Es noticia
El Barça tira medio partido, peca de ingenuo y pierde dos puntos ante el Eibar (1-1)
  1. Deportes
  2. Fútbol
Empate con sabor a nada

El Barça tira medio partido, peca de ingenuo y pierde dos puntos ante el Eibar (1-1)

El conjunto de Ronald Koeman desperdició un penalti, fue incapaz de superar la presión armera durante la primera mitad y se entregó al descontrol con los cambios

Foto: Kike García define a la perfección ante Marc-André ter Stegen. (Reuters)
Kike García define a la perfección ante Marc-André ter Stegen. (Reuters)

Descifrar los partidos del Barça antes de que sucedan se ha vuelto una ciencia inexacta. No hay manera de descodificar las diferentes caras de un equipo que aún está en proceso de encontrarse a sí mismo, por lo que cada encuentro significa asistir a una nueva función. Si al conjunto de Ronald Koeman le falta estructura y automatización ante la evidente carencia de talento en sus jugadores, sumarle las bajas de Gerard Piqué, Jordi Alba y Leo Messi es sinónimo de problemas ante la más mínima oposición.

Foto: Ronald Koeman camina cabizbajo por la banda del Coliseum Alfonso Pérez. (Reuters).

En cambio, el Eibar de Mendilibar no sorprende a nadie. Sabedor de sus virtudes y sus debilidades, pone toda la carne en el asador sin importar el rival al que se enfrente. Esto es presión alta, riesgos desde que rueda el balón, centro lateral por saturación y pelota parada a cascoporro aunque cambie el dibujo para ajustar. No es un plan sin fisuras, puesto que si el contrario cuenta con el conocimiento necesario para crear superioridades en los primeros pases y atraer piezas, la ruptura de esa línea provocará automáticamente una ocasión de gol al empalmar unos pocos pases verticales. Para eso, hay que interpretar el partido correctamente. Algo que el Barça no consiguió de forma colectiva en toda la primera parte y no supo equilibrar en la segunda a través de los cambios de su cuerpo técnico.

Corría el minuto seis de partido cuando un balón muerto dentro del área pequeña del Eibar se paseó tras un saque de esquina botado por el Barça. Ronald Araújo, protagonista a balón parado, apareció de nuevo para cazar el cuero cuando Bigas, deseoso de ahuyentar el peligro, llegó tarde a disputar una pelota dividida. Alberola Rojas no dudó con la ayuda del VAR y Martín Braithwaite abrazó la responsabilidad. El danés, sin Messi en el campo y con Griezman sin confianza, mandó la pena máxima a la derecha de Marko Dmitrovic y se fue rozando la cepa del poste.

Foto: Griezmann, en un partido con el Barcelona. (Reuters)

Sufría el Barça donde disfrutaba el Eibar. Los centros laterales de Damian Kadzior sobrevolaban el área culé. Los armeros presionaban y robaban en los primeros pases y tan solo los envíos de primeras de Miralem Pjanic y la habilidad de Pedri para girar y filtrar balones al espacio oxigenaban al cuadro azulgrana. Junior Firpo y Sergiño Dest pisaban el último tercio del campo cuando el Barça se asentaba arriba, pero el estar en lugar de llegar precipitaba sus malas decisiones.

En esas, el Barça aprovechó la impulsividad de Pape Diop para conectar con Pedri. El canario, luz donde el resto se queda a ciegas, alzó la mirada, habilitó a Junior Firpo y el ex del Betis colocó un centro medido al pie que Braithwaite no desaprovechó. El VAR pasó de héroe a villano en segundos e invalidó el tanto del punta en el 24. El impacto psicológico de ambas acciones desestabilizaron aún más a los de Ronald Koeman.

El Barça regalaba balones en zona sensible a través de Dest y Kadzior lanzaba una falta en la que ter Stegen rehusó colocar barrera en el minuto 34. Sirvió como aviso. El Eibar creció en los últimos minutos de la primera parte y el Barça, descoordinado y desconcertado en salida de balón, pedía enfilar el túnel de vestuarios.

