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Raúl Ruiz: "Di Stéfano preguntó por Mágico, que apareció más tarde y se fue a dormir"
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Exjugador de fútbol y comentarista

Raúl Ruiz: "Di Stéfano preguntó por Mágico, que apareció más tarde y se fue a dormir"

Su vida siempre ha estado ligada al fútbol, salvo un año en el que hizo teatro. Primero como futbolista y luego como reportero tras encandilar a Michael Robinson

Foto: Raúl Ruiz, en una imagen de archivo. (Cedida)
Raúl Ruiz, en una imagen de archivo. (Cedida)

La vida de Raúl Ruiz (Logroño, 1962) era desconocida para casi todos en 1995. Jugaba en el Numancia, que militaba en Segunda B y dio la sorpresa en la Copa. Tras eliminar a tres equipos de Primera —Racing, Real Sociedad y Sporting-— fueron emparejados en cuartos con el Barcelona. Fue ahí cuando cambió su vida. En un reportaje que grabó para Canal+ sobre la concentración de su equipo antes de visitar el Camp Nou, Michael Robinson vio su desparpajo y fue claro: "Coño, ¡cómo cuenta las cosas este tío! Quiero fichar a este pavo". Por eso desde 1996 cuenta historias en la tele. Pero esto es el final y ya habrá tiempo de regresar.

El barrio Yagüe de Logroño fue el lugar en el que Raúl dio sus primeras patadas a la pelota. Aunque como profesional jugó de delantero, con sus amigos le gustaba ocupar la portería: "Tuve claro desde niño que quería ser futbolista. Al principio, quería ser portero porque me gustaba tirarme. De hecho, mi madre me hizo un jersey con la típica uve en el pecho que llevaban los porteros. Sin embargo, según fui creciendo, vi que no tenía futuro en esa posición por mi altura", cuenta Raúl Ruiz en conversación con El Confidencial.

Los tiempos de antes no son los de ahora. No había consolas. Ni YouTube. Ni Twitch. Ya lo dijo Maradona: "La pelota es el juguete más lindo". La única distracción era jugar con los amigos en la calle y la aspiración, llegar al equipo del barrio. "Y si tenías suerte, llegar al equipo de la ciudad. En mi caso, el Logroñés. La calle te da la viveza, la picardía, la improvisación…".

placeholder Cruyff era el entrenador del Barça que se enfrentó al Numancia. (EFE)
Cruyff era el entrenador del Barça que se enfrentó al Numancia. (EFE)

El equipo del barrio se dio cuenta rápidamente de su calidad. Y tuvieron claro que tenía que formar parte de él, incluso si para ello tuvieran que hacer alguna trampa. "Empecé a jugar con ficha falsa porque no tenía la edad. El único problema que había, para que te tramitaran la ficha, es que necesitabas un certificado médico donde venían todos los datos. Eso lo falsearon".

El ingenio y la picardía de la época lo llevaron al equipo. Allí estuvo hasta la etapa cadete, cuando dejó el fútbol por el teatro en el único año que no ha jugado. "Al barrio llegó un actor, Celso Bugallo. Le encantaba el fútbol y empezó a jugar en el Yagüe. Había una asociación y convenció a los chavales para hacer teatro. La obra era 'El retablo de flautista de Hamelín' y les faltaba el flautista, que quería que lo interpretara alguien más pequeño. Los protagonistas tenían 18 o 19 años y yo 14. Nos puso a varios en una pared y empezamos a interpretar. Me eligió, me gustó el teatro y estuve así un año. Con esa obra, ganamos competiciones de certámenes en España y la estrenamos en el Corral de Comedias de Almagro. A mí me dieron una beca para estudiar Arte Dramático en Madrid, pero la rechacé cuando me pegué de nuevo a la pelota".

El referente de Raúl era Mario Kempes, que militaba en el Valencia y había sido campeón del mundo con Argentina en 1978. "Parecía que iba a perder la pelota constantemente, pero se la llevaba todo el rato. Además, tenía un disparo fantástico y aguantaba bien el balón. Juanito y Simonsen también me encantaban. Haaland, aunque es otro estilo, me recuerda a él".

placeholder Mario Kempes era el referente de Raúl Ruiz. (EFE)
Mario Kempes era el referente de Raúl Ruiz. (EFE)

Su carrera tomó forma hasta que en 1987 alcanzó el sueño de cualquier niño: jugar en Primera. Aunque fue el capitán del Logroñés, solo jugó siete partidos y se marchó el año siguiente. Aquella fue su única temporada en la élite y dejó un dato que aún recuerda: "Aparecí en 'Marca' como el fichaje más barato y Schuster como el más caro. Por lo menos mi foto está asociada a la suya".

Aquella temporada en Primera se enfrentó a estrellas como Schuster y Mágico González, al que tuvo en un partido como compañero. "La AFE elegía a dos jugadores de cada equipo para jugar un encuentro en La Rosaleda contra la Sampdoria. Yo fui uno de ellos y del Cádiz vinieron Linares y Mágico. Cuando estábamos comiendo, la silla del Mago estaba vacía. Llegó Di Stéfano y le preguntó a Linares dónde estaba. No lo sabía porque había quedado con él en Cádiz y no había aparecido. Llegó cuando estábamos terminando de comer con unos zapatos blancos de rejilla que se los había cambiado al dueño de un restaurante. No comió, se subió dos Coca-Cola y se fue a dormir. A Hugo Sánchez le pedían autógrafos los camareros y él llevaba un taco de fotos guardado en su pantalón".

