Vinicius se vuelve a reivindicar en la justa victoria del Madrid en Sevilla (0-1)

El partido, como es normal para una tercera jornada, no despeja demasiadas incógnitas para la afición blanca. Pero con independencia de la nueva ratificación de Miguel Gutiérrez como lateral izquierdo, probablemente el jugador que sale más fortalecido del Benito Villamarín (días antes de la probable contratación de Mbappé) es Vinicius Júnior, el 'pichichi' actual del equipo, ejemplar en la presión y la búsqueda de espacios mientras estuvo en el campo. Suya fue la mejor jugada del equipo en la primera mitad —minuto 4—, tras robar un balón tirándose al suelo, desbordar después al marcador y dar un balón atrás que Benzema ajustó con precisión al poste, pero medio metro fuera en lugar de dentro. Suya sería también la jugada que permitió al francés entregar un gol muy valioso a Carvajal en una bandeja de plata pura.

Valiente el Madrid en la desactivación temprana del juego bético con líneas adelantadas, el equipo de Ancelotti comenzó muy bien el partido, pero fue desinflándose a medida que los de Pellegrini oponían su magnífica línea medular —Canales, Cuadrado, Fekir— a la inconstancia de Isco de Bale, menos participativos que Benzema, Casemiro y sobre todo el hambriento Vinicius Jr.

Un disparo venenoso de Canales en el minuto 28 vino a poner las cosas en su sitio, justo antes de la pausa de hidratación. El parón, curiosamente, no sentó bien a los futbolistas: el partido, hasta entonces muy limpio, se enredó en un par de acciones duras y una sucesión final de tarjetas amarillas (incluido Pellegrini) que enrareció el final del primer tiempo. Los blancos se retiraron al vestuario ligeramente ofuscados.

En el comienzo de la segunda parte Bale regaló un par de destellos que podrían justificar otra titularidad, aunque su desesperante falta de continuidad provocaría su sustitución (por Asensio) en el ecuador de la reanudación. El Madrid dominaba a un Betis que creía en la victoria y que paradójicamente tuvo su ocasión más clara (Juanmi) antes del golazo de Carvajal (minuto 61) en un remate orientado digno de Romario que logró batir al muy sólido Rui Silva, todo ello tras un primoroso pase de Benzema. Segundos antes, Vinicius había salvado la jugada recuperando un balón de los que antes se escapaban.

El 0-1, como es evidente, sentó muy bien al visitante. Asensio, tras una magnífica conducción por la columna vertebral del campo, rozó el segundo con un disparo que de terminar en la red hubiese actuado de espoleta antibloqueo para su eterna resurrección. Hazard entró poco después por Vinicius, el jugador más brillante de su equipo, poco después de que Pellegrini aumentase la apuesta con la inclusión de Borja Iglesias. No pasaron, a pesar de la recarga de pólvora, demasiadas cosas interesantes hasta el final del partido.

El resultado indica que Ancelotti encontró la solidez defensiva y Alaba debutó con plena solvencia como central. (Miguel Gutiérrez, que creció con el transcurso del partido, le suplió con garantías en la banda). La perenne inteligencia de Benzema, probablemente el jugador más fino de esta Liga, desequilibró un partido que terminó siendo controlado por Casemiro y Valverde ante el desdibujamiento de Canales y la fatiga de Fekir. (Notable, eso sí, fue la actuación de Guido Rodríguez como pivote defensivo blanquiverde).

En los últimos diez minutos pudo parecer durante unos instantes que el Madrid acababa el encuentro reculado en su área ante un Betis que había introducido a Joaquín para buscar la magia, pero se trató de un espejismo. (Y eso que Montoya, asombrosamente, tendría una ocasión clara en el último segundo del encuentro, detenida por Courtois). Los merengues habían tenido un par de disparos con cierto peligro (Asensio, Hazard) en ese tramo final, con buenos minutos de ambos suplentes. En definitiva, importante victoria sin Modric ni Kross de un equipo que ha cosechado siete puntos en tres partidos como visitante: el Madrid se marcha al parón de selecciones con motivos para el optimismo moderado, en espera del fenómeno Mbappé.