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Del desastre de Lisboa a la resurrección de marzo: así ha levantado Koeman al Barça
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Del desastre de Lisboa a la resurrección de marzo: así ha levantado Koeman al Barça

El técnico ha convertido una temporada de transición en un proceso ilusionante a través de la pizarra, la recuperación de Leo Messi y la vuelta de tuerca del sistema fetiche culé

Foto: El entrenador neerlandés da instrucciones a Leo Messi antes de saltar al terreno de juego frente al Betis. (Reuters)
El entrenador neerlandés da instrucciones a Leo Messi antes de saltar al terreno de juego frente al Betis. (Reuters)

El 14 de agosto de 2020 el Barça era un equipo reducido a la nada. Cenizas negras propias de un tiempo más feliz que se había desintegrado por completo. El Bayern de Múnich le había endosado en los cuartos de final de la Champions League la derrota europea más humillante e indecorosa de toda su historia. Un 2-8 forjado a fuego en la retina de los aficionados al fútbol. Entonces, su estrella, agobiada por el inexorable paso del tiempo, la falta de competitividad de su equipo en las grandes noches y hastiado de los quilombos internos (Barçagate, ruina económica y caos institucional), lanzó un órdago a las oficinas del club. Leo Messi no quería disputar los últimos coletazos de su carrera sin poder optar a ganar la Copa de Europa y reinar en LaLiga.

Siete meses después, Ronald Koeman le ha lavado la cara al FC Barcelona desde lo táctico hasta lo emocional pasando por lo competitivo y ha cimentado el futuro del equipo. Como decía el cantautor italiano, Fabrizio De André, "de los diamantes no nace nada, pero del estiércol nacen las flores". Así es cómo lo ha logrado.

placeholder Los jugadores del Barça se abrazan durante la goleada en San Sebastián. (EFE)
Los jugadores del Barça se abrazan durante la goleada en San Sebastián. (EFE)

No es un dogmático. Koeman, pieza fundamental del Barça de Johan Cruyff, ha reinterpretado a su manera las instrucciones del mítico preparador neerlandés. Del sistema inicial (4-2-3-1 con el doble pivote) mudó al fetichista (4-3-3) y terminó en el 3-5-2 tras el 1-4 de Champions ante el PSG, aunque si bien ya lo había probado ante Valladolid y Eibar dos meses antes el choque. Entrando en este sistema, cabe apuntar que la vuelta de tuerca del estratega azulgrana ha mejorado a todas las piezas importantes del conjunto culé. Lo que en principio debería haber sido un drama en la retaguardia a consecuencia de la baja de Gerard Piqué, ha sido una oportunidad para que Frenkie de Jong actúe como líbero y Óscar Mingueza se asiente en el XI.

De este modo, el canterano ejerce de bisagra y permite virar de disposición táctica al entrenador en función de las necesidades del momento. Por su parte, Frenkie de Jong ha pasado de desatarse en ataque con la versión llegadora más salvaje desde que aterrizó al Camp Nou (seis goles y tres asistencias en 14 partidos) a ejercer de solución de emergencia ante las reiteradas ausencias de Ronald Araújo, Piqué y Samuel Umtiti por lesión en el eje de la zaga. Este movimiento ha tenido una repercusión directa en la salida de balón del FC Barcelona, puesto que el rival se ha topado de bruces con una máquina de superar presiones altas y ha mandado a Sergio Busquets más cerca de Messi. De Jong exhibe una paleta de pases ideal para generar ventajas desde los primeros pases y allí el equipo siembra los frutos que luego recogerá en el último tercio.

placeholder Frenkie de Jong recupera un balón frente al Sevilla en un partido de Liga. (Reuters)
Frenkie de Jong recupera un balón frente al Sevilla en un partido de Liga. (Reuters)

"Recuerdo venir al Camp Nou y ver a Frenkie de Jong jugar en una posición que no es la suya. Nunca lo hubiese puesto ahí. Conmigo va a jugar como en el Ajax y en la selección”. Estas palabras de Ronald Koeman en una entrevista concedida a NOS dos días después de anunciarse su fichaje por la entidad catalana han quedado en el olvido. Ahora, De Jong es una navaja suiza. Y se le está sacando el máximo jugo.

