El no gol a Vinícius y la mano negra que dignifica la remontada del Real Madrid
Ancelotti no oculta su indignación por el gol anulado a Vinicius en Sevilla y le sirve para sacar pecho por ganar en un campo donde ningún otro equipo lo había conseguido
En un polémico partido dirigido por la actuación del árbitro Guillermo Cuadra Fernández y el VAR hay una jugada que marcará la Liga. La del no gol de Vinícius. Es la mano negra a la que se agarran en el Real Madrid para sacar pecho de su capacidad para remontar contra todo. Es la acción que necesitaba Carlo Ancelotti para que no se le pueda poner ningún pero a su trabajo y confirme las sospechas. El no gol a Vinícius era el empate y el árbitro, tras una consulta en el monitor donde inexplicablemente se vieron las imágenes en los videomarcadores del estadio Sánchez Pizjuán, decidió que el balón no le había pegado en el hombro y sí en el antebrazo.
Las sospechas en el Real Madrid son que esta Liga no iba a ser tan fácil ganarla y que los árbitros recibirían presiones para que hubiera emoción hasta el final. Ancelotti se quejó hace unas semanas en la sala de prensa cuando, a su manera y sin levantar la voz, dijo que se le ponían demasiados peros. No habla de los árbitros, pero se puso en guardia. En Sevilla estalló y mostró su indignación. No da crédito a que no se señalara como mano la jugada de Diego Carlos, con empate a cero, y sí se mirara con todo tipo de detalles y a vista de todo el estadio la de Vinícius. El nivel de indignación era similar o, incluso, más ostensible en Florentino Pérez, presente en el estadio, y los dirigentes.
El no gol a Vinícius sirve en el Real Madrid para engrandecer más una victoria en campo visitante. Conseguida tras una gran reacción de fútbol y carácter en la segunda parte. Ancelotti solo le pidió una cosa a sus jugadores en el descanso. Había que tener más compromiso por la mala imagen que ofrecieron en la primera parte con errores defensivos y un juego inofensivo. Le dieron la vuelta a un marcador con dos goles en contra y para el entrenador tiene más valor que las conseguidas en la Champions. Las dificultades con las que jugó el segundo periodo en Sevilla le sirven al entrenador del Real Madrid para que se dignifique su trabajo.
Un Real Madrid competitivo
Ancelotti quiere hacer ver, principalmente, a Florentino, que es competitivo. El Real Madrid ganó pese al no gol de Vinícius con una demostración de superar las adversidades en un campo inexpugnable. El Sevilla estaba invicto, más descansado que un Madrid, que llegaba con el desgaste de la prórroga contra el Chelsea y las bajas de Casemiro, por sanción, y Ferland Mendy, lesionado. Ancelotti reconstruyó el once con Lucas Vázquez en el lateral derecho y Carvajal en el izquierdo (dio dos asistencias). El técnico italiano y sus colaboradores dan un golpe en la mesa. El entrenador tuvo recursos para responder a unos malos 45 minutos, con otros de buen fútbol, control del partido, dominio, peligrosidad y poderío físico.
De la remontada el que más sale reforzado es Carlo Ancelotti. Una más en muy poco tiempo. La tercera y esta vez en la Liga, en casa del segundo, tras las dos en el Bernabéu contra el Paris Saint-Germain y el Chelsea. Contra el equipo francés y el inglés se cimentó en la épica y la transformación que tiene el Real Madrid en las noches europeas en el Bernabéu. En Sevilla, el escenario era muy diferente. El Real Madrid llegaba más desgastado, con bajas, entró mal al partido, tiró la primera parte y se sobrepuso con más fútbol que corazón a la rabia por el gol anulado a Vinícius.
Ancelotti busca que se hable de sus méritos, de tener una plantilla enchufada, un equipo trabajado, con regularidad y recursos. Desde hace tiempo ha puesto todos los huevos en la Liga y, cuando le han preguntado por la posibilidad de ganar la Champions, ha sido muy prudente. La explicación que ha dado es que llegarían lo más lejos en Europa si son capaces de competir. No le importa reconocer que el equipo tiene dependencia de Benzema y, cuando le han preguntado sobre esta cuestión, ha dicho que está muy feliz por ello.
El fracaso del Clásico
Pero el entrenador del Real Madrid tiene muy reciente el golpetazo que se llevó en el Clásico del Bernabéu. Ese día no estaba Benzema y no puso excusas. Quedó tocado por haber sido goleado en el Bernabéu y en el palco aparecieron los nervios. Estas sensaciones llegan al entrenador y, pese a las remontadas en la Champions, el balón de oxígeno que necesitaba Ancelotti era ganar en Sevilla. En el campo donde nadie lo había hecho antes. Lo consiguió y lo celebró con rabia por el gol anulado a Vinícius, al que no le encuentra ninguna explicación.
No ha ganado la Liga, pero sí ha dado un paso de gigante y es un refuerzo para que no se hable solo de la épica en las remontadas de la Champions. En Sevilla, los goles que sirvieron para empatar el partido los marcan Rodrygo y Nacho (dos de los cambios). Ancelotti leyó el partido y salió el plan con la demostración de que hay un trabajo táctico y físico que tiene continuidad a lo largo de muchos meses en los que se le ha criticado por no hacer rotaciones.
La Liga siempre ha sido la prioridad de Ancelotti. Ganarla es su obsesión para demostrar que su método está trabajado, de principio a fin, y tiene capacidad para gestionar la plantilla a lo largo de ocho meses. Todavía le faltan 10 puntos para certificar el título y la exigencia de una eliminatoria contra el Manchester City en las semifinales de la Champions todavía puede influir en el rendimiento. Pero, con lo visto en la segunda parte de Sevilla, el cuerpo técnico del Real Madrid gana crédito.
En un polémico partido dirigido por la actuación del árbitro Guillermo Cuadra Fernández y el VAR hay una jugada que marcará la Liga. La del no gol de Vinícius. Es la mano negra a la que se agarran en el Real Madrid para sacar pecho de su capacidad para remontar contra todo. Es la acción que necesitaba Carlo Ancelotti para que no se le pueda poner ningún pero a su trabajo y confirme las sospechas. El no gol a Vinícius era el empate y el árbitro, tras una consulta en el monitor donde inexplicablemente se vieron las imágenes en los videomarcadores del estadio Sánchez Pizjuán, decidió que el balón no le había pegado en el hombro y sí en el antebrazo.