Benzema hace de '9' puro: dos cabezazos dan vida al Real Madrid en la Champions (2-0)
El Real Madrid ganó al Gladbach y se clasifica, como primero del grupo, para los octavos de final con dos goles de cabeza de Karim Benzema
En el fútbol se multiplican las posibilidades de la victoria si tienes un rematador y es todavía más probable el éxito si ese rematador juega dentro del área. Benzema decidió jugar contra el Borussia Mönchengladbach como un delantero centro de los de antes. De esos a los que le colgabas los balones y lo remataba todo con contundencia. El francés abandonó el traje de delantero moderno, ese que tanto le gusta a él y Zidane, con el que presume de ser algo más que un ’9’ y disfruta como generador de fútbol. Al Real Madrid y a Zidane lo que le hacía falta era pegada y eficacia. Hacer goles para ganar y acabar con la pesadilla de un grupo en el que empezó el último partido de la fase de grupos sin estar clasificado para los octavos de final. Lo acaba primero.
Con el ‘9’ en su sitio se fue el Real Madrid al descanso con la ventaja de dos goles de cabeza de Benzema. A lo Santillana. El primero con un centro de Lucas Vázquez y el segundo con otro de Rodrygo. Los dos por la banda derecha, el carril que explotó el equipo de Zidane y por el que perforó a un rival alemán que no era tan lobo como nos lo habían presentado. En gran parte y con mucho mérito por el trabajo a destajo que hizo por esa zona el sacrificado Lucas Vázquez, otra vez en el once de lateral derecho, y la calidad de Rodrygo para darle profundidad a las acciones de ataque.
Salió el Real Madrid con la versión que le hizo ganar la Liga tras el confinamiento. Un equipo muy mentalizado, sólido y con una intensa presión en campo contrario que le dio beneficios. Antes de saltar al campo recibió los ánimos de Florentino Pérez en el túnel de vestuarios. Una imagen que habla de la importancia del partido, de lo que había en juego en cuanto a prestigio y dinero. Nos podemos hacer una idea de cómo estaba el nivel de nervios en el estadio Alfredo Di Stéfano para que el presidente esté en la bocana y tenga que recordar con su presencia que este no era un partido más. Era una final en la Champions a principios del mes de diciembre. Todo esto es muy raro en una temporada anormal. Florentino puso su granito, que no era otro que apoyar a una plantilla que tenía que sacar el partido por lo civil o lo criminal.
Zidane repitió el mismo once que ganó al Sevilla con la novedad de Sergio Ramos, imprescindible la figura del capitán en el césped para la final prenavideña. Un ataque con los dos brasileños. Rodrygo y Vinícius, uno en cada banda, y Benzema en el centro. Dentro del área. Sin tener que salir por fuera a generar fútbol, tirar paredes y asociaciones. Para eso adelantó las líneas el equipo y fue imponiendo su calidad, claridad y talento el veterano Luka Modric. Cuando el croata juega cerca del área no es necesario que Benzema salga de la posición de delantero centro. Modric gobernó el partido, con una actuación magistral y se pudo ir al descanso con un gol en un disparo que desvió el portero Sommer y repelió el poste. Con Modric adelantado el equipo tiene peligro y con Benzema incrustado entre los centrales más filo.
Con Ramos en el once
Del susto no se libró el equipo de Zidane, que se enfrentó a un conjunto menos ordenado e intenso que otros modestos rivales que se han llevado el botín del Di Stéfano. El Gladbach no fue el Cádiz, el Shakhtar o el Alavés. Estuvo más blando en los marcajes y menos compacto. De ello sacó tajada Benzema con la puntería de los dos cabezazos. El primero colocado a la escuadra y el segundo más explosivo. Se quedó a gusto el francés, que en el inicio de la segunda parte pudo hacer el tercero con otro cabezazo abajo que paró el portero. Le cogió Benzema el gusto al remate de cabeza en una noche que cambió el juego de pies por la cabeza.
El Gladbach presentó poca batalla y en la primera parte desperdició una gran ocasión en un contraataque que cogió a Varane desprevenido. Se marchó Plea por velocidad y cuando encaraba la portería se le echó encima Courtois. Picó la pelota y el balón se fue desviado. Es el mayor apuro que tuvo el Madrid en toda la primera parte. El resto fue un control absoluto de la pelota, del ritmo que le interesaba para darle profundidad al juego y con centros al área con los que buscar a Benzema. Con disparos desde fuera del área con los que sorprender a Sommer. Uno de ellos muy peligroso, dirigido a la escuadra, en un zurdazo de Kroos que desvió el guardameta del Gladbach. Se cumplía la hora del partido y el Real Madrid mostraba su autoridad en un partido con un alto grado de compromiso de los de Zidane. Muy superior al equipo alemán.
El Real Madrid se desató en el último cuarto de hora con una doble ocasión en un remate de cabeza de Sergio Ramos y un paradón de Sommer. La pelota rechazada llegó a los pies de Benzema y el disparo del francés se estrelló en el larguero. Ya era un Madrid con ganas de más goles, ambicioso y suelto. Tuvo otra para marcar el tercero en un disparo del incisivo Lucas Vazquez al poste. Era la fase para golear al débil Gladbach. En el que Zidane hizo un doble cambio significativo. Retiró del campo a Vinícius y Rodrygo y metió a Marco Asensio y Sergio Arribas. Este último un joven centrocampista (19 años) adelantó en los planes a Isco. Sergio Arribas ya había jugado con el primer equipo en el estreno liguero contra la Real Sociedad en Anotea.
El Madrid no puede borrar la mala imagen de una irregular fase de grupos en la que se clasifica para los octavos de final, como primero de grupo, con su partido más serio contra el Borussia Mönchengladbach. Tiene pendiente darle continuidad al juego, con partidos como este o el de Sevilla, y con lo que se pueda decir que está al nivel de los rivales más portantes de Europa. "Si jugamos siempre como equipo, como hoy, ningún equipo nos puede hacer daño. Siempre preparamos los partidos y necesitábamos un partido como hoy. Todos salimos reforzados. Somos una familia y estamos todos para ganar. Estamos en el buen camino. Yo estoy para ayudar. Si puedo hacer de nueve o de lo que sea", comentó Benzema.
En el fútbol se multiplican las posibilidades de la victoria si tienes un rematador y es todavía más probable el éxito si ese rematador juega dentro del área. Benzema decidió jugar contra el Borussia Mönchengladbach como un delantero centro de los de antes. De esos a los que le colgabas los balones y lo remataba todo con contundencia. El francés abandonó el traje de delantero moderno, ese que tanto le gusta a él y Zidane, con el que presume de ser algo más que un ’9’ y disfruta como generador de fútbol. Al Real Madrid y a Zidane lo que le hacía falta era pegada y eficacia. Hacer goles para ganar y acabar con la pesadilla de un grupo en el que empezó el último partido de la fase de grupos sin estar clasificado para los octavos de final. Lo acaba primero.