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Zidane afloja la soga con un autogol de Bono y la rebeldía de Vinicius (0-1)
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el real madrid, mejor que el sevilla

Zidane afloja la soga con un autogol de Bono y la rebeldía de Vinicius (0-1)

Ganó el Real Madrid por la mínima con un gol en propia puerta de Bono en un ligero remate de Vinicius. Zidane vuelve a ganar en la Liga tras tres partidos sin conocer la victoria

Foto: Vinicius celebra el gol contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. (Efe)
Vinicius celebra el gol contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. (Efe)

Zinédine Zidane saca adelante otro de los partidos más complicados de la temporada y toma oxígeno con la victoria en el Sánchez Pizjuán, por la mínima, gracias a un autogol de Bono. El portero marroquí del Sevilla se despistó en el ligero remate de Vinicius. El brasileño removió el partido con insolencia, insistencia y trabajo hasta conseguir el premio y, lo más importante, aflojar la soga de Zidane. El gol es en propia puerta, pero los méritos no se le pueden quitar a un futbolista excitado, de espíritu efervescente. Es el segundo partido en el que Vinicius consigue salvar los muebles al Real Madrid y a su entrenador. El anterior fue contra el Valladolid. También ganado por la mínima con un gol suyo, aunque en esta ocasión saliendo desde el banquillo.

Vinicius fue una pesadilla para el equipo hispalense. No tiene pausa. Todo lo hace con prisas, acelerado, a lo loco. Tiene sus cosas buenas y malas. Lo mejor es que su hiperactividad acaba fatigando a los rivales y con ella provoca desajustes, despistes y errores. Así consiguió ganar el Madrid. No se le caen los goles. Pero en Sevilla, una vez más, fue el que más lo buscó. Se le puede reprochar su falta de definición, pero lo compensa entregando todo lo que tiene con esfuerzo, sacrificio, energía y mucho trabajo. Es un descarado y con este tipo de personas y profesionales conviene no despistarse. El Sevilla no supo ni pudo contrarrestar al joven brasileño.

Lopetegui y Zidane llegaron al partido atosigados, con demasiadas cuentas pendientes que resolver tras perder contra el Chelsea y el Shakhtar en la Champions. La del Sevilla pareció una derrota por incomparecencia y la de Madrid por impotencia. A Julen Lopetegui se le culpó por haber tirado el partido contra el equipo inglés y estar pensando más en la alineación para ganar al Real Madrid. A Zinédine Zidane se le cayó el equipo en Kiev y el Sánchez Pizjuán significaba algo más que ensayo a lo que le espera el próximo miércoles en el decisivo partido contra el Borussia Mönchengladbach. Se juega el pase a los octavos de final.

Foto: Florentino Pérez, junto a Zidane, cuando el francés anunció que dejaba el Real Madrid. (EFE)

Lopetegui había hecho los deberes en Krasnodar y como lleva tiempo buscando ajustar cuentas por el despido de Florentino eligió rotar, dar descansos y restablecer su dignidad. El Sevilla recuperó su once de gala y el del Madrid presentó dos novedades. Rodrygo y Vinicius empezaron de inicio. No lo hacían desde el primer encuentro de la temporada contra la Real Sociedad. La pareja de jóvenes brasileños más Benzema en el ataque formaron el tridente de un sistema que es inamovible (4-3-3). Marco Asensio se quedó en el banquillo. Sin Sergio Ramos, al que se le espera para la final ante el Gladbach, a Zidane le sigue dando más confianza Nacho junto a Varane que el defensa más caro de la historia del club, el fichaje de los 50 millones de euros (Eder Militao). Sin Carvajal, lesionado, permanece Lucas Vázquez en el lateral derecho. El centro del campo, sin Odegaard ni Isco, recuperó a Casemiro junto a Modric y Kroos.