Amplitud y profundidad aseguradas con los carrileros. Tras la salida de Neymar Júnior y de Dani Alves, el Barça se había quedado sin profundidad, desborde y amenaza al espacio en la izquierda y sin una réplica ofensiva en la banda derecha, por lo que toda la responsabilidad recaía en las carreras de Jordi Alba y la fantasía de Leo Messi. Esta temporada, Koeman ha optado por sacrificar a los extremos con el objetivo de solucionar ambos problemas por paradójico que suene. A través de la pizarra, el neerlandés ha dado rienda suelta a Jordi Alba y Sergiño Dest para que ataquen sin preocupaciones y otros (Busquets, Mingueza, Lenglet, Griezmann) sean sus guardaespaldas.

placeholder Sergiño Dest ha venido ganando peso en el ataque azulgrana. (EFE)
Sergiño Dest ha venido ganando peso en el ataque azulgrana. (EFE)

El lateral zurdo vuelve a ser un torbellino en ataque que corre al espacio, sorprende y potencia al rosarino con una jugada que todo el mundo conoce y nadie puede evitar. El norteamericano, en cambio, disfruta más recibiendo el balón al pie que no al espacio. Encarando en estático que no en movimiento. Driblando que no centrando. Es un futbolista antagónico en relación a Jordi Alba y por eso mezclan tan bien. Dest, después de destaparse como goleador con un doblete en San Sebastián, reafirma su rol de nueva amenaza ofensiva y no solo creativa o desequilibrante.

Ha recuperado a Ousmane Dembélé para la causa. Cuando parecía que el cambio de dibujo dejaba sin espacio al extremo francés, Dembélé se ha reinventado como un delantero hipermóvil que abarca los tres carriles de ataque y pone en jaque a líneas defensivas muy adelantadas. Gracias a su potencia, zancada y arrancada a campo abierto, el FC Barcelona puede hallar oxígeno rápidamente cuando se ve asfixiado a causa de una presión alta. Aquí, Dembélé se escurre entre centrales fornidos y busca sistemáticamente la espalda de la zaga rival con desmarques de ruptura.

Foto: Ousmane Dembélé celebra su gol ante el Eibar. (Reuters)

Al francés le falta afinar la puntería y mimar la mirilla para incrementar su valor diferencial, pero su paso adelante como recurso ofensivo de peso en el XI del Barça es evidente. A falta de que multiplique su voracidad goleadora, el Barça ha canjeado al extremo regateador imprevisible por un auténtico taladro en punta de lanza que pica y dibuja movimientos agresivos sin balón a pasadores como Pedri, Busquets o Messi. "Físicamente ha mejorado muchísimo y lleva muchos partidos seguidos. Es un jugador buenísimo, que tiene 1vs1, da profundidad y juega con las dos piernas. A mí me encanta este jugador. Está muy metido en los partidos", aseguraba el propio técnico en rueda de prensa.

El Messi más determinante. Los 48/54 últimos puntos en juego que ha logrado el Barça en LaLiga hubiesen sido imposibles de sellar sin la presencia del futbolista más determinante del campeonato. Según el portal de datos Sofascore, el mediapunta argentino ya es el máximo goleador (23), asistente (8), regateador (113) y creador de grandes ocasiones (16) tras un inicio atípico para un jugador que enarbola la rutina de lo extraordinario. Leo ha transformado la desidia en alegría e ilusión. Sin perder la libertad ofensiva que siempre desea con la intención de que pasen por sus pies el mayor número de balones posibles, el '10' marca la diferencia en el balcón del área. Sin balón, Koeman le ha permitido reposar defensivamente en posiciones de delantero centro.

placeholder Messi felicita a Pedri tras un gol del Barça. (EFE)
Messi felicita a Pedri tras un gol del Barça. (EFE)

Por otro lado, la aparición de Pedri González le ha aportado un socio con el que buscarse continuamente y mantener largas posesiones. Alguien que le entiende, habla su mismo idioma futbolístico y comprende que todo empieza y acaba en Leo. Una tendencia, la de que siempre finalice él, que se presenta como un arma de doble filo, ya que si bien el sudamericano es el futbolista más decisivo y por tanto es normal que todos lo busquen a él en la frontal del área, estaría bien que el resto de atacantes se quitara los grilletes del escalafón jerárquico a la hora de superar al portero. "Leo ve desde hace bastante tiempo que el equipo va a más. Con los cambios que hemos hecho, dejando entrar a jóvenes con mucho futuro. Creo que no va a tener dudas del futuro de este equipo", espetaba un orgulloso Koeman tras caer en París.

