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El Barça se empacha de pelota con un 70% de posesión, pero se olvida de lo más importante
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El desparrame defensivo

El Barça se empacha de pelota con un 70% de posesión, pero se olvida de lo más importante

El conjunto de Ronald Koeman solo ha dejado su portería a cero en dos de los nueve encuentros que ha disputado. Sin puntería ni contundencia en el área, el equipo colapsa

Foto: Piqué se lamenta durante el partido. (EFE)
Piqué se lamenta durante el partido. (EFE)

"Nos llegan dos veces arriba con dos jugadas idénticas de Thomas Lemar y nos meten goles con muy poco. Podíamos estar tres horas jugando que no metíamos ni un gol. Está muy complicado el tema". En las palabras de Gerard Piqué al finalizar el Atlético de Madrid-Barça está toda la verdad sobre un equipo tristón, justo de talento y cuyo máximo responsable en el banquillo, Ronald Koeman, es incapaz de dotar a los suyos de las herramientas necesarias para tapar sus carencias y potenciar sus pocas virtudes. En un encuentro donde el central y Sergio Busquets empezaron discutiendo sobre quién tenía que marcar a quién, el Atlético de Madrid terminó sacando todos los colores a los azulgranas. Flojos en las áreas y vulnerables sin la pelota, al Atleti le bastó con ir a medio gas y no hacer sangre para salir victorioso.

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Pudo ser peor, mucho peor. Especialmente si, con el 2-0, Antoine Griezmann hubiese tenido la mínima mala baba que se gastó Luis Suárez con un gol (y posterior celebración) dirigida a Ronald Koeman. Porque la contundencia de los rojiblancos en ambas áreas fue tan notoria como la fragilidad del Barça en lo más importante de este bendito deporte: los goles y las áreas. La diferencia entre ambos fue palmaria. Al Atleti le bastó con fogonazos verticales para abrasar la previsibilidad y monotonía culé. Algo que ya viene siendo habitual en el conjunto catalán esta temporada. El Barça puede tener la pelota sin causar peligro al rival, pero cuando la pierde... se cae como un castillo de naipes y desvela que no se trabaja en lo defensivo.

El Barça es un coladero

Los datos demuestran que el Barça actual es insostenible y que está lejos del camino marcado por una directiva que sigue dando bandazos internos y mediáticos. Con 17 goles en contra, el conjunto del técnico neerlandés solo ha dejado la portería a cero en dos de los nueve partidos que ha disputado esta temporada (Cádiz y Levante). En el sector ofensivo, los números no son mucho mejores, ya que se ha quedado sin marcar en cuatro choques. Pichi Alonso, comentarista de Movistar Plus, fue más ilustrativo con su diagnóstico durante el encuentro: "Diríamos que el Barça ha jugado un buen partido si se jugase sin porterías, porque ahí ha estado horrible en las dos".

Con un 70% de posesión y 726 pases de los cuales 650 se completaron con éxito, el Barça amasó la pelota con un repertorio de centrocampistas (Sergio Busquets, Nico González, Gavi, Frenkie de Jong y Coutinho) que le aseguraban un mejor control de la pelota. Que no el control del partido. Porque el Atlético dominó como quiso sin la necesidad de esmerarse al máximo. Frente al atasco culé, la clarividencia del Atlético con la pelota. Basta con decir que, si Memphis Depay no aparece (y ya hace unos cuantos partidos que no lo hace), la pieza ofensiva más peligrosa es Frenkie de Jong si llega de segunda línea. Del resto de delanteros, como del desesperanzador Coutinho o el torpón Luuk de Jong, no se puede esperar mucho más.

Sin el suficiente talento individual que ayude a resolver partidos atascados ni mecanismos colectivos que entreguen un equipo ligero y fluido, el Barça se choca contra sus propias limitaciones. No hay un plan de ataque. Ni la imprevisibilidad que nace de la fantasía personal. Y cuando se obstruye y se ciega en el balcón del área, colapsa. Tampoco hay figuras individuales que sostengan los momentos de duda. "Me preocupan la falta de gol y los problemas en defensa. No se puede dejar tanto espacio cuando pierdes el balón. Nico González no siguió a Lemar. Si jugamos con cuatro defensas y dos centrales con marcas, hay que seguir a tu marca del centro del campo. Puede ser que ahora comprendáis por qué a veces jugamos con tres centrales", aleccionaba Koeman en rueda de prensa.

placeholder Joao Félix firmó un partido fantástico. (Reuters)
Joao Félix firmó un partido fantástico. (Reuters)

Más allá de colocar en la diana a un juvenil de 19 años y tratar de justificar una cabezonería táctica que tampoco evitó que con ese sistema le bailaran hace pocos días, las palabras del técnico neerlandés enseñan que detectó los problemas desde la grada. Ahora, no hizo nada para evitar que Óscar Mingueza y Ronald Araujo siguieran cayendo en la misma trampa de Carrasco, Lemar y Joao Félix. El portugués desajustó, Mingueza y Araujo saltaron a por él y el luso se encargó de hacérselo pagar bien caro a un equipo cuyo último bastión defensivo, Piqué, terminó corriendo hacia atrás sin poder llegar a evitar el 2-0 de Suárez.

Sea como fuera, lo que desvela el duelo, como los perpetrados ante el Benfica (3-0) o el Bayern (3-0) es que ese mantra que repiten técnico y presidente de que la tormenta amainará cuando se vacíe la enfermería no es del todo correcta. Cuando Ansu Fati y Ousmane Dembélé estén al 100% el conjunto azulgrana ganará en pegada, verticalidad y desborde. En definitiva, determinación, algo de lo que carece totalmente arriba. Es probable que el rival mantenga más vigilancias, pero el desparrame defensivo seguirá.

"Nos llegan dos veces arriba con dos jugadas idénticas de Thomas Lemar y nos meten goles con muy poco. Podíamos estar tres horas jugando que no metíamos ni un gol. Está muy complicado el tema". En las palabras de Gerard Piqué al finalizar el Atlético de Madrid-Barça está toda la verdad sobre un equipo tristón, justo de talento y cuyo máximo responsable en el banquillo, Ronald Koeman, es incapaz de dotar a los suyos de las herramientas necesarias para tapar sus carencias y potenciar sus pocas virtudes. En un encuentro donde el central y Sergio Busquets empezaron discutiendo sobre quién tenía que marcar a quién, el Atlético de Madrid terminó sacando todos los colores a los azulgranas. Flojos en las áreas y vulnerables sin la pelota, al Atleti le bastó con ir a medio gas y no hacer sangre para salir victorioso.