Un Sevilla espeso y despistado

El Real Madrid entró despierto y con agresividad al partido de sobremesa. La baza de Vinicius es una garantía para inyectar explosividad y energía. Es un agitador por naturaleza. Al Sevilla le costó desperezarse y entrar en calor. Estaba menos intenso, de siesta, rígido. Los de Lopetegui se llevaron el primer susto al minuto del inicio del encuentro con una rápida combinación entre Rodrygo y Vinicius. El primero vio el desmarque del segundo, balón al área y disparo cruzado de Vinicius. Una ocasión perdida. Perdonó Vinicius una de esas tantas acciones por las que se le examina su capacidad realizadora. Los cinco primeros minutos llevaron la marca del hiperactivo Vinicius. Sacó tajada de la presión a Bono, el portero del Sevilla se lío y el balón acabó en un ligero remate de cabeza de Benzema que sacó Diego Carlos en la línea de gol. El Madrid desaprovechó dos ocasiones para ponerse por delante, pero no bajó el ritmo. Estaba más enchufado que un Sevilla con problemas para taponar la banda por la que corría Vinicius.

A la primera parte se llegó sin goles, con un Real Madrid que tuvo más disparos y mereció irse con ventaja. La puntería es la gran asignatura pendiente de los de Zidane. Los goles no se consiguen únicamente poniéndole más intención al juego, ni llegan con una buena actitud o ganas. Hay que tener eficacia y al Madrid le faltan especialistas en la finalización. La pegada. Lo intentó de varias maneras, con disparos desde fuera del área de Casemiro y Kroos, y no había manera de encontrar la puntería.

placeholder Zidane en el banquillo del estadio Sánchez Pizjuán. (Efe)
Zidane en el banquillo del estadio Sánchez Pizjuán. (Efe)

La ocasión más clara para ponerse por delante fue un disparo de Benzema, al borde del área, que respondió Bono con una buena intervención abajo. El juego de los de Zidane era notable. La contundencia resultaba insuficiente. Lo que transmitió el Sevilla fue parsimonia, relajación e inseguridad en un primer periodo flojo de fútbol y nulo en peligrosidad. Nada de Rakitic, ni de Gudelj, De Jong, Ocampos… Los tres primeros cambiados por Lopetegui tras el gol de Vinicius. Era un Sevilla irreconocible. Espeso, sin carácter, que estaba siendo dominado por un Madrid con más entusiasmo.

La primera ocasión de la segunda parte llegó con un remate de chilena de De Jong al centro de la portería. Primera parada, sin dificultades para Courtois, a los 52 minutos. El Sevilla parecía despertar de la siesta y en dos minutos se volvió a echar a dormir en una internada de Mendy, con centro al área que rozó Vinicius y despistó a Bono. La pelota pegó en el hombro del portero. Gol en propia puerta. El remate de Vinicius no es puro. No se le puede adjudicar al brasileño. Estaba ahí para provocar el error en la finalización. Fue suficiente su llegada, ese ímpetu que le pone a todas las acciones para conseguir un gol extraño. Con algo de suerte, pero logrado por insistencia.

El Real Madrid rompe una racha negativa en la Liga con tres partidos consecutivos en los que no conocía la victoria (Valencia, Villarreal y Alavés) y coge confianza para el encuentro vital contra el Gladbach. A Lopetegui se le sigue atragantando el Madrid. Los tres enfrentamientos desde que llegó al Sevilla son tres derrotas.

Zinédine Zidane saca adelante otro de los partidos más complicados de la temporada y toma oxígeno con la victoria en el Sánchez Pizjuán, por la mínima, gracias a un autogol de Bono. El portero marroquí del Sevilla se despistó en el ligero remate de Vinicius. El brasileño removió el partido con insolencia, insistencia y trabajo hasta conseguir el premio y, lo más importante, aflojar la soga de Zidane. El gol es en propia puerta, pero los méritos no se le pueden quitar a un futbolista excitado, de espíritu efervescente. Es el segundo partido en el que Vinicius consigue salvar los muebles al Real Madrid y a su entrenador. El anterior fue contra el Valladolid. También ganado por la mínima con un gol suyo, aunque en esta ocasión saliendo desde el banquillo.

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