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El yate de Messi y el Ferrari de Agüero: así es el 'descontrol' económico de un Barça en quiebra
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MIENTRAS PIQUÉ SE REBAJA EL SUELDO

El yate de Messi y el Ferrari de Agüero: así es el 'descontrol' económico de un Barça en quiebra

Laporta culpó al control económico de LaLiga de no poder inscribir a Leo, pero él es responsable de no reducir la masa salarial para hacer sitio al argentino, como ha pasado con los fichajes

Foto: Leo Messi, en su yate de vacaciones en Ibiza. (Cordon Press)
Leo Messi, en su yate de vacaciones en Ibiza. (Cordon Press)

"En abril de 1997, cayeron acribillados los guerrilleros que ocupaban la embajada de Japón en la ciudad de Lima. Cuando los comandos irrumpieron, y en un relámpago ejecutaron su espectacular carnicería, los guerrilleros estaban jugando al fútbol. El jefe, Néstor Cerpa Cartolini, murió vistiendo los colores del Alianza, el club de sus amores". Con este relato, un fragmento de su libro 'Cerrado por fútbol', empezó Eduardo Galeano su discurso en la apertura del Congreso de Deportes Play de Game celebrado en Copenhague en 1997.

El objetivo del escritor uruguayo no era otro que reivindicar el fútbol de verdad, en el que lo realmente importante es el juego, pues "pocas cosas ocurren en América Latina que no tengan alguna relación, directa o indirecta, con el fútbol", aunque esto perfectamente puede hacerse extensible a la mayor parte del mundo, incluida, por supuesto, España. "El fútbol ocupa un lugar importante en la realidad, a veces el más importante de los lugares, aunque lo ignoren los ideólogos que aman a la humanidad, pero desprecian a la gente", añadió Galeano por si su mensaje no había quedado del todo claro.

Foto: Joan Laporta da explicaciones sobre el adiós de Messi. (EFE)

Sirva esta introducción para exponer que, como también explicó el consagrado autor latinoamericano en su libro 'El fútbol a sol y sombra', "el juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar, sino para impedir que se juegue". Efectivamente, el fútbol se convirtió hace años en un negocio en el que grandes empresarios buscan hacerse famosos y se juegan un dinero que, especialmente en los clubes que en España no son sociedades anónimas, no es suyo.

El caso de Josep María Bartomeu y su nefasta gestión al frente del FC Barcelona es el mejor ejemplo. Tal y como han reconocido en la Ciudad Condal, si el Barça fuera una empresa habría hecho suspensión de pagos y estaría en proceso de disolución. Por su parte, al cierre de la temporada 2019-2020, la deuda bruta del Real Madrid era de 901 millones de euros y la neta de 355. 241, sin contar la reforma del Estadio Santiago Bernabéu, cuya deuda neta es de 114 millones.

Y eso que, como explicó Javier Tebas, "el control económico de LaLiga hace que sector financiero se fíe de nosotros", aunque en el caso de algunos clubes que tanto presumen de ser los más ricos y los que más generan quizás habría que hablar de 'descontrol'. El hecho de que los futbolistas cobren tanto dinero y los traspasos hayan alcanzado cifras desorbitadas ha provocado esta situación, más allá del evidente daño que ha hecho la pandemia del Covid-19.

placeholder Leo Messi, a su llegada a París para firmar por el PSG. (REUTERS)
Leo Messi, a su llegada a París para firmar por el PSG. (REUTERS)

A todo lujo para luego no poder renovar

Leo Messi tenía acordada su renovación con el FC Barcelona a falta únicamente de hacerla oficial, una vez, eso sí, de que LaLiga diera luz verde a su inscripción. Tras haber jugado y ganado la Copa América, el argentino apuraba sus vacaciones en compañía de dos amigos y exazulgranas como Luis Suárez y Cesc Fàbregas, ahora en el Atlético de Madrid y el Mónaco, respectivamente. Lo hacía en las calas de Ibiza y Formentera, a bordo del Inspiration, un Pershing 90 de 27 metros de eslora, con cuatro camarotes dobles, amarre en el puerto ibicenco de Marina Botafoch y cuyo alquiler asciende a 11.000 euros por día de navegación, 77.000 euros a la semana.

