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Tres mariachis y una venganza personal: el Athletic veta la renovación de un abonado
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El peor día del presidente

Tres mariachis y una venganza personal: el Athletic veta la renovación de un abonado

La junta directiva de Aitor Elizegi niega el acceso al aficionado que organizó una protesta con mariachis frente a la sede social del club. Este le acusa de 'egocéntrico' y de censurarle

Foto: Aitor Elizegi, durante su candidatura a presidente del Athletic Club. (EFE)
Aitor Elizegi, durante su candidatura a presidente del Athletic Club. (EFE)

11 de noviembre de 2020. Tres personas vestidas de manera llamativa y cargadas con diversos instrumentos aparecen en el Palacio de Ibagane, la sede social del Athletic Club, en el mismísimo centro de Bilbao y a escasos metros del Museo Guggenheim. Frente al estupor de los que allí se encuentran, los recién llegados entonan el archiconocido 'Canta y no llores' del mariachi Pablo Olmedo. La acción, catalogada por algunos medios como 'El Correo' de 'escrache', es el resultado final de una iniciativa convocada por los propios aficionados rojiblancos a través de las redes sociales con el objetivo de protestar ante la directiva encabezada por el presidente del club bilbaíno, Aitor Elizegi. La imagen corre como la pólvora por las redes sociales, aterriza en los medios de comunicación deportivos y genera una gran controversia entre la masa social del equipo.

En pleno 'boom' de las restricciones adoptadas por el Gobierno de Urkullu, el conjunto vasco vive una crisis deportiva (decimocuarto, a tres puntos del descenso con un partido menos) e institucional (más tarde, en diciembre, los socios compromisarios tumbarán las cuentas del anterior ejercicio económico y del presupuesto de ese curso). Elizegi, escogido en diciembre de 2018 como presidente por tan solo 85 votos de diferencia en unas elecciones en las que únicamente participó el 46% del censo, se encuentra en un momento delicado.

Algo que no esconde en una rueda de prensa posterior a la Asamblea General donde se muestra muy compungido. "El día más triste como presidente fue, con diferencia, aquella broma de mal gusto con los mariachis. Ahí no estaban poniendo en duda mi gestión, estaban poniendo en duda al club, al Athletic, a una de las instituciones que yo más quiero y respeto", declara.

placeholder Aitor Elizegi, durante la Asamblea General Ordinaria de Socios Compromisarios. (EFE)
Aitor Elizegi, durante la Asamblea General Ordinaria de Socios Compromisarios. (EFE)

Los problemas, sin embargo, traspasan la parcela puramente deportiva y también enturbian la relación entre jugadores, junta directiva y comisión deportiva, estos últimos encargados de la aprobación de los fichajes. El que un día fuese el Rey León de San Mamés, Fernando Llorente, amaga con regresar a la entidad bilbaína apoyado en el beneplácito de un vestuario y de un cuerpo técnico que pide a gritos un delantero centro ante la inminente amenaza de despido. A pesar de la delicada situación del equipo, la comisión deportiva desestima el regreso de Llorente como agente libre y se desata una fractura entre las diversas partes. Mientras, desde el club niegan la mayor. "El Athletic habla con el jugador, pero no inicia una conversación, no sé quién activa la operación Llorente", explica un confundido Elizegi en rueda de prensa.

Un castigo a dedo

Once meses después, la junta directiva se ha cobrado su particular venganza personal con uno de los organizadores de aquel evento, Jonan Alart, al prohibirle renovar su 'Gazte Abonoa', el carnet para los jóvenes 'athleticzales', y ser abonado de la presente temporada. El Confidencial habla con él para entender el origen de aquella protesta y cómo se enteró de la fría y contundente respuesta del club de sus amores. "En aquel momento, el club respiraba conformismo. Se enviaba el mensaje de que Gaizka Garitano, el técnico por entonces, tenía suficiente con competir en Primera División, que jugar con jóvenes era un peaje y que, básicamente, esto era lo que había", cuenta el afectado.