Koeman agitó el partido

Lo visto en la primera parte pedía cambios en la segunda. Ronald Koeman, quien no brilla por sus habituales modificaciones desde la pizarra, introdujo al eléctrico Ousmane Dembélé, retiró a un tímido Dest y sacudió el dibujo inicial (del 3-5-2 al 4-3-3). La entrada del francés sirvió de descarga energética en ataque y en el 49’ ya estuvo a punto de inaugurar el marcador. Insistió Pjanic un minuto después y en el 56’, Pedri volvió a enviar una carta con el mensaje ‘asistencia’ en el dorso hacia un Dembélé que la desperdició de nuevo.

A la jugada siguiente, Araújo recibió un balón absolutamente solo en el minuto 57, Kike García fue al acecho, le robó el balón y el Barça pagó la novatada pese a la estirada de ter Stegen tras la definición del delantero murciano. El Barça quiso reaccionar pronto y empezó a acelerar su juego. El Eibar hallaba terreno para correr. Koeman retiró a Griezmann y Pjanic para que Trincao y Coutinho entrasen. A continuación, en una de las múltiples carreras de Junior Firpo por la banda izquierda, el lateral puso el balón para Braithwaite, este no llegó y Dembélé envió el balón al fondo de la red para hacer su quinto gol del curso en el minuto 67.

placeholder Kike García celebra su diana frente al Barça. (Efe)
Kike García celebra su diana frente al Barça. (Efe)

El movimiento de sustituir a centrocampistas por delanteros provocó algo que le ha venido sucediendo al Barça desde inicio de curso: el equipo se partió en dos. Esto favoreció la creación de ocasiones de gol azulgrana, como la que estuvo a punto de convertir Braithwaite gracias al defectuoso rechazo de Dmitrovic a centro de Dembelé en el 70’, pero también las del Eibar.

Entró Sergio Busquets en el 82’ por Lenglet. Después de 15 minutos sin ocasiones, Dembélé pudo correr, conectar con Coutinho y el brasileño se chocó con una maraña de piernas vascas. En el 85’, nuevo acercamiento de Pedri, cuya definición se fue por encima del larguero. Cuando el extremo galo puede correr es feliz y en una segunda parte con tantos espacios, Dembélé brilló hasta el punto de iniciar una aventura individual en el descuento que Trincao no pudo transformar.

Falta de soluciones ante la presión del Eibar

El partido se resolvió en las áreas, puesto que la falta de determinación del Barça se vio contestada por el fallo infantil de Araújo, pero si algo marcó tanto la primera parte frente a la segunda fue la rigidez del conjunto local en su intención de superar la infernal presión armera. Mendilibar, estudioso, aprendió la lección de lo visto en Valladolid y rompió su esqueleto táctico para igualar el tres contra tres que planteaba la defensa azulgrana en sus primeros pases.

Foto: Leo Messi se lamenta tras el gol del Cádiz. (EFE)

Sin superioridad por dentro. Sin alternativas. Y sin Frenkie de Jong ni Miralem Pjanic pudiendo recibir y girar cómodamente, los centrocampistas azulgranas se vieron obligados a tocar de espaldas. Acosados por los interiores del Eibar, las pérdidas de balón, la descoordinación y la circulación horizontal atascó a los hombres de Ronald Koeman durante los primeros 45 minutos.

Curiosamente, el Barça no alteró sus comportamientos en salida de balón pese a disponer de igualdad numérica en ataque y contar con un delantero centro capaz de recibir, descargar y bajar el balón como Martin Braithwaite. Una situación que ocasionó la desaparición del danés entre los centrales vascos. En la segunda parte, la entrada de Dembelé, la modificación del esquema táctico y los cambios de Koeman transformaron un encuentro que pudo caer para cualquiera de los dos lados.

Descifrar los partidos del Barça antes de que sucedan se ha vuelto una ciencia inexacta. No hay manera de descodificar las diferentes caras de un equipo que aún está en proceso de encontrarse a sí mismo, por lo que cada encuentro significa asistir a una nueva función. Si al conjunto de Ronald Koeman le falta estructura y automatización ante la evidente carencia de talento en sus jugadores, sumarle las bajas de Gerard Piqué, Jordi Alba y Leo Messi es sinónimo de problemas ante la más mínima oposición.

Antoine Griezmann