Tanto lujo, para luego viajar a Barcelona y encontrarse con que, según Joan Laporta, el club catalán no podía hacer "una inversión del volumen que suponía el contrato de Leo, que comportaba ciertos riesgos y no queremos poner más en riesgo al club". Toda una paradoja, sobre todo porque mientras tanto, Sergio Agüero, otro gran amigo de Messi y que había sido fichado por Laporta para que fuera compañero suyo en el FC Barcelona, aprovechaba sus primeros días en la Ciudad Condal para mirar el Ferrari SF90 Stradale, el único vehículo híbrido enchufable de la marca italiana. Un ejemplar de color rojo que luce un techo pintado de negro en contraste, así como unas llantas muy llamativas y cuyo precio ronda los 500.000 euros.

placeholder Laporta, en la rueda de prensa previa a la despedida de Messi. (EFE)
Laporta, en la rueda de prensa previa a la despedida de Messi. (EFE)

"En 2014 pagué un millón y medio de dólares por un Lamborghini Aventador. Al pedo. No sé para qué mierda me lo compré. Debe tener unos 1.200 kilómetros en seis años. Apenas lo usé. Llevo dos años pensando para qué mierda me compré ese auto. Ahora lo único que hace es cagarse de frío por la lluvia. Tiene telarañas y todo", comentó el Kun en unas recientes declaraciones que recogió TyC Sports. Lamentable.

Tanto despilfarro contrasta con que, tal y como informaron desde el Camp Nou, "el FC Barcelona ha podido inscribir a Memphis Depay, Eric Garcia y Rey Manaj en LaLiga gracias al acuerdo alcanzado con Gerard Piqué para que el segundo capitán barcelonista se rebaje significativamente el sueldo". Todavía le falta por inscribir precisamente a Agüero y la verdad es que ya es triste que un club como el catalán tenga que dar este tipo de noticias, que no hacen sino confirmar el lastimoso estado en el que se encuentran.

Lo dijo en cierta ocasión Javier Tebas: "Ferrari y Lamborghini tenían que hacernos un homenaje porque a costa de los jugadores han logrado que se fabriquen más coches". Este es el 'descontrol' económico que hay en el fútbol en general, en el español en particular y en el Barça de manera dramática, en el que si no hubiera tantos intereses, proyectos megalómanos como la Superliga y esas ansias por ganar millones y más millones, podría haber un poco menos de lujo, pero no tantos problemas económicos.

Foto: Florentino Pérez, junto a Zidane. (EFE) Opinión

Con la realidad del fútbol actual, viendo escenas como la de Messi teniendo que irse del Barça porque no le pueden pagar, si Eduardo Galeano levantara la cabeza, quizá haría una segunda entrega de ‘Las venas abiertas de América Latina’, pero cambiando radicalmente de argumento al terreno balompédico que tan bien dominaba, para versar de este deporte que sangra como una hemorragia por diabrosis, donde la sangre no surge lenta sino a borbotones, y nadie quiere taponar la herida. Para cortarse las venas, vamos...

"En abril de 1997, cayeron acribillados los guerrilleros que ocupaban la embajada de Japón en la ciudad de Lima. Cuando los comandos irrumpieron, y en un relámpago ejecutaron su espectacular carnicería, los guerrilleros estaban jugando al fútbol. El jefe, Néstor Cerpa Cartolini, murió vistiendo los colores del Alianza, el club de sus amores". Con este relato, un fragmento de su libro 'Cerrado por fútbol', empezó Eduardo Galeano su discurso en la apertura del Congreso de Deportes Play de Game celebrado en Copenhague en 1997.

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