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España camina hacia la extinción del regate: ya es la liga con menos desborde de Europa
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El atrevimiento es cosa del pasado

España camina hacia la extinción del regate: ya es la liga con menos desborde de Europa

El fútbol nacional se olvida del talento callejero, busca reducir al máximo el número de pérdidas de balón y sustituye la libertad individual por el bloque colectivo

Foto: Leo Messi regatea a Uros Racic en el Barça-Valencia de este curso. (Reuters)
Leo Messi regatea a Uros Racic en el Barça-Valencia de este curso. (Reuters)

¿Se imaginan un fútbol de riesgos mínimos, plagado de pases horizontales y sin desequilibrio? Pues no se lo imaginen y enciendan el televisor. Desde hace un tiempo, el miedo a la pérdida domina una liga española que ha empujado el regate a la extinción progresiva. El desborde individual ya es cosa del pasado. Un aspecto atávico del juego que se ha quedado obsoleto frente a las propuestas de control máximo que buscan reducir el margen de error al mínimo.

La recepción y posterior pase del balón junto al manido ‘toco y me quedo’ en lugar de al ‘toco y me muevo’ colectivo ha arrinconado la libertad de los futbolistas en un país que nunca ha destacado excesivamente por parir grandes regateadores. En su sitio, se ha impuesto la importancia del bloque colectivo sobre el sujeto como resultado de un juego de presiones, el cual ha desembocado principalmente en dos modos de entender el ataque a grandes rasgos: tocar y tocar en paralelo hasta encontrar una rendija vertical o hilar menos pases y llegar antes con juego directo y centro lateral.

Foto: Neymar se retuerce de dolor tras su última lesión. (Reuters)

El exjugador argentino Martín Posse, extremo en Vélez Sarsfield, Espanyol y Tenerife, traza el diagnóstico: “Es cierto que cada vez hay menos jugadores que busquen el uno contra uno. En España, se ha progresado mucho en la cuestión táctica en los entrenamientos y eso ha derivado en un fútbol más organizado. El regate es callejero, de barrio, y es algo muy difícil de enseñar; ya que el atrevimiento, el desparpajo y la picardía te los da la calle, no el entrenamiento”.

Los extremos que pisan, encaran y buscan superar al lateral rival se han apagado, hasta el punto de obligar a los clubes de LaLiga a importar el talento extranjero; especialmente de Sudamérica, uno de los últimos reductos del fútbol salvaje, libre, callejero. Al fin y al cabo, pocas acciones tienen tanto valor a la hora de generar ventajas como el regate. Y es que el recurso individual bien entendido en el tiempo y el espacio idóneos parte líneas de presión, desestabiliza sistemas defensivos y merma la confianza del defensor como ninguna otra acción del juego.

De hecho, si observamos los datos del portal Fbref, podemos ver cómo LaLiga se sitúa como última clasificada en el apartado de regates que preceden a un disparo entre las cinco grandes ligas nacionales.

La importancia del fútbol de barrio

¿Se han perdido el fútbol de calle y la pillería? Sigue Posse: “Yo vine de Argentina y veía que allí los niños le dedican más horas al fútbol en el barrio y aquí, en cambio, vivimos en una sociedad más estructurada. Los entrenamientos van enfocados a la táctica y no al juego y la diversión en sí. Los que tuvimos calle y jugamos en las canchas de tierra nos vimos obligados a adaptarnos a las piedras, los espacios, unas pelotas que pesaban más que otras, y eso hizo que surgiera el ingenio y nos buscáramos la vida. Hoy en día, los chicos no tienen la cantidad de horas que nosotros le dedicamos en la calle”.