"Vimos que la gestión era un auténtico desastre y decidimos que debíamos hacer algo para mostrar nuestra disconformidad. No nos podíamos reunir en la calle más de 10 personas en aquel momento, así que vimos en la idea de los mariachis una forma de protesta pacífica y con cierto sentido del humor. Puedes estar más o menos de acuerdo, pero nuestra intención era criticar a los responsables de esa gestión", confiesa Alart. En tres horas, la recolecta alcanzó los 500 euros y los jocosos mariachis cumplieron su misión al provocar el enfado en la directiva.

"Tiene un problema de egocentrismo y se ve a sí mismo como el símbolo del club. Es inadmisible que te atribuyas la imagen del Athletic de Bilbao"

"Puedes estar más o menos a favor, pero la intención no era mancillar la imagen del club, sino hacer ver a la gente que quienes nos dirigen tienen el mismo rigor que una banda de mariachis. Durante el 'crowfunding' contribuyeron exjugadores del Athletic y hasta gente cercana a directivas anteriores, pero solo han castigado a la cabeza visible, que soy yo", detalla el ideólogo. Alart cuenta cómo, en su intento de renovar su abono, el club se lo negó sin ningún tipo de explicación detallada. "Cuando fui a renovar vía web, no me dejó el sistema. Así que llamé a la oficina del club para preguntar y me dijeron que no me sabían responder el porqué. A las pocas horas, me llamó el encargado y me dijo básicamente que el club había vetado mi DNI".

placeholder La página web no permite continuar con la renovación a Jonan Alart.
La página web no permite continuar con la renovación a Jonan Alart.

No era un error en cadena, sino una decisión de la junta directiva que utiliza al club para saldar cuentas personales, según los motivos que le transmitieron a Alart. "Me dijeron que era por dañar la imagen del club. Les pregunté qué daños había causado y si podía arreglarlos y me comentaron que yo ya tenía la respuesta. No me dieron ninguna solución, solo que me pusiera en contacto con el club por el correo que existe", narra el aficionado rojiblanco. Los estatutos del club no recogen cómo se debe proceder en este tipo de situaciones, pero tampoco que esté legitimado tomar una decisión a discreción.

¿Se han vulnerado los derechos de este abonado por parte de una junta que se cree con la potestad suficiente como para elegir a dedo quién sí y quién no puede renovar? Alart cree que sí. Así como decenas de aficionados rojiblancos que han criticado duramente a la junta directiva y han lanzado mensajes de ánimo al hincha. "Han atentado contra la libertad de expresión y la protección de datos. Han realizado monitoreos en las redes sociales. No considero que esto sea legal y ético. De hecho, creo que incumplen todos los valores de un club muy especial que además no es una SAD", denuncia.

El joven ya ha contactado con varias agrupaciones de socios compromisarios para que hablen con el abogado y el representante de atención al socio. "Pienso que Elizegi se cree que es la viva imagen del club a pesar de ganar las elecciones por un margen muy pequeño de votos. El presidente tiene un problema de egocentrismo y se ve a sí mismo como el símbolo del club. Es inadmisible que te atribuyas la imagen y simbología del Athletic de Bilbao", ruge Alart. Desde el club no han querido pronunciarse públicamente, pero el debate sobre si los directivos confunden representación con propiedad de la entidad ya está abierto.

11 de noviembre de 2020. Tres personas vestidas de manera llamativa y cargadas con diversos instrumentos aparecen en el Palacio de Ibagane, la sede social del Athletic Club, en el mismísimo centro de Bilbao y a escasos metros del Museo Guggenheim. Frente al estupor de los que allí se encuentran, los recién llegados entonan el archiconocido 'Canta y no llores' del mariachi Pablo Olmedo. La acción, catalogada por algunos medios como 'El Correo' de 'escrache', es el resultado final de una iniciativa convocada por los propios aficionados rojiblancos a través de las redes sociales con el objetivo de protestar ante la directiva encabezada por el presidente del club bilbaíno, Aitor Elizegi. La imagen corre como la pólvora por las redes sociales, aterriza en los medios de comunicación deportivos y genera una gran controversia entre la masa social del equipo.

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