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El Real Madrid se asegura el relevo generacional y paga 100M por Tchouaméni
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Fichaje oficial

El Real Madrid se asegura el relevo generacional y paga 100M por Tchouaméni

El futbolista francés de 22 años cumple su deseo y jugará en la capital española. El PSG trató de hacerse con sus servicios, obligando al Madrid a entrar en una puja millonaria

Foto: Tchouameni celebrando una victoria. (REUTERS/Vincent West)
Tchouameni celebrando una victoria. (REUTERS/Vincent West)

Aurelien Tchouaméni ya es jugador del Real Madrid. El portentoso futbolista francés es considerado como el gran centrocampista del futuro y clubes como el Liverpool o el Paris Saint-Germain trataron de hacerse con sus servicios. A sus 22 años, el ya ex del Mónaco tenía entre ceja y ceja llegar a la capital española, cerrando su acuerdo con el conjunto dirigido por Carlo Ancelotti sin demasiados problemas. Más complicado fue la negociación con el equipo monagesco, club en propiedad de Dmitri Rybolovlev, multimillonario ruso alejado de los poderes del Kremlin. 80 millones de euros y 20 en variables es la cantidad que el Madrid ha tenido que aceptar para hacerse con los servicios de Tchouaméni. Una cantidad estratosférica para un prometedor futbolista de una liga como la francesa, pero que retrata a la perfección el mercado actual.

Para el Real Madrid, este fichaje es un golpe sobre la mesa. El club presidido por Florentino Pérez exhibe músculo económico después de dos temporadas relativamente austeras para los despachos del Santiago Bernabéu. El último fichaje superior a los 100 millones de euros del Madrid fue Eden Hazard, comprado al Chelsea en el verano del 2020. Desde entonces, la política de fichajes de los blancos se basó en vender a jugadores con buen cartel, pero poca importancia en la plantilla, como Hakimi Achraf o Sergio Reguilón, o que pasarán por caja al considerarse amortizados, como Raphael Varane. Había un doble objetivo en las cuentas madridistas: sobrellevar la crisis del coronavirus para evitar pérdidas y almacenar recursos de cara a una inversión mayúscula por Kylian Mbappé. Primero por el rechazo del PSG y después por el rechazo del propio futbolista, el Madrid se quedó sin su gran deseado. Ahí entró en juego el prometedor Tchouaméni.

El PSG, principal dominador de la liga francesa, tenía entre ceja y ceja la apuesta por el centrocampista. Avalado, además, por el propio Mbappé, quien ha ganado peso en las decisiones deportivas después de su millonaria renovación. Para el Mónaco, uno de los pocos equipos de Francia que opositan a desbancar a los parisinos, era más cómodo vender a su estrella a un equipo extranjero, no a un rival directo. Pero la diferencia de cantidades hacía dudar de la operación. La geopolítica del fútbol cada está más presente y el PSG estaba ansioso por robarle otro fichaje al Madrid. Según fue deslizando el entorno del futbolista durante las negociaciones, su único interés era fichar por el vigente campeón de la Champions League, al entender que era el mejor paso para su carrera. Pero, claro, lo mismo sucedió con Mbappé y todos conocemos su desenlace.

Una apuesta por el relevo generacional

La asociación Kroos-Modric-Casemiro, que tantos éxitos han servido en bandeja para la diosa Cibeles, comienza a dar síntomas del irremediable paso del tiempo: el pivote brasileño lleva dos temporadas irregulares; el alemán empieza a ser un cambio estandarizado para Ancelotti y Modric, pese a su aspiración a la inmortalidad, tiene 36 años. El Madrid busca relevo generacional para su medular histórica. Eduardo Camavinga ha crecido en los últimos meses de competición, siendo decisivo en algunas de las remontadas de la Champions, mientras que Federico Valverde ha recuperado su mejor versión después de un apagón. Tchouaméni no es un pivote puro, pero su capacidad de robo y colocación (futbolista con más recuperaciones de balón durante dos cursos consecutivos de la Ligue One) le permite ser lo más parecido a Casemiro de la plantilla madridista.

Foto: Antonio Rüdiger durante un partido del Chelsea. (Reuters/Tony Obrien)

A priori, este nuevo trío de la medular ofrece más trabajo, sacrificio y juego de ida y vuelta, aunque flaquea de clase si lo comparamos con los 'maestros'. Pero, claro, será difícil sustituir botas como las de Modric o Kroos. El Madrid aumenta un fondo de armario de calidad. Algo que, precisamente, supone la gran diferencia con las plantillas más competitivas de Europa, como la del Manchester City, que almacena titulares por doquier en el banquillo. Para depender menos de la épica, Tchouaméni o Rudiger, a la espera de un delantero, refuerzan el proyecto de Carlo Ancelotti. Un golpe sobre la mesa del Madrid y una ilusión para el aficionado, tocado por la negativa de Mbappé, pero en éxtasis tras la Decimocuarta.

Aurelien Tchouaméni ya es jugador del Real Madrid. El portentoso futbolista francés es considerado como el gran centrocampista del futuro y clubes como el Liverpool o el Paris Saint-Germain trataron de hacerse con sus servicios. A sus 22 años, el ya ex del Mónaco tenía entre ceja y ceja llegar a la capital española, cerrando su acuerdo con el conjunto dirigido por Carlo Ancelotti sin demasiados problemas. Más complicado fue la negociación con el equipo monagesco, club en propiedad de Dmitri Rybolovlev, multimillonario ruso alejado de los poderes del Kremlin. 80 millones de euros y 20 en variables es la cantidad que el Madrid ha tenido que aceptar para hacerse con los servicios de Tchouaméni. Una cantidad estratosférica para un prometedor futbolista de una liga como la francesa, pero que retrata a la perfección el mercado actual.

Para el Real Madrid, este fichaje es un golpe sobre la mesa. El club presidido por Florentino Pérez exhibe músculo económico después de dos temporadas relativamente austeras para los despachos del Santiago Bernabéu. El último fichaje superior a los 100 millones de euros del Madrid fue Eden Hazard, comprado al Chelsea en el verano del 2020. Desde entonces, la política de fichajes de los blancos se basó en vender a jugadores con buen cartel, pero poca importancia en la plantilla, como Hakimi Achraf o Sergio Reguilón, o que pasarán por caja al considerarse amortizados, como Raphael Varane. Había un doble objetivo en las cuentas madridistas: sobrellevar la crisis del coronavirus para evitar pérdidas y almacenar recursos de cara a una inversión mayúscula por Kylian Mbappé. Primero por el rechazo del PSG y después por el rechazo del propio futbolista, el Madrid se quedó sin su gran deseado. Ahí entró en juego el prometedor Tchouaméni.

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