La transición defensiva ya no es eslabón más débil. "A veces no se puede presionar. Y si presionas, dejas espacios. Si presionamos, presionamos todos. Y hemos tenido dudas". La declaración del técnico neerlandés corresponde a la victoria por la mínima ante del Dinamo de Kiev en noviembre y se ajusta a los múltiples problemas que tenían sus pupilos para equilibrar el vértigo ofensivo con una fase defensiva que provocaba distancias insalvables entre líneas y fragilidad sin balón. Unas dificultades que han desaparecido definitivamente.

placeholder Los jugadores culés celebran el pase a la final de la Copa del Rey. (Reuters)
Los jugadores culés celebran el pase a la final de la Copa del Rey. (Reuters)

Y es que este equipo ha armonizado su posesión del esférico sin pecar de exceso de balón al pie. Como sus piezas estás más juntas con la pelota en su poder, luego es mucho más sencillo recuperarla en pocos segundos. Ambas fases, ofensivas y defensiva, están interconectadas y si se falla en la primera, la segunda sufrirá las consecuencias. Koeman ha tocado piezas, ha investigado en la pizarra y ha corregido a medida que ha avanzado la temporada enseñando así su verstilidad como técnico de élite en una de las temporadas más adversas en la centenaria historia de la entidad.

Mentalidad, ambición e identidad competitiva. Ningún equipo del campeonato español ha anotado más goles (67) ni ha disparado más a portería (15.3 tiros por encuentro) que el FC Barcelona. Esto no es solo fruto de la pegada, la mejora en la circulación vertical de la pelota y en la transición defensiva azulgrana. También es cuestión de fe, ambición y mentalidad competitiva. El Barça tiene muchas ganas de ganar, jóvenes con hambre (como Ilaix Moriba) y exuda ambición. Solo así se explica que de los últimos 46 goles que ha anotado el conjunto de Ronald Koeman entre todas las competiciones, 23 de ellos hayan sido en los últimos 20 minutos de partido.

placeholder Koeman felicita a sus futbolistas tras el triunfo en San Sebastián. (Reuters)
Koeman felicita a sus futbolistas tras el triunfo en San Sebastián. (Reuters)

"Hemos tenido dificultades y altibajos desde el principio y por eso hemos cambiado ciertas cosas. Nos ha costado por los errores que cometimos. Pero después, el equipo ha ido a más y ha encontrado su forma de estar cómodo. Quiero destacar la gran mentalidad del equipo", contestaba Koeman al término de la goleada frente a la Real Sociedad. Este equipo podrá tener días más o menos brillantes, pero los 18 partidos consecutivos sin caer en la competición de la regularidad exponen que vuelve a pelear los encuentros hasta el final. Ahora, además, va lanzado a por el título con un ritmo de crucero. No es poco después de romperse a añicos en agosto.

El 14 de agosto de 2020 el Barça era un equipo reducido a la nada. Cenizas negras propias de un tiempo más feliz que se había desintegrado por completo. El Bayern de Múnich le había endosado en los cuartos de final de la Champions League la derrota europea más humillante e indecorosa de toda su historia. Un 2-8 forjado a fuego en la retina de los aficionados al fútbol. Entonces, su estrella, agobiada por el inexorable paso del tiempo, la falta de competitividad de su equipo en las grandes noches y hastiado de los quilombos internos (Barçagate, ruina económica y caos institucional), lanzó un órdago a las oficinas del club. Leo Messi no quería disputar los últimos coletazos de su carrera sin poder optar a ganar la Copa de Europa y reinar en LaLiga.

Leo Messi