Los arquitectos españoles que pasaron del 'camellódromo' a hacer el primer estadio desmontable del mundo

A falta de poco menos de un año para que tenga lugar la disputa del Mundial de Qatar 2022, empiezan a tocar a su fin los últimos preparativos del país árabe para albergar uno de los mayores acontecimientos deportivos del mundo. Serán ocho los estadios que alberguen el campeonato y, hace escasos días, los organizadores anunciaban que acaban de finalizar las obras del séptimo recinto, con una particularidad muy especial: se trata del primer estadio desmontable del mundo.

Originalmente llamado Ras Abu Aboud Stadium, este recinto ubicado en Doha ha pasado a llamarse 974 Stadium. ¿El motivo? El número total de contenedores de carga con el que se ha construido. La gran peculiaridad de este feudo, con capacidad para 40.000 espectadores y en el que se jugarán ocho partidos, no es solo que está hecho con materiales reciclables y sostenibles, sino que es modular. Dicho de otra manera: como si de un Lego se tratara, está ensamblado de manera temporal.

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El Confidencial

Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los países con menor tradición futbolística cuando se les concede un Mundial es el futuro de sus instalaciones. En muchas ocasiones -se puede ver claramente en Sudáfrica-, se levantan estadios de gran envergadura en ciudades donde el fútbol es residual y, en cuestión de años, se convierten en grandes ruinas arquitectónicas: edificios sin uso, que fueron muy caros, que se desmoronan por falta de mantenimiento y de actividad.

Por esa razón, Qatar ha querido ir un paso más lejos, levantando el primer estadio desmontable del mundo. La construcción modular del 974 Stadium -cuyo número también coincide con el prefijo internacional de llamadas al país- permite que, una vez acabado el Mundial, la instalación se desmonte y cada una de las partes puedan ser destinadas a otras construcciones. Pero, ¿saben quién ha llevado a cabo esta increíble obra de ingeniería? El estudio de arquitectura español Fenwick Iribarren.

Fenwick Iribarren no es un desconocido en Qatar. De hecho, puede presumir de contar con uno de los proyectos más increíbles y originales del planeta, cuyo planteamiento técnico y teórico sirvió para otorgarles la construcción del estadio del Mundial. Ni más ni menos que un 'camellódromo', una especie de hipódromo pensado para las carreras de camellos que cuenta con la última tecnología... y que, en un futuro, podría ser aplicable a los estadios de fútbol.

La idea es construir una especie de 'ciudad del camello': contará con un circuito de 25 kilómetros en pista cubierta, el trazado tiene un sistema de aire acondicionado para refrigerar a los animales y, además, se levantarán hospitales o grúas para los animales. De igual manera, se creará una grada VIP que consiste en un módulo que se mueve a 35 kilómetros por hora para poder seguir literalmente a los camellos durante la carrera. Alojamientos y ocio para aficionados completan la construcción.

Finalmente, el Mundial se jugará en noviembre de 2022, pero Fenwick incluso llegó a diseñar un sistema de refrigeración, tanto para las gradas como para las ciudades: "A través de unos 'flaps', hemos conseguido manejar la velocidad del viento y, con ello, regular el aire caliente que entra en el estadio. A partir de ahí, hemos diseñado un sistema de aire frío para que los jugadores estén en el campo a 26 grados, y en la grada, a un grado más. Incluso se prepararon sistemas para enfriar la calle".

Un estudio español ha pasado de diseñar construcciones más cercanas a la ciencia ficción a llevar a cabo uno de los estadios más modernos del mundo. Y todo ello en Doha, donde en menos de un año todas las miradas del mundo del fútbol estarán puestas. "Para un arquitecto, Doha es un oasis. El verdadero desierto está en España", explicaba Fenwick hace solo unos años. Y tenía toda la razón del mundo: el primer estadio desmontable del mundo es obra de un español.