La pregunta se traslada a quienes más sufren las aventuras individuales: los laterales. El campeón del mundo Joan Capdevila respalda la teoría del albiceleste: “Echo de menos al típico jugador regateador. Ahora, el fútbol es toque y combinaciones y equipos que se cierran atrás. Creo que lo mejor sería una mezcla, porque el jugador que gana el duelo genera ventajas en el regate. Sobre la falta de horas en el barrio, el lateral explica: “Un niño antes no tenía campos para entrenar en perfectas condiciones y ahora están llenos de comodidades”.

placeholder Joan Capdevila, frente a Arjen Robben, en la final del Mundial. (EFE)
Joan Capdevila, frente a Arjen Robben, en la final del Mundial. (EFE)

En esta línea, el exinternacional español y exjugador de Celta, Valencia y Atlético de Madrid, entre otros, Jorge Otero apunta: "El fútbol español ha cambiado. Se llega por combinación y se busca un juego de posición, pero faltan profundidad y amplitud. Hay muy pocos jugadores que se salgan de la norma, como Bryan Gil o Ousmane Dembélé. Esto ha llevado a que no arriesguen, se opte por lo más sencillo y el juego sea más cuadriculado y rígido".

Defender a un extremo encarador entraña una gran dificultad para los defensores de banda. Otero confiesa: "Tú, como lateral, lo que quieres es que el extremo reciba delante y no a la espalda. Si reciben al pie, es más sencillo de marcar porque da tiempo a llegar a la ayuda. Eso se ha perdido". Capdevila recoge el testigo y añade: "Yo sufría mucho cuando jugaba contra Luis Figo o Joaquín, porque les gustaba buscarte constantemente y, en cambio, ahora me cuesta encontrar jugadores así. Quizás Adama Traoré".

placeholder Joaquín Sánchez protege un balón frente a Frenkie de Jong, la pasada campaña. (EFE)
Joaquín Sánchez protege un balón frente a Frenkie de Jong, la pasada campaña. (EFE)

Por su parte, el lateral derecho del Cádiz, Carlos Akapo, da su versión de los hechos: "Creo que tiene que ver con el papel de los jugadores de banda. Ahora se centran más en ayudas al lateral que en atacar. En nuestro equipo, los bandas son segundos laterales, defendiendo casi, y estas ayudas hacen que estemos más juntos y replegados y que, a consecuencia de ello, se produzcan menos situaciones de uno contra uno. El mejor ejemplo de lo que comento fue las pocas veces que Vinícius pudo encararme esta temporada. Esto hace que no se pueda desbordar tanto y sea difícil cogernos en un contragolpe. Además, también es verdad que los equipos tienen miedo a perder el balón y muchas veces optan por sacar centros laterales y no driblar".

Fútbol base mecanizado

Carles Martínez, exentrenador de la cantera del Barça y el Espanyol, ofrece su punto de vista. "Se ha perdido el regate y se ha ganado en aspectos tácticos defensivos. Ahora se defiende más junto, y esto provoca que no se den situaciones de uno contra uno. Si tienes un buen regateador, tiene que regatear porque puede generar que el rival tenga miedo, alglutine defensas para evitar la progresión y se generen espacios para otros compañeros".

¿Se coarta la libertad del futbolista joven? El técnico formador revela: "A veces sí. Les enseñamos a pensar mucho y tomar muy buenas decisiones y, con ello, les quitamos puntos de libertad y atrevimiento. A los entrenadores nos da miedo el uno contra uno, porque se producen pérdidas y si la pierdes, te pueden enganchar al contragolpe y cogerte abierto. Esto origina técnicos poco valientes".

Posse, exentrenador de la Damm, una de las canteras más prestigiosas en Cataluña, cuenta: “Es muy difícil ver un campo de tierra hoy en día, y a ello se le junta que los chicos aprenden más táctica que nosotros en su día. Nosotros llegábamos por condiciones a la élite, pero aprendíamos tácticamente en Primera. Ahora se le da mucha importancia a la posesión, el cuidado del balón, y eso hace que el chico tenga mejor control y pase y no se la juegue tanto en el uno contra uno por la falta de libertad. Yo pienso que es un error, porque hay que jugársela y enseñarles cuándo hacerlo. El regate es un recurso que uno debe tener y que no se enseña, se descubre a través del juego".

placeholder Bryan Gil se ha erigido como una de las grandes sorpresas de la presente temporada. (EFE)
Bryan Gil se ha erigido como una de las grandes sorpresas de la presente temporada. (EFE)

Del mismo modo, Otero comenta: "El chico que se sale de la norma se lleva broncas cuando se equivoca al regatear en el fútbol base. El niño tiene que regatear en todos lados y no llevarse reprimendas que limiten su talento y, una vez vaya superando categorías, elegir mejor las zonas donde desequilibrar. A los alevines se les habla de táctica, presión... Tratamos de hacer futbolistas muy jóvenes y los niños deben expresarse y equivocarse. A veces nos olvidamos de que son chicos porque pensamos en los resultados. Si al niño le coartas su libertad con gritos, acabará por ser todo control-pase, control-pase". Posse explica: "Yo siempre les digo a los chicos que no me importa que la pierdan, sino que reaccionen a la pérdida".

