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Azkargorta: "Di Stéfano me dijo que el fútbol cambió con los secadores en el vestuario"
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Entrevista con el técnico español

Azkargorta: "Di Stéfano me dijo que el fútbol cambió con los secadores en el vestuario"

Logró la primera victoria de la selección boliviana ante Brasil, llevándoles a un Mundial. Antes tuvo una trayectoria nacional, donde entrenó a Valladolid, Tenerife, Sevilla y Espanyol

Foto:  Azkargorta, en una imagen de archivo. (EFE/Paulo Fonseca)
Azkargorta, en una imagen de archivo. (EFE/Paulo Fonseca)

Los informativos de TVE anunciaron un acontecimiento deportivo para la historia el 25 de julio de 1993. La noticia es lejana, pero se dio de manera inmediata: "Bolivia, cuyo entrenador era el español Xabier Azkargorta, acaba de lograr un éxito histórico al vencer a Brasil 2-0 en un partido clasificatorio para el Mundial de Estados Unidos". Se trataba de la única derrota brasileña en una fase de clasificación para el Mundial hasta esa fecha, con un español entre sus protagonistas.

Aquel hecho memorable para Bolivia trascendió hasta ser recogido en 'The New York Times'. Sin embargo, se superó a sí mismo solo dos meses después, cuando lograron la clasificación para la Copa del Mundo. Por primera vez acudirían a una fase final por méritos propios (en 1930 y 1950 fue por invitación). Desde entonces no han vuelto a un Mundial.

placeholder Xabier Azkargorta. (EFE/Martin Alipaz)
Xabier Azkargorta. (EFE/Martin Alipaz)

Un entrenador histórico

Pocos países presumen de tener un entrenador que es el mejor de la historia de otra nación. Sin embargo, España tiene a Azkargorta. El técnico explica cómo fue su experiencia en Bolivia en El Confidencial: "El equipo que se clasificó para el Mundial del 94 fue extraordinario. No sé si es el mejor que yo he dirigido. No obstante, usted me está haciendo esta entrevista no porque yo entrenara al Valladolid o al Sevilla, sino porque llevé a Bolivia a un Mundial".

Seguramente sea cierto. Se vive bajo la cultura del éxito y solo quien gana es reconocido, escuchado o, por supuesto, recordado. Tal y como puntualiza Azkargorta, antes de partir hacia Sudamérica tuvo una trayectoria en España. Xabier dirigió al Espanyol, Valladolid, Tenerife y Sevilla durante sus ochos temporadas en la Liga. Cuando se marchó, algunos equipos aún le querían. Su decisión, sin embargo, fue un acto voluntario de una personalidad emprendedora. Para nada estuvo urgida por las circunstancias.

"Puede ser que yo sea un ilustre desconocido, pero entonces ustedes son unos ilustres ignorantes”, respondió Azkargorta a los periodistas bolivianos que le atacaron inicialmente. Este recelo era debido a que su llegada, en octubre de 1992, coincidió con el quinto centenario del descubrimiento de América. Por tanto, fue tomada como "la de un nuevo español que viene a conquistar y llevarse lo nuestro", según contó para 'Sector 321'. Una Bolivia que finalmente lo adoró.

placeholder Azkargorta con el micrófono en mano. (EFE/Martin Alipaz)
Azkargorta con el micrófono en mano. (EFE/Martin Alipaz)

Ganar a Brasil hablando de uno mismo

Azkargorta recuerda cómo fue la victoria ante Brasil, la misma que anunciaron en TVE: "Cuando llegué a Bolivia, en la primera entrevista me di cuenta de que todas las preguntas iban dirigidas hacia las actitudes de los jugadores fuera de la cancha. Entonces supe que el problema era de estilo de vida y de autoestima, que había que subírsela. Desde lo motivacional logramos que nuestro equipo jugara en cualquier escenario".

