Shakira y el payaso: Piqué ha salvado su peor semana con bromazos, pero juega con fuego

El pasado jueves, 12 de enero de 2023, Gerard Piqué eligió un mal día para dejar de oler pegamento. Y no hablamos solo de que su expareja, Shakira, se convirtiera en número uno en medio mundo con una canción en la que le sacaba los higadillos por abandonarla por otra más joven. ¿Qué más pasó ese día? Que Kosmos, empresa fundada por Piqué, rompió con la Federación Internacional de Tenis (ITF) y dejó de organizar la Copa Davis.

Kosmos había reinventado la Copa Davis como espectáculo deportivo, y mostrado que la figura de Piqué parecía no tener límites: era capaz de entrenar con el Barcelona por la mañana, reclamar el derecho a decidir de Cataluña por la tarde y hacer negocios con Ayuso y Almeida por la noche (en la Davis madrileña). Nada parecía resistirse al nuevo chico de oro del deporte español.

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Pero el 12 de enero de 2023, en apenas 24 horas, Piqué se convirtió en meme mundial por la venganza pop de Shakira, y perdió (parte de) su aura como gestor deportivo innovador.

Un simple mortal no se hubiera repuesto fácilmente de una humillación sentimental y un agujero empresarial el mismo día, unas semanitas encerrado en casa hubieran sido lo mínimo, pero el perfil bajo no va con Gerad Piqué.

Pensar que Piqué no iba a utilizar la canción de Shakira para venirse arriba es no conocer a Piqué y, desde luego, ignorarlo todo del Piqué 2023, más suelto que nunca tras dejar el Barcelona y sacarse de la manga una exitosa liga de fútbol campechana con sus amigotes digitales: Ibai Llanos y los albóndigas en remojo del Twitch español.

La parte buena

En efecto, abandonada la disciplina del fútbol de élite, y con el desahogo del que vuelve a vivir en un piso de estudiantes y (es un decir) se pasa el día fumando porros y teniendo ideacas, la tropa digital de Piqué ha parido una liga de futbito (la Kings League) con chavalada, reglas delirantes y exjugadores camuflados de luchadores mexicanos y arlequines de Ángel Cristo. O la madre de todos los desmadres.

Pues bien, no es fácil explicar el fenómeno al español madurito, pero la liga loca de Piqué e Ibai lo está petando. La chiquillería digital está a tope con ellos y amenaza con dejar de ver la Liga oficial si, ejem, no aparecen pronto jugadores y presidentes vestidos de titiriteros en los partidos (créanme, sé de lo que hablo, tengo hijos).

Cerrar la boca hubiera sido la idea más sensata, pero no en la cabeza de Piqué, que se ve como una estrella del rock

Este domingo, en pleno escándalo del shakirazo, la liga gamberra superó el millón de espectadores con el Kun Agüero disfrazado de payaso y Piqué metido en un Twingo (escuchando a Shakira) y presumiendo de patrocinio de Casio, en un troleo directo a la canción de Shakira: subo la apuesta de tu burla y la escalo hasta el K2 del astracán.

Un payaso y unas cuantas gansadas, en definitiva, han salvado a Gerard Piqué en su peor semana. ¿Cómo culparle por ello?

Hay quien se lamenta en Twitter de que una pareja exponga sus trapos sucios en público salpicando a sus hijos, pero ¿y si la canción de Shakira ha sido una manera de aliviar el duelo tras una ruptura traumática?

El pasado noviembre, seis meses después de anunciar su ruptura y tras tortuosas negociaciones, Piqué y Shakira llegaron a un acuerdo de separación en una reunión de 12 horas con abogados en la casa de Shakira. Reunión, dicen, más densa que los juicios de Núremberg. Acuerdo final: los hijos de la pareja se irían a vivir con la cantante a Miami.

Comparada con esa jornada de cuchillos largos, la canción de Shakira, por vengativa que sea, es una chufla ligera, una catarsis, y Piqué, desde luego, se ha tomado con humor el shakirazo.

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La separación Piqué/Shakira ha sido tan complicada, en definitiva, que quizá la canción sea un alivio costumbrista en el camino, el modo de Piqué y Shakira de resolver lo suyo con un poco de humor negro, igual que un videojuego de guerra no nos convierte en francotiradores, sino que domestica nuestras pulsiones oscuras por la vía de la fantasía.

Siempre y cuando, claro, la cosa quede ahí, aunque es difícil cuando uno tiene cuentas pendientes, coge carrerilla y todo el mundo está mirando. En efecto, el problema no es la canción en sí, sino que la relación con la madre (despechada) de tus hijos acabe convirtiéndose en un circo.

La parte mala

Hay otra manera (no necesariamente contradictoria) de ver este asunto: que la broma se les acabe yendo de las manos a Shakira y Piqué, y la canción sea el arranque de otra guerra nuclear.

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Aunque Piqué ha parado el golpe de Shakira tomándoselo a pitorreo, ¿no hubiera sido más prudente no responder dado que, al fin y al cabo, el que puso los cuernos fue él? Probablemente, cerrar la boca era la idea más sensata, pero no en la cabeza de Piqué, que se ve como una estrella del rock, pa chulo él, no podía quedarse callado... y quizá lo acabe pagando

Hay señales inquietantes en ese sentido:

1) Que Shakira haya puesto una bruja en su balcón apuntando a la casa de sus exsuegros no indica nada bueno.

2) Dado que la canción ha puesto a Shakira otra vez en órbita tras una fase complicada —señalada por Hacienda, con problemas de voz, superada por una nueva generación de música urbana latina—, ¿quién nos dice que Shakira no vaya a tocar más veces una tecla (atizar a Piqué) no solo exitosa, sino que le ha permitido salir de la burbuja de diva pop en la que todo gira en torno a lo famosa que es, y resucitar su carrera con una historieta de cuernos y venganza con la que cualquiera puede identificarse?

Al escalar Piqué el pique con Shakira, y dado el impresionante éxito de la canción, lo siguiente parece de libro vista la Historia del Pop: un disco temático de Shakira sobre su ruptura con Piqué. Al tiempo.

Calentón y bajón

No es la primera vez que vemos a Piqué resolviendo una crisis con una cuchufleta provocadora... que le acaba pasando factura a medio plazo.

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En efecto, el extrovertido Piqué es de reacciones explosivas graciosas, que luego no lo son tanto. Sus salidas de tono en el Barcelona encantaban al aficionado… hasta que el jugador y el equipo bajaron su rendimiento, y las gracias de Piqué dejaron de hacer gracia y se le volvieron en contra. Los culés rieron, por ejemplo, cuando un sobradísimo Piqué dijo que tenía "más patrimonio que El Español", pero cuando el Barcelona rozó la quiebra, más de uno se acordó de que su salario era más alto de lo que podía permitirse el club y de lo que reflejaba su rendimiento.

Quizá Piqué, sobrado por naturaleza, sea más de genialidades a corto plazo que de estrategias a largo plazo.

Puede que Piqué se sienta muy seguro en el búnker costumbrista que ha montado con Ibai, pero cuando en vez de una canción sobre su deriva picha brava haya 10, será difícil que la cosa no pase del pop (territorio fantasioso) a la cruda realidad (que la pareja empiece a filtrar mierda gorda sobre los bisnes del otro).

Si se llega a ese punto, al gran disco conceptual de Shakira sobre su separación, quizá Piqué tenga que dar una vuelta a su estrategia… o hacerse cantante para responder al terremoto de Barranquilla a lo Pimpinela. Show must go on.