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Un buen Atleti deja vivo al Bayern ‘B’ y se jugará el pase a octavos en Salzburgo (1-1)
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Gran primera parte de los madrileños

Un buen Atleti deja vivo al Bayern ‘B’ y se jugará el pase a octavos en Salzburgo (1-1)

Tras una hora magnífica, con Joao Félix como estrella y goleador, los colchoneros ceden al empuje de un Bayern ya clasificado que en la segunda parte colocó a varios de los titulares reservados

Foto: Mario Hermoso lamenta una oportunidad perdida. (Efe)
Mario Hermoso lamenta una oportunidad perdida. (Efe)

Tres meses y medio después de su merecida derrota en Lisboa ante el Leipzig, el Atlético de Simeone ha completado su metamorfosis. Molesto incluso por su favoritismo justificado en la Liga, el equipo madrileño estuvo clasificado matemáticamente a octavos de la Champions este martes durante una hora tras jugar otro muy buen encuentro ante una versión ‘B’ (pero competente) del mejor equipo de Europa, que modificó la alineación en la segunda mitad y mostró su orgullo hasta empatar en el minuto 86.

Es difícil escribir sobre el Atlético y sobre el encuentro sin comenzar por João Félix, el protagonista absoluto de la primera parte: su talento y su movilidad constante a espaldas de los laterales y de los mediocentros, condecorada por destellos propios de un jugador con plena confianza en sus posibilidades (y un buen gol a pase de Llorente), fueron los argumentos más esperanzadores para cualquier aficionado rojiblanco.

placeholder Joao Felix intenta un regate ante el gigantón Süle. (Efe)
Joao Felix intenta un regate ante el gigantón Süle. (Efe)

Sin embargo, el protagonismo (por fin) del ‘crack’ portugués era más síntoma que causa de la metamorfosis: un equipo que juega decididamente al ataque y ya no se define ante todo por la capacidad de repliegue. (Y sin embargo, es el tercero que menos remates concede en la Champions, pese a contar con el temible Bayern en su grupo).

Oblak ya no es el salvador del Atlético de Madrid: ¿hay alguna descripción más breve y ajustada del cambio de mentalidad en el Metropolitano? Sin sus dos delanteros centros, propulsado en banda por Carrasco y Llorente, con Correa en un magnífico estado de forma, el Atlético estaba logrando un doble propósito admirable: presionaba y tenía la pelota, no se echaba atrás; y no obstante, conservaba la solidez del equipo correoso y defensivo que tantas alegrías ha dado en las últimas temporadas a su feligresía. Este martes le faltaron cinco minutos (y Luis Suárez) para dar casi por cerrado el año; tras el empate de Müller, habrá de jugarse la clasificación en una final el próximo miércoles contra el sorprendente Salzburgo, que goleó en Moscú al Lokomotiv.

Las ausencias y Musiala

Jugó una primera parte espléndida el Atlético, sin dejar elaborar a un Bayern evidentemente castigado por las ausencias (Neuer, Goretzka, Lewandowski y Kimmich) que sólo inquietó durante el primer cuarto de hora (por obra especialmente del jovencísimo y brillante Musiala). Brillante en ataque, pero con un admirable trabajo colectivo en defensa: el nuevo Atleti que ilusiona incluso a seguidores de otros clubes, y que cuando marca el 1-0 busca el segundo con confianza en lugar de diseñar un autobús para proteger al mejor portero del planeta.

No tuvo suerte cara al gol cuando su superioridad era clara, en la segunda media hora del partido, y llegó con un resultado corto a la hora de juego, el momento escogido por Flick para sacar al campo de una sola tacada a Muller, Gnabry y Richards. Cambió el Bayern, como es lógico: aumentó su ritmo de juego hasta alcanzar el nivel habitual del campeón de Europa, en paralelo a la fatiga progresiva de los locales. La lesión de Giménez fue un primer presagio. Un gran despeje de Oblak en un córner envenenado fue el segundo. El penalti fabricado y anotado por Müller en el 86 fue la confirmación de que las fuerzas se habían equilibrado (aunque no lo suficiente para calificar de justo el empate). De hecho, Joao Felix estaba ya en el banquillo por cansancio.

placeholder Thomas Müller anota el empate. (Efe)
Thomas Müller anota el empate. (Efe)

El Atlético se retiró algo melancólico al vestuario, pero emite señales magníficas y pagó este martes la ausencia coronavírica de Luis Suárez. No hay dudas sobre su transformación: si aquella aciaga noche de agosto en Lisboa ante el dinámico Leipzig de Nagelsmann dejó una herida lo suficientemente profunda como para modificar un catecismo que tenía demasiadas páginas amarillentas, la paliza del propio Bayern en octubre sirvió para ajustar el tornillo que faltaba, con tres centrales y la inclusión de Mario Hermoso. Con el sistema ya implantado y ajustado, depende de sí mismo para pasar a octavos; tendrá que empatar en Salzburgo la próxima semana. Por lo visto hoy en el Wanda, y también en el último mes, un objetivo muy asequible. Y será, sin duda, un partido muy diferente a aquellos cuartos de final del pasado verano en Lisboa (y a aquellos partidos tan cerrados de años pasados).

Tres meses y medio después de su merecida derrota en Lisboa ante el Leipzig, el Atlético de Simeone ha completado su metamorfosis. Molesto incluso por su favoritismo justificado en la Liga, el equipo madrileño estuvo clasificado matemáticamente a octavos de la Champions este martes durante una hora tras jugar otro muy buen encuentro ante una versión ‘B’ (pero competente) del mejor equipo de Europa, que modificó la alineación en la segunda mitad y mostró su orgullo hasta empatar en el minuto 86.

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