La clave fue creer en ellos mismos para vencer a Brasil. En la 'Canarinha' había estrellas mundiales como Bebeto, Mauro Silva o Raí. "El día del partido, empecé la charla y hablé solo cinco minutos sobre Brasil. Les comenté: en el arco pueden jugar Taffarel o Zetti, en el lateral derecho Jorginho o Cafú… y acabé diciéndoles que me daba igual quiénes jugaran porque todos eran igual de buenos".

Xabier acude a lo psicológico para explicar todo lo que construyó en Bolivia: "Ganamos a Brasil desde la confianza. Por eso, en un libro que escribí, el capítulo dedicado a aquel partido se titula 'Hablemos de nosotros'". Ahí dejó a un lado el razonamiento técnico, físico o táctico. Esto es algo que no extraña, dado que siempre fue un entrenador preocupado por el estudio del individuo. No en vano, uno de sus aforismos es el siguiente: "El futbolista es persona antes que jugador".

Un joven técnico a la vanguardia

Se trata de analizar al sujeto, y a la sociedad que pertenece, para comprender el fútbol que es capaz de ofrecer en cada caso. "Se juega como se vive. Los alemanes juegan hasta el último momento; los ingleses se sacan la mierda en la cancha y luego, con los dientes rotos, van juntos a un pub a tomarse una birra; los bolivianos jugamos también como vivimos: a lo que salga".

Lo cierto es que, no obstante, difícilmente se vence a Brasil, que ganó su cuarto Mundial meses después, y acto seguido a la Uruguay de Francescoli y Rubén Sosa —campeona de América en 1995— solo desde el autoestima. Más aún con un equipo boliviano y en construcción. Entonces se repasa la trayectoria profesional de Azkargorta y se entiende que también ofrece un profundo conocimiento del juego. Cuando a los 29 años se convirtió en el entrenador más joven de Primera División, el guipuzcoano ya iba a la vanguardia conceptual.

"Mi estilo de juego tuvo unos principios de posesión de balón y de no perseguir rivales. Desde que entrené al Espanyol, nunca renuncié a la defensa en zona. Es porque la persecución tiene el objetivo de abrir huecos y, una vez abiertos, aprovecharlos. Y la creación de espacios en el fútbol es uno de los aspectos más importantes". Concretamente, habla de un sistema de marcación zonal poco explotado en la España de la época. Y, sin embargo, aceptado mundialmente a partir de los 90 como la concepción defensiva más fiable.

placeholder Xabier Azkargorta. (EFE/Martín Alipaz)
Xabier Azkargorta. (EFE/Martín Alipaz)

El aprendizaje de los antagónicos

"Nosotros hicimos el primer derbi de la televisión catalana en Sarriá, ganándole al Barça de Menotti (diciembre de 1983) con un gol de Giménez en los minutos finales. Hicimos también un teatro y varias cosas con el Espanyol para ser pioneros. Si los hubieran hecho otros equipos, hubieran tenido mucho más eco". A sus 68 años, Azkargorta aún es el entrenador dialogante que nunca cerró puertas al aprendizaje, aunque la enseñanza proviniera de fuentes alejadas de sus ideas de juego.

Foto: El entrenador César Luis Menotti. (Getty/Ricardo Ceppi).

"Yo me identifico con el grupo de Lillo, Valdano o Menotti, pero no soy opositor de nadie. Por ejemplo, Javier Clemente tuvo unas ideas muy buenas que había que saber aprovechar. Yo siempre uso una frase que le oí a él, sobre cuál es la diferencia entre el pelotazo y el juego largo. Clemente dice que no es lo mismo, ya que la diferencia es que el delantero corra. Si el delantero corre es un pase largo. Si no, es que el defensor se quita el balón de encima. No hay más".

