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Simeone es una olla a presión: la exigencia de ganar la Liga por los fallos de Madrid y Barça
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los nervios del técnico del atleti

Simeone es una olla a presión: la exigencia de ganar la Liga por los fallos de Madrid y Barça

La presión de llevar el peso del liderato, de defenderlo jornada tras jornada, de aprovechar la irregularidad de Real Madrid y Barcelona, provoca que veamos escenas de nervios y tensión en Simeone

Foto: Simeone, en el partido entre el Atlético de Madrid y el Valladolid. (EFE)
Simeone, en el partido entre el Atlético de Madrid y el Valladolid. (EFE)

Se junta todo en la presión de Simeone. Ser infalible para mantener el liderato, el cambio en la propuesta futbolística, las altas expectativas que llegan desde fuera de gente que le conoce bien y no le ayuda con sus palabras, y la frustración de comprobar que los suplentes no son capaces de elevar el nivel competitivo con la dura derrota contra el Cornellà (un club con un presupuesto de un millón de euros). Lo que menos preocupa al Cholo es su contrato, que vence en junio de 2022, pese a que deje la duda de su continuidad. Las conversaciones para su ampliación son informales y el deseo de Miguel Ángel Gil Marín y Simeone es seguir muchos años más juntos. Si hay un entrenador que no tiene que temer por su cargo en el banquillo, es Diego Pablo Simeone.

El técnico argentino no está cuestionado. Simeone tiene una legión de seguidores que apoyan su trabajo incluso cuando vienen mal dadas. Pagó la frustración de la dura derrota contra el Cornellà en la Copa del Rey haciendo creer que no está clara su continuidad en el Atlético de Madrid y depende del club. Pocos o nadie se creen esta afirmación, en caliente, del Cholo: “Habrá que buscar soluciones si es que estamos el año que viene”, dijo en Cuatro. Las personas que conocen a fondo al argentino tienen claro que es una cortina de humo o una estrategia para desviar la atención con el objetivo de que no afecte a la excelente trayectoria que lleva el equipo en la Liga. El planteamiento es otro diferente si hay que dar por buena la eliminación de Copa para centrarse en el campeonato que tanto desean en el club y los aficionados. Sin Copa, el calendario está más despejado, hacen falta menos energías y hay más tiempo de preparación y recuperación para los jugadores.

Foto: Vitolo lucha con Pol Moreno. (EFE)

Simeone se llevó el disgusto de caer eliminado, por segundo año consecutivo, de la competición copera. Tras el fiasco contra la Cultural Leonesa, llega el de Cornellà. Es, sin duda, un golpe para un entrenador competitivo y exigente. A nadie le encaja una derrota, y menos contra equipos de dos categorías inferiores. El prestigio también se pierde con este tipo de fallos inesperados. Pero este no es el principal problema del Cholo. En la Copa del Rey no está el solomillo. El plato estrella es la Liga. Es el título que persigue en una temporada en la que el Real Madrid y el Barcelona se equivocan más de la cuenta.

El papel de favorito

El Cholo empezó a dar síntomas de que su cabeza funciona como una olla a presión desde mediados de diciembre, cuando escuchó al Mono Burgos. “El Atlético de Madrid tiene números de campeón. Es más favorito”, comentó, en la COPE, el que fue durante tantos años su mano derecha en el banquillo, la persona de máxima confianza y principal apoyo. No le gustó al Cholo que el Mono creara este tipo de expectativas. Tampoco entendió por qué dijo que no le había cogido el teléfono tras el partido contra el Real Madrid. Pero quien conoce a Simeone asegura que está incómodo con el papel de favorito. Lo rechaza, no se siente a gusto y habla de partido a partido. El Mono Burgos, incomprensiblemente, pisó un charco. “Germán sabe cuál es nuestro modo de pensar”, contestó el Cholo para callar a Burgos.

La presión de llevar el peso del liderato, de defenderlo jornada tras jornada, aprovechar la irregularidad de Madrid y Barcelona, provoca que veamos escenas de nervios y tensión en Simeone. En el último partido de Liga, en Vitoria, contra el Alavés, el equipo remontó en los minutos finales con un gol de Luis Suárez. Simeone dejó una imagen, tras el partido en el césped de Mendizorroza, de extenuación. La de una persona que necesita coger aire, respirar a fondo, volver a recuperar el oxígeno y comprobar que se ha salvado de un accidente. Con las manos en los bolsillos del pantalón, pensativo, cabizbajo hasta que llegó Koke para celebrar la victoria y el Cholo hizo el gesto de llevarse la mano a los ganglios por el susto. El Atleti ganaba su segundo partido por la mínima (1-0 al Getafe y 1-2 al Alavés).