Al Logroñés llegaron estrellas como Óscar Ruggeri, campeón del mundo con Argentina en 1986, y el uruguayo Antonio Alzamendi. Raúl se marchó, pero no a un Primera ni a un Segunda; a un Segunda B, el Gandía. "Ese fue un error mío, aunque no me arrepiento de la decisión que tomé. Es cierto que podía haber acabado en un Segunda porque tuve contactos con el Salamanca. Sin embargo, allí me ofrecieron mucho dinero, donde más he cobrado en mi vida porque nos daban mucho en negro. Ficharon a seis o siete jugadores que veníamos de Primera".

placeholder Ruggeri fue una de las estrellas que llegó al Logroñés. (EFE)
Ruggeri fue una de las estrellas que llegó al Logroñés. (EFE)

La siguiente parada en su carrera fue también en el Mediterráneo, en Benidorm. En aquella época, ya rascaban el cielo los edificios. Allí vivió tranquilo dos años. "No había afición ni presión alguna. El primer año, hicimos la pretemporada en Bélgica con camisetas que patrocinaban la ciudad. Fue donde mejor estuve porque es el único sitio en el que me pagaron antes de que venciera el mes. Además, el club tenía muchos detalles: organizaban una cena con nuestras mujeres, les hacían regalos…".

Quedarse sin cobrar fue algo que se repitió en su carrera, aunque Raúl prefiere quedarse con lo bueno: "En Palencia estuvimos un año entero, pero aprendí mucho de compañerismo". Ruiz encadenó numerosos malabarismos para pagar el alquiler.

Uno de esos malabarismos lo hizo en Girona, de donde estaba decidido a marcharse. Sin embargo, un directivo lo convenció. "Él me dejó un piso suyo y me pareció bien porque así no tenía gastos. A cambio, me pidió un favor: que le rellenara quinielas todas las semanas. Me pareció un trato cojonudo hasta que pasé por su oficina para recoger las primeras que tuve que hacer; eran 3.700 a la semana. Además, eran de cuatro columnas. Me las llevaba a todos lados y las iba haciendo. Se dejaba alrededor de 300.000 pesetas (1.800 euros) a la semana".

placeholder Michael Robinson, junto a Donato y Raúl Ruiz. (El Confidencial)
Michael Robinson, junto a Donato y Raúl Ruiz. (El Confidencial)

Los últimos coletazos del fútbol los dio en Soria, donde nunca se imaginó lo ocurrido en esa Copa del Rey. Tuvieron contra las cuerdas al Barça de Cruyff, pero luego tuvieron que volver a la realidad, la Segunda B. "Teníamos claro cuál era nuestro día a día. Eso fue un sueño muy bonito".

Los vídeos grabados le gustaron a Michael Robinson, que utilizó al periodista riojano Chus del Río como lechuza: "El inglés quiere ficharte", le dijeron a Raúl. Aquellos fueron momentos de duda porque Ruiz no sabía si seguir como jugador o hacerse reportero. "Yo no había estudiado nada ni sabía utilizar una cámara, por eso dudé". El inglés, en cambio, fue tajante: "Tú ya has hecho todo en el fútbol".

placeholder Michael Robinson le cambió la vida. (EFE)
Michael Robinson le cambió la vida. (EFE)

El programa que seguía como espectador, 'El Día Después', le encomendó hacer una pieza semanal, que ellos decidirían si emitían o no en el programa. "Tuve miedo porque me di de alta como autónomo. Me pagaban 50.000 pesetas (300 euros) si se emitían la historia que yo había grabado. Suponiendo que se emitieran todas, eran 200.000 pesetas menos la cuota de autónomo. Con ese dinero no podía vivir en Madrid y seguí viviendo en Logroño. Venía los domingos para montar la pieza y regresaba".

Así es la vida de Raúl desde hace 20 años: viajes y más viajes. A los que tenía que hacer para contar sus historias, se le sumaban, hasta esta temporada, los de los partidos de Segunda que retransmitía. Al final pudo venirse a Madrid, donde reside ahora, y mantuvo una amistad con Robinson que no olvidará jamás. "No tenía ni idea de a qué me hubiera dedicado tras retirarme. A Michael se lo debo todo porque vio algo en mí que yo no hubiera imaginado".

La vida de Raúl Ruiz (Logroño, 1962) era desconocida para casi todos en 1995. Jugaba en el Numancia, que militaba en Segunda B y dio la sorpresa en la Copa. Tras eliminar a tres equipos de Primera —Racing, Real Sociedad y Sporting-— fueron emparejados en cuartos con el Barcelona. Fue ahí cuando cambió su vida. En un reportaje que grabó para Canal+ sobre la concentración de su equipo antes de visitar el Camp Nou, Michael Robinson vio su desparpajo y fue claro: "Coño, ¡cómo cuenta las cosas este tío! Quiero fichar a este pavo". Por eso desde 1996 cuenta historias en la tele. Pero esto es el final y ya habrá tiempo de regresar.

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