Azkargorta reflexiona acerca del eterno debate sobre la idoneidad de jugar de manera combinativa o, como los equipos de Clemente, desarrollar un juego directo para conseguir victorias. Sobre la construcción del juego, explica: "En los partidos de hoy en día parece que la normativa de FIFA obliga a salir jugando desde dentro del área con el arquero. Sin embargo, sacar en largo y pelear el segundo balón ha sido siempre una parte del fútbol que todos hemos usado, porque es muy importante. Maturana en el Valladolid usaba el juego largo y segundo balón. Una de las primeras expresiones que aprendí cuando entrené en Japón fue 'sekandobōru'. Además de que el segundo balón tiene menos desgaste físico. Actualmente es aún más importante porque se juegan muchísimos partidos. Ya no hay preparadores físicos, sino recuperadores".

placeholder Azkargorta. (EFE/Raúl Caro)
Azkargorta. (EFE/Raúl Caro)

El buen juego

Xabier acude a conceptos clásicos del juego para hablar del fútbol presente. Por eso resulta casi obligatorio preguntarle por el buen juego. ¿Qué es jugar bien? "No se sabe exactamente. Durante mucho tiempo se confundió jugar bien con jugar en corto, pero tampoco es esto. El ejemplo perfecto fue el Atlético de Madrid dirigido por Luis Aragonés, que jugó en largo y al contragolpe durante años. Y ganó mucho. El jugar bien puede sonar mejor o peor dependiendo cómo hables".

Tampoco se olvida de los números en su argumento. "Hay un factor a considerar en cuanto a jugar bien: las estadísticas. Quién tiene más el balón, quién crea más ocasiones de gol... Míster Chip estaría de acuerdo con esto. Pero tampoco significa que siempre gane el que tenga mejores estadísticas. O algunos dirán que jugar bien es meter más goles que el rival, y ganar. Pero no tiene por qué ser así. Solo hay algo que está clarísimo: para ganar más es bueno jugar bien. Al final, yo soy de los que pienso que, para jugar bien, lo mejor es lo que me dijo el entrenador del Liverpool en los ochenta, Bob Paisley: 'Corran mucho y denle el balón a uno de rojo'".

placeholder Leo Messi. (Reuters/Christian Hartmann)
Leo Messi. (Reuters/Christian Hartmann)

Que el fútbol cambió se demuestra con Messi y Pelé

No debe ser discutible que el juego mantiene intacta su esencia. No obstante, desde los tiempos de Azkargorta hasta la actualidad, determinadas características del fútbol variaron a consecuencia de cambios físicos, normativos y sociales. Sobre los primeros, el vasco explica: "En 1996, en un teatro de Buenos Aires lleno de técnicos, yo hablé de dos conceptos que nunca han cambiado en el fútbol: el número de jugadores inicialmente sobre el terreno de juego y las medidas de la cancha de fútbol once. Esto no varió, pero la diferencia es que antes se jugaba en calles no asfaltadas y a velocidad lenta y ahora se juega en buenas vías y con Ferraris a altas velocidades".

Azkargorta compara a tres de los grandes jugadores de todos los tiempos para completar esta metáfora automovilística: "Cuando me preguntan, por ejemplo, que compare a Maradona con Pelé, siempre contesto que Maradona tuvo que hacer las cosas al doble de velocidad que Pelé. Y Messi aún más, porque agarra un balón y en seguida está rodeado de seis rivales, mientras que Pelé tenía alrededor máximo a dos contrarios".

placeholder El árbitro amonesta a Jaume Costa. (EFE/Cati Cladera)
El árbitro amonesta a Jaume Costa. (EFE/Cati Cladera)

La importancia del reglamento

La normativa vigente es un asunto capital en cualquier deporte. El actual VAR otrora fue la propia norma del fuera de juego. En su memoria, Akargorta también almacena variaciones reglamentarias que influyeron sobremanera en su época gloriosa en los banquillos. "El fútbol cambió mucho desde la reglamentación del fuera de juego posicional. Yo he conocido partidos en Atoxa donde, cuando ganaba uno a cero, el Real Madrid mandaba a Fleitas a la altura del córner para que el árbitro pitase fuera de juego y se acabase el partido. Se quitó el fuera de juego posicional y esto conllevó variaciones referentes a la gestión de los espacios".

