, si decide no ampliar la temporada opcional que firmó con el Paris Saint-Germain para acabar en 2025. Depende de Mbappé. Pero como no es de fiar, en el Real Madrid guardan silencio y enfrían el caso Mbappé.

Todo lo malo que le pase a Kylian Mbappé es motivo de celebración en el madridismo. El nuevo fracaso en la Champions del Paris Saint-Germain es un éxito para todos aquellos seguidores que en la Cibeles se acordaron del francés, el 29 de mayo del año pasado, durante el festejo de la Decimocuarta. El cántico fue multitudinario y atronador: "¡Mbappé, hijo de puta!". Es el termómetro que maneja Florentino Pérez con el asunto de Mbappé. La estrella francesa pasó de ser aplaudida en el Bernabéu, en el partido de vuelta, cuando se daba por hecho de que no renovaría y cumpliría su palabra, a ser insultado. Con este nuevo KO vuelven a gozar los que no quieren ver a Mbappé con la camiseta del Real Madrid ni en pintura.

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