Carles Martínez recoge el guante: "Hace 20 años, veías un partido y todo era más individual. Antes era un deporte colectivo jugado por individuos y hoy en día es un deporte mucho más cooperativo. En el pasado, se estaba muy pendiente de la técnica del jugador y actualmente se está más atento a conceptos corales, relaciones entre futbolistas y estar bien ubicados. Hemos olvidado las cualidades técnicas".

El Barça cambió el modo de ver el fútbol

El Barça de Pep Guardiola instauró un estilo basado en la premisa máxima de no perder el balón. Entonces, la posesión de la pelota emergió como un aspecto hipervalioso, puesto que el técnico automatizaba los caminos hacia el gol y facilitaba la fluidez ofensiva de su equipo creando ventajas desde el inicio.

Otero sostiene: "Yo me llevo muy bien con Pep y siempre se lo digo. El Barça tiene mucha culpa del fútbol actual. Ellos hacían que su precisión en el pase les permitiese progresar saltando líneas defensivas, pero eso es imposible si no se tiene su calidad. El fútbol está muy mecanizado en España y se da una gran importancia a la defensa. Dónde estamos posicionados, dónde replegamos... Mientras que en ataque se coarta la genialidad y la personalidad del futbolista. Una situación que ha provocado partidos previsibles".

Foto: Leo Messi se lamenta tras el gol del Cádiz. (EFE)

El exinternacional continua: "En las categorías inferiores, es todo balón al pie y, cuando el rival está mal y hay opción de correr, no vemos balones largos que rompen al extremo. Los extremos vienen por dentro, incorporan al lateral y la amplitud la dan ellos. ¿Cuántos equipos has visto que inicien, den 25 pases y acaben en gol? Yo al Barça y poco más".

Un apunte que comparte Posse: “Mira, en Argentina, siguen saliendo chicos regateadores porque es cultura. Hay más fútbol de potrero y aquí en España, sobre todo en la época del Barça y la selección española, se ha encontrado una identidad de juego que se ha ido copiando a raíz del éxito del estilo. Comprende el regate, pero se da más importancia al cuidado de la posesión, el control, la orientación, y solo de tres cuartos en adelante tienen libertad para tomar decisiones y romper esquemas”.

placeholder Pep Guardiola instruye a Leo Messi. (EFE)
Pep Guardiola instruye a Leo Messi. (EFE)

El extremo argentino destaca: "En España se fabrican Xavis e Iniestas. Al menos, ese modelo de jugador. Y, en cambio, no hay apenas extremos encaradores, Ferran Torres, Adama Traoré y Ansu Fati. Se juega mucho por dentro, se insiste en posesión y control, y cada vez hay menos extremos a pierna natural. La identidad española está relacionada con arriesgar poco y tener seguridad en la circulación del balón".

Por último, Capdevila afirma: "Algunos entrenadores se creen que se ganan partidos con la posesión. A mí me gusta que los equipos sean atrevidos de tres cuartos hacia adelante y si se tienen que perder balones regateando, que se haga. Yo no creo que el Barça de Guardiola haya marcado un antes y un después en el deporte español. Creo que el fútbol evoluciona y ahora el jugador es más combinativo".

¿Se imaginan un fútbol de riesgos mínimos, plagado de pases horizontales y sin desequilibrio? Pues no se lo imaginen y enciendan el televisor. Desde hace un tiempo, el miedo a la pérdida domina una liga española que ha empujado el regate a la extinción progresiva. El desborde individual ya es cosa del pasado. Un aspecto atávico del juego que se ha quedado obsoleto frente a las propuestas de control máximo que buscan reducir el margen de error al mínimo.

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