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El efecto Xavi se desinfla y la mediocridad del Barça ya recuerda a la vivida con Koeman
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Falta dinamita y desborde

El efecto Xavi se desinfla y la mediocridad del Barça ya recuerda a la vivida con Koeman

El equipo se atasca en ataque y sufre en defensa. Xavi quiere ver brotes verdes, pero el Barça está muy lejos de su mejor versión. Los resultados son más positivos que el juego

Foto: Xavi Hernández, durante una rueda de prensa con el Barça. (EFE/Alejandro García)
Xavi Hernández, durante una rueda de prensa con el Barça. (EFE/Alejandro García)

Cuando Xavi Hernández llegó al Barça en la jornada 14 (6 de noviembre), el equipo azulgrana era séptimo en la clasificación. Dos meses después, el Barça de Xavi Hernández es quinto y está a un punto de los puestos de Champions League que marca el Atlético de Madrid, aunque ya ha perdido los dos títulos que tenía en juego (Supercopa y Copa del Rey) tras ser apabullado en la Champions por el Bayern de Múnich. Los resultados no son para tirar cohetes (solo seis victorias en 14 partidos), pero están sosteniendo un juego que, lejos de convencer, recuerda por momentos a aquel equipo de Ronald Koeman frágil en las dos áreas, atascado y plano en ataque y sin capacidad para dominar los partidos a través del centro del campo. El efecto Xavi se está basando en ganar como se pueda, sin importar el cómo.

Foto: Ansu Fati se duele tras volver a caer lesionado. (Reuters/Valentyn Ogirenko)

"Más que el sistema de juego, es la idea, el modelo, ir a apretar alto, a no especular, a crear más ocasiones que el rival. Sé que llego en un momento complicado. Sé que no pasamos por el mejor momento de la historia. Sé que la papeleta no es fácil. El Barça es el club más difícil del mundo porque hay que jugar bien y ganar, no vale con ganar 1-0", explicó el técnico catalán en su presentación oficial en el Camp Nou. Dos meses después, podemos decir que, impacto emocional a un lado, Xavi no ha conseguido cambiar el rumbo del equipo. El Barça tiene una mejor salida de balón y ha recuperado conceptos como la amplitud de los extremos, la construcción del juego mediante los centrales o la aplicación del tercer hombre, pero la mediocridad en las dos áreas sigue siendo la misma.

Por supuesto, no es culpa del entrenador que Luuk de Jong sea el '9' azulgrana y Ez Abde el extremo titular del Barça. Tampoco que Ansu Fati haya recaído de su lesión o que, al no estar dispuesto a renovar, Ousmane Dembélé haya dejado de contar para la presente temporada. Esto es consecuencia de la herencia deportiva y económica recibida y solo se puede resolver a través del mercado. Sí que lo es, por ejemplo, ganar de chiripa e 'in extremis' al penúltimo clasificado de LaLiga, el Deportivo Alavés de Mendilibar, en el minuto 87 gracias a una jugada aislada. O disparar únicamente cuatro veces a portería a pesar de completar 597 pases.

placeholder El Barça sigue lejos de encontrar su mejor versión. (EFE/Miguel Ángel Molina)
El Barça sigue lejos de encontrar su mejor versión. (EFE/Miguel Ángel Molina)

"El triunfo implica ganar confianza y seguir creyendo en lo que hacemos. Nos cuesta ganar porque generamos pocas ocasiones. El juego no ha sido brillante. Hay que hacer autocrítica. Hemos dominado y tenido la posesión, pero nos cuesta generar unos contra unos, nos cuesta saber cuándo hay que tener paciencia... pero estamos en la lucha por los primeros puestos. Nos llevamos una victoria importantísima y hemos sabido sufrir. Son tres puntos espectaculares". Edulcorado el discurso y sin una autocrítica profunda a pesar de haber mencionado la palabra, el Barça firmó un partido rácano y frustrante. Además de aburrido y apático. Lejos de querer reivindicarse tras las dolorosas derrotas vividas contra el Real Madrid y el Athletic Club.

La falta de gol y de desborde es dramática

Al Barça le falta calidad individual en dosis industriales, pero sorprende la poca agresividad y ambición ofensiva de sus futbolistas. También cómo le cuesta al centro del campo hacerse con los partidos e imponer su ritmo, además de ser un bloque sólido y compenetrado cuando pierde la pelota. Por eso, es habitual ver al Barça sufrir al contragolpe y no realizar una buena presión pospérdida, un aspecto crucial en la idea del técnico catalán. De ahí que Sergio Busquets quede señalado por su propia afición. Sin el contexto adecuado, el cerebro del Barça está en graves problemas.

placeholder Busquets está siendo señalado por una parte de la afición culé. (Reuters/Vincent West)
Busquets está siendo señalado por una parte de la afición culé. (Reuters/Vincent West)

"Tenemos que ser un bloque todos. Que todo el mundo se sienta cómodo tanto en defensa como en ataque. Que sepan qué hay que hacer tanto en ataque como en defensa", contaba el técnico en su presentación. Desafortunadamente, las carencias de este equipo en los últimos metros son múltiples y existe una falta preocupante de desborde y de dinamita goleadora. Así como de recursos de su entrenador. Los graves fallos defensivos, los errores en el pase y la poca concentración defensiva impiden la progresión de un equipo que no ha enlazado tres victorias consecutivas.

La posesión intrascendente ha vuelto a un Barça que acumula pases horizontales y de seguridad sin que sus centrocampistas y jugadores estén bien perfilados para hacer daño en campo contrario. Arriba falta movilidad, profundidad, descaro y talento. Una situación que provocó que el equipo azulgrana acabase bombardeando el área del Deportivo Alavés. La clarividencia en los metros finales brilla por su ausencia -así como el gol- y la alegría ofensiva. "Hemos de jugar mejor, interpretar mejor el modelo. Los jugadores también están en un estado de confianza bajo", comentaba Xavi al finalizar el encuentro. De momento, el manido ADN Barça no está dando sus frutos.

Foto: Joan Laporta, en septiembre en el Camp Nou. (Getty)

A 15 puntos del líder de LaLiga, el Real Madrid de Carlo Ancelotti, el objetivo real del Barça es entrar en la Champions League 2022-23 y evitar lo que sería un varapalo crítico para la economía, el prestigio y la planificación del club para la próxima temporada. La buena noticia para Xavi es que ahora afrontará dos semanas limpias de partidos gracias a los compromisos de selecciones sudamericanas, lo que comportará que pueda trabajar con prácticamente toda la plantilla sin la presión de la competición. Los próximos compromisos serán ante Atlético de Madrid, Espanyol y Valencia en Liga, y ante Nápoles en la Europa League. Será un mes para decidir dónde estará el Barça al final de la temporada.

Cuando Xavi Hernández llegó al Barça en la jornada 14 (6 de noviembre), el equipo azulgrana era séptimo en la clasificación. Dos meses después, el Barça de Xavi Hernández es quinto y está a un punto de los puestos de Champions League que marca el Atlético de Madrid, aunque ya ha perdido los dos títulos que tenía en juego (Supercopa y Copa del Rey) tras ser apabullado en la Champions por el Bayern de Múnich. Los resultados no son para tirar cohetes (solo seis victorias en 14 partidos), pero están sosteniendo un juego que, lejos de convencer, recuerda por momentos a aquel equipo de Ronald Koeman frágil en las dos áreas, atascado y plano en ataque y sin capacidad para dominar los partidos a través del centro del campo. El efecto Xavi se está basando en ganar como se pueda, sin importar el cómo.

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