placeholder Saúl intenta rematar un balón en el partido contra el Cornellà. (EFE)
Saúl intenta rematar un balón en el partido contra el Cornellà. (EFE)

Antes del partido contra la Real Sociedad, del 22 de diciembre, estuvo cortante y esquivo con las preguntas de los periodistas que planteaban si esta Liga iba a ser un pulso entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid. “No”, respondió a secas hasta tres preguntas diferentes. Un frontón. Con un cierto tono de irascibilidad. Le molestó que se dijera que la Liga es cosa de dos y se hablara de un derbi por el campeonato. La gestión del liderato no es sencilla para un entrenador que prefiere ser el tapado. Perseguir es mejor que ir por delante. Esto le quita preocupaciones y reduce la presión.

Defender el primer puesto exige máxima concentración, competitividad, regularidad y competencia interna. A Simeone le falla lo último. La derrota contra el Cornellà se interpreta como una mala noticia porque los jugadores que tienen que apretar a los titulares no fueron capaces de aprovechar la oportunidad. Esto genera más presión en un entrenador que necesita de todos para ganar una Liga que es una exigencia. No solo por los fallos del Real Madrid y el Barcelona que hay que aprovechar sino por el gasto que hace el club en fichajes. Cada vez mayor, para igualarse a los equipos más competitivos.

Foto: Joao Félix se retira del campo, cabizbajo, en el partido contra el Lokomotiv disputado en el Metropolitano. (EFE)

Simeone quedó decepcionado con el rendimiento que dieron jugadores como Vitolo en Cornellà. Un futbolista que lleva cinco partidos seguidos sin jugar en la Liga. También defraudaron Kondogbia y Torreira, dos nuevas incorporaciones. Lo que más puede preocupar es el bajón futbolístico y anímico de Saúl, que tras el partido reconoció que no se encuentra bien mentalmente. Y así hasta Lodi y el inicio de partido de Joao Félix. Simeone tuvo que hacerse cargo de una derrota dura que devuelve el equipo a la realidad. En cualquier momento, cuando está enfrente un rival con la intensidad y las ganas del Cornellà, llegan accidentes. Simeone recordará ahora las palabras que tan poco le gustaron del Mono Burgos.

Números de campeón

No quiere ser el favorito de nada, a pesar de que le saque dos puntos al Real Madrid y siete al Barcelona con dos partidos menos. Solo ha perdido un encuentro en la Liga (el derbi), por tres del Madrid y cuatro del Barça. Tiene unos números que identifican a un equipo sólido. Únicamente ha encajado seis goles, menos del doble que el equipo de Zidane (15) y el de Koeman (17). Pero esto no es suficiente para que los que mejor conocen cómo tiene que gestionar las expectativas hablen de que esta es la temporada en la que el Atleti puede volver a ser campeón de la Liga.

Foto: Mario Hermoso, en una imagen de archivo. (EFE)

La presión que tiene el Cholo es diferente a la de anteriores temporadas. Tiene que ganar con otra propuesta y otro planteamiento futbolístico que demandan un perfil de jugadores que necesitan llevar la iniciativa del juego, jugar cerca del área del rival desde la incorporación de Luis Suárez. A la solidez defensiva y el contraataque, principales argumentos tácticos en los que cree para ganar los partidos, tiene que incorporar los riesgos que implica atacar. Los futbolistas necesitan la pelota y jugar más en campo contrario, porque si no es así sucede lo que se vio en la primera parte del derbi. Un equipo replegado que no conectaba con Joao Félix y Luis Suárez. Dos jugadores, el portugués y el uruguayo, quejándose para que el bloque adelantara las líneas. El resultado es la desconexión.

A Simeone le sale un sarpullido cuando hablan de que es el favorito, pero lo que realmente le hace daño son las imprudentes palabras de su exayudante y el hecho de que otro de los suyos, Diego Costa, abandone el club alegando motivos personales. El que menos disfruta del primer puesto en la Liga del Atleti es Diego Pablo Simeone.

Se junta todo en la presión de Simeone. Ser infalible para mantener el liderato, el cambio en la propuesta futbolística, las altas expectativas que llegan desde fuera de gente que le conoce bien y no le ayuda con sus palabras, y la frustración de comprobar que los suplentes no son capaces de elevar el nivel competitivo con la dura derrota contra el Cornellà (un club con un presupuesto de un millón de euros). Lo que menos preocupa al Cholo es su contrato, que vence en junio de 2022, pese a que deje la duda de su continuidad. Las conversaciones para su ampliación son informales y el deseo de Miguel Ángel Gil Marín y Simeone es seguir muchos años más juntos. Si hay un entrenador que no tiene que temer por su cargo en el banquillo, es Diego Pablo Simeone.

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