El vasco opina que sufrió directamente alguna injusticia normativa contra los equipos débiles, como le ocurría a su equipo boliviano. "El fútbol también cambió por la puntuación. El de Estados Unidos fue el Mundial donde se pasó de dos a tres puntos por victoria, con la excusa de que favorecía al fútbol ofensivo. Yo protesté porque en realidad favorecía a los grandes. Porque en un Brasil contra Bolivia lo normal es que de cien partidos gane Brasil muchos más, y el empate que puedes pelear contra ellos te dan un 33% fracción periódica en lugar de un 50".

placeholder Azkargorta y Del Bosque se saludan. (EFE/José Manuel Vidal)
Azkargorta y Del Bosque se saludan. (EFE/José Manuel Vidal)

El fútbol cambia tanto como la sociedad

Para explicar cómo han afectado los cambios sociales al fútbol, Azkargorta rescata anécdotas con personalidades que conoció a lo largo de su carrera. "La referencia como entrenador fue Javier Espósito, que dirigía en las inferiores de la Real Sociedad donde jugué, y al Sanse. Lo estimaba mucho por sus principios. Era muy recto. Por ejemplo, no nos dejaba llevar bigote o pelo largo. Pasados los años, yo le pregunté: '¿Por qué esto?' Y Me dijo: 'Xabier, cuando el futbolistas llegue al primer equipo que se deje lo que quiera, pero mientras tiene que hacer lo que yo le mande'. La enseñanza era que el jugador joven se centrase en lo importante".

La segunda tiene que ver con su etapa en el Madrid: "Cuando después trabajé en el Real Madrid, se tenían que cerrar las puertas de los vestuarios a los representantes de futbolistas de doce años. Fíjese la diferencia con mis tiempos de futbolista. Y Johan Cruyff, que era muy amigo mío, me decía: 'Javier, antes los entrenadores mandábamos, ahora negociamos".

placeholder Johan Cruyff, en una imagen de archivo. (EFE/Koen Van Weel)
Johan Cruyff, en una imagen de archivo. (EFE/Koen Van Weel)

Reflexiones con Di Stéfano

Valdano, Butragueño y Florentino Pérez permitieron que Azkargorta se convirtiese en director de las escuelas deportivas internacionales del Real Madrid. Desde ese cargo habló varias veces con Di Stéfano, entonces presidente honorífico del club, sobre las particularidades del fútbol contemporáneo. "En esa etapa solía tener conversaciones con Alfredo Di Stéfano. Me llamaba y me decía: 'Oye, vasco, ¿sabés cuándo cambió el fútbol? Desde el momento que entró un secador de pelo en un vestuario'. Para mí no era así, sino que cambió cuando los periodistas, a través de la FIFA, pidieron que en un Mundial los jugadores llevaran escrito su nombre propio en la camiseta. Porque antes jugábamos para llevar el cinco, el ocho o el diez, es decir, los dorsales de la alineación titular", asevera.

La importancia de 'Fiebre Maldini'

Si algo influyó en la apreciación del fútbol, sobre todo para el espectador, fue 'Fiebre Maldini'. Un programa del que Azkargorta formó parte, junto a otros especialistas como Julio Maldonado o Gaby Ruiz. Desde 2006, cuando el espacio empezó a emitirse, el fanatismo salió por la ventana. "En 'Fiebre Maldini' no había maldad. Solo hablábamos de jugadores, de posibilidades... No hacíamos sangre. Era un programa súper. De verdad, súper”, sentencia Azkargorta.

Los informativos de TVE anunciaron un acontecimiento deportivo para la historia el 25 de julio de 1993. La noticia es lejana, pero se dio de manera inmediata: "Bolivia, cuyo entrenador era el español Xabier Azkargorta, acaba de lograr un éxito histórico al vencer a Brasil 2-0 en un partido clasificatorio para el Mundial de Estados Unidos". Se trataba de la única derrota brasileña en una fase de clasificación para el Mundial hasta esa fecha, con un español entre sus protagonistas.

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