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Toca repensar el plan de juego en la Selección y Luis Enrique empieza a darse cuenta
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Toca repensar el plan de juego en la Selección y Luis Enrique empieza a darse cuenta

El juego de ida y vuelta en el que se mete España no le conviene y es algo que debería ser revisado por un seleccionador que, como él mismo reconoció tras la derrota en Suecia, está en el “alambre”

Foto: Luis Enrique con gesto serio tras la derrota contra Suecia. (Efe)
Luis Enrique con gesto serio tras la derrota contra Suecia. (Efe)

Pedirle a Luis Enrique que convierta a futbolistas de clase media en estrellas no es justo porque un entrenador, por muy bueno que sea, no hace milagros. Pero pedirle a Luis Enrique que haga un equipo compacto y más fiable, con jugadores de clase media, es necesario. El seleccionador está en la obligación de encontrar el equilibrio táctico y la solidez en el planteamiento. España no va sobrada de gol para compensar los riegos defensivos que asume. Es una temeridad lo que pretende Luis Enrique. Está a tiempo de repensar el plan de juego y parece que empieza a darse cuenta.

El juego de ida y vuelta en el que se mete España no le conviene y es algo que debería ser revisado por un seleccionador que, como él mismo reconoció tras la derrota en Suecia, está en el “alambre”. En los contraataques, en las transiciones, encuentran los rivales el punto débil de España. Suecia, con la velocidad y la potencia de Isak y Kulusevski, desarmaron el sistema defensivo de España. No es la primera vez ni será la última si Luis Enrique no cambia el desorden por el orden o tiene un plan alternativo para evitar los daños. España no sabe defender y por muy feo que se juegue si no tienes a los mejores jugadores del mundo, esos que son capaces de desequilibrar con goles los partidos, seguirán sucediendo este tipo de accidentes.

Foto: Mbappé celebra uno de sus goles al Stade Reims con el PSG. (EFE)

Sucedió en la Eurocopa con una pobre fase de grupos que empezó con dos empates (Suecia y Polonia) y pudo arreglarse con la goleada a Eslovaquia. Luego llegaron los partidos contra Croacia, Suiza e Italia y el guion fue el mismo. Sin una buena defensa a España le tocó sufrir para sacarlos adelante y necesitó de la prórroga y los penaltis. Cualquier adversario que se junta con orden e intensidad puede hacer un destrozo a España porque es un equipo que repliega mal, le falta contundencia atrás y comete errores individuales.

Un equipo de cristal

En el once que perdió contra Suecia estaban los mismos, menos Carlos Soler (autor del único gol), que llegaron a las semifinales de la Eurocopa y los que fueron saliendo para intentar la remontada hicieron un esfuerzo inútil. España es un equipo de cristal que al menor golpe se rompe, que ha dejado de defender con la posesión de la pelota y le cuesta una barbaridad hacer una presión adelantada efectiva para recuperarla. A esto se refiere Luis Enrique cuando, en su valoración de la derrota contra Suecia, habla de haber perdido muchos duelos y conceder tantas transiciones.

Resulta contradictorio que el seleccionador diga que “no es un mal partido para mí en términos de posicionamiento” y a la vez justifique los fallos porque “en los duelos hemos perdido más que ganado”. Es el reconocimiento de tener un equipo que no es un bloque y sucumbe con una estructura que tiene grietas. España solo hizo seis faltas contra Suecia. No hubo manera de contrarrestar la velocidad, las contras de los suecos y lo sorprendente es que Luis Enrique reconozca que le pide a sus jugadores que no hagan faltas. El equipo que quiere llevar la iniciativa del partido y tener la posesión de la pelota no está preparado para competir en el ida y vuelta por su inconsistencia. Es inseguro en defensa y eso se refleja en las sensaciones de vértigo por las que pasa en diferentes fases de los partidos.

placeholder Azpilicueta no puede con la velocidad en las transiciones de Suecia. (Efe)
Azpilicueta no puede con la velocidad en las transiciones de Suecia. (Efe)

El nivel individual del futbolista español da para tener buenos días si encuentra la inspiración y para llevarse decepciones cuando no sabe salir de la espesura. Esta es la trayectoria de una Selección que es capaz de golear a Alemania y perder contra Suecia. España no tiene en ninguno de sus puestos a los mejores del mundo y lo que debería repensar el seleccionador es cómo lograr hacer un equipo regular para estar menos expuesto a los batacazos. España llegó a las semifinales en la última Eurocopa y se justificó como una derrota de honor por haber sido mejores y haber caído con la campeona del torneo.

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La realidad es que España no tiene a los mejores del mundo. En el once ideal de la Eurocopa elegido por la UEFA entraron cinco italianos (Donarumma, Bonucci, Spinazzola, Jorginho y Chiesa), tres ingleses (Walker, Maguire y Sterling), un belga (Lukaku), un danés (Hojberg) y un español (Pedri). El jugador del Barcelona no estuvo en Suecia por descanso. En este once se quedaron fuera los goleadores del torneo: Cristiano Ronaldo y el checo Patrick Shick. Los dos con cinco goles. También otras estrellas como Harry Keane.

Sin grandes futbolistas que marquen las diferencias por tener un talento y una clase superior al resto, lo recomendable es centrarse en mejorar lo colectivo para ser un equipo resistente a los golpes del adversario. Luis Enrique es cabezota, pero tras la dura derrota contra Suecia compareció con gestos y palabras de frustración. En su mano está que no se le caiga el proyecto y conseguir la clasificación para el Mundial de Qatar 2022.

Pedirle a Luis Enrique que convierta a futbolistas de clase media en estrellas no es justo porque un entrenador, por muy bueno que sea, no hace milagros. Pero pedirle a Luis Enrique que haga un equipo compacto y más fiable, con jugadores de clase media, es necesario. El seleccionador está en la obligación de encontrar el equilibrio táctico y la solidez en el planteamiento. España no va sobrada de gol para compensar los riegos defensivos que asume. Es una temeridad lo que pretende Luis Enrique. Está a tiempo de repensar el plan de juego y parece que empieza a darse cuenta.

Luis Enrique Álvaro Morata
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