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El mejor pasillo para el Real Madrid y cómo vengar el escarnio sufrido en la Champions
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El mejor pasillo para el Real Madrid y cómo vengar el escarnio sufrido en la Champions

El pasillo triunfal para el Real Madrid sería salir al Metropolitano con el orgullo de ser campeón de Liga sobrándole cuatro jornadas y con la guinda de ser finalista de la Champions

Foto: Benzema, durante el partido contra el Manchester City. (EFE/Peter Powell)
Benzema, durante el partido contra el Manchester City. (EFE/Peter Powell)

El Real Madrid no necesita el pasillo del Atlético para sentirse más campeón de Liga o recibir los honores de un merecido título. Es un tema menor en un equipo que se juega el pase a la final de la Champions tras haber sufrido su particular escarnio en esta competición. A principio de la temporada, el Real Madrid no estaba entre los favoritos. Pocos podían pronosticar que esta plantilla tuviera potencial para llegar a las semifinales y tener opciones de meterse en la final que se va a disputar en París.

Del Real Madrid se dijo que no le daba para competir en Europa. La derrota contra el Sheriff en el Bernabéu, calificada por Ancelotti como un accidente, alimentó las dudas. Dentro del club se vio como un bochorno. La sensación de descalabro hizo temer que el equipo cayera a la Europa League. Un desprestigio. Hubo burlas. No se podía creer lo que vendría después. El Real Madrid caería en cuanto tuviera enfrente un rival de envergadura y en las eliminatorias era carne de humillación.

placeholder Vinícius celebra el gol marcado al Manchester City en el Etihad Stadium.
Vinícius celebra el gol marcado al Manchester City en el Etihad Stadium.

Lo mejor que podía hacer Ancelotti era volcarse en la Liga y no malgastar las energías en Europa. De hecho, es lo que fue haciendo un entrenador que no hacía rotaciones y al que se le cuestionaba utilizar un grupo reducido de jugadores. Era un Real Madrid de andar por casa y con una vida corta en la Champions. Esto llegó al entrenador y, por supuesto, al vestuario de los futbolistas. Era difícil creer y apostar por un equipo con demasiada dependencia de Courtois y Benzema, principalmente, y del que se esperaba que se cayera en lo físico por el desgaste y la edad de futbolistas veteranos como Kroos y Modric.

En las comparaciones con otras plantillas de Europa, salía perdiendo. ¿Cómo va a eliminar el Real Madrid a un equipo que tiene a Mbappé, Messi y Neymar? Es imposible que aguante el ritmo del rocoso Chelsea y el Manchester City le va a pasar por encima porque Guardiola tiene un estilo futbolístico definido. Esto es lo que circulaba en los análisis prepartidos. De alguna manera, el Real Madrid se ha sentido ofendido. Su éxito en las remontadas contra el PSG y el campeón de Europa es producto de la épica y no del fútbol. El City, en el Etihad, le perdonó la vida. Es el último argumento para hablar de la suerte del Madrid. El mérito que se le ha restado al equipo de Ancelotti, desde que comenzó la Champions en la fase de grupos hasta el final del primer partido contra el Manchester City, le ha hecho más resistente a la derrota.

El pasillo triunfal

El mejor pasillo para el Real Madrid no es que el Atleti le haga los honores. Si no quiere, no está obligado. Tiene que ser algo natural, por voluntad propia y no hace falta buscar excusas. El pasillo triunfal para los de Ancelotti sería salir al Metropolitano con el orgullo de ser campeón de Liga sobrándole cuatro jornadas y con la guinda de ser finalista de la Champions. En esto están Ancelotti y sus jugadores. Para lograrlo, hay que hacer un partido perfecto contra el Manchester City en el Bernabéu. Enfrente hay un rival potente, pero que también tiene fisuras. Si no fuera así, el Madrid no habría sido capaz de marcar tres goles en la ida. Pese a perder, acabó el encuentro en el Etihad con buenas sensaciones. De recibir dos goles en los primeros 10 minutos se sobrepuso. Sin Casemiro, sancionado, y David Alaba, que jugó el primer tiempo mermado por la lesión, y no salió en el segundo, supo cómo competir. Hizo un mal partido en defensa y tuvo atrevimiento, asumió riesgos, en ataque.

Foto: David Alaba y Benzema celebran un triunfo del Real Madrid. (EFE/Kiko Huesca)

El Real Madrid tiene confianza, fútbol, energía y fuerza mental para afrontar un partido de vuelta que va a ser duro. Tiene, además, el apoyo del Bernabéu. Pero no hay que perder de vista el orgullo tocado de Ancelotti y los jugadores con el que han ido jugando todos los partidos desde la derrota contra el Sheriff. Hay un estado de ánimo reivindicativo. Lo confesó Ancelotti antes del partido contra el Etihad con estas palabras: "Me acuerdo de lo que se decía aquel tiempo. De lo que pensaba la opinión pública y la prensa. Hay dos equipos que se pensaba que no iban a llegar a la semifinal. Uno es el Real Madrid y el otro el Villarreal. Nosotros vamos a competir y a luchar al cien por cien". Lo ha repetido Modric antes del partido de vuelta: "¿Suerte? Es injusto y nos reímos".

El colmillo de Ancelotti

Carlo Ancelotti, el alma de la fiesta en la celebración de Liga, explotó en la Cibeles. "¡A por el miércoles!", gritó el entrenador con el micrófono, desatado y con tono reivindicativo. Ancelotti, protagonista por su imagen de fumarse un puro, con las gafas de Vinícius, junto a los brasileños, tiene colmillo. Ofrece la imagen de persona calmada, serena y conciliadora. Pero sabe muy bien lo que se juega. La oportunidad que tiene de llegar a una final, con la que no se contaba, le excita. De la nada puede llegar el todo. Ancelotti es de los que piensa que si el equipo se mete en la final no va a fallar.

Foto: Kylian Mbappé en el partido entre el PSG y el Angers. (EFE/Yoan Valat)

El Real Madrid ha ganado la Liga y el mensaje de Florentino Pérez al entrenador y los jugadores es que quiere más, que hay que eliminar al Manchester City y estar en la final de París. Esta es la exigencia y, a la vez, la grandeza del Real Madrid. A finales de noviembre se encendieron las alarmas en el club y cundió el pesimismo entre los aficionados con la derrota contra el Sheriff. Cinco meses después, el objetivo es superar el gol de desventaja que tienen con el Manchester City y hacerlo con un equipo equilibrado en defensa y ataque, más consistente que en el Etihad, asumiendo riesgos y con la magia del Bernabéu.

Para volver a disputar una final, cuatro años después de la que lo enfrentó contra el Liverpool en Kiev, el Real Madrid tiene que jugar con personalidad, agresividad, intensidad, concentración y contundencia. Como en Stamford Bridge. Hay muchas facetas que marcan las diferencias y son determinantes para desequilibrar el partido contra el City, además del talento individual, que han funcionado en el recorrido de una Champions en la que no era favorito.

El Real Madrid no necesita el pasillo del Atlético para sentirse más campeón de Liga o recibir los honores de un merecido título. Es un tema menor en un equipo que se juega el pase a la final de la Champions tras haber sufrido su particular escarnio en esta competición. A principio de la temporada, el Real Madrid no estaba entre los favoritos. Pocos podían pronosticar que esta plantilla tuviera potencial para llegar a las semifinales y tener opciones de meterse en la final que se va a disputar en París.

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