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Montoya: "A Diego no hay que juzgarle por su vida, sino por lo feliz que hizo la tuya"
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COMPAÑEROS y amigos EN BOCA JUNIORS

Montoya: "A Diego no hay que juzgarle por su vida, sino por lo feliz que hizo la tuya"

Cuando Maradona regresó a Argentina para volver a jugar al fútbol tras una larga sanción de la FIFA, recuperó el amor y la pasión por la pelota

Foto: Diego Armando Maradona, con Boca Juniors
Diego Armando Maradona, con Boca Juniors

Hace 25 años, Diego Armando Maradona tuvo un regreso triunfal al fútbol argentino. Fue un 7 de octubre de 1995 cuando se volvió a vestir de corto con el uniforme de Boca Juniors en el ardiente estadio de la Bombonera. Ese día fue histórico. Más de 50.000 aficionados en las gradas, fanáticos de su ídolo gritando y cantando el nombre de Diego, pancartas de todo tipo que le daban las gracias al genio y a su salida al césped la imagen de Maradona era la de un jugador que llamó la atención por lucir un mechón amarillo. En la cabeza llevaba los colores ‘xeinezes’.

La Bombonera estalló de pasión, júbilo, con un griterío ensordecedor y cánticos con la aparición del mito. El césped se llenó de bengalas, globos amarillos y serpentinas. Una fiesta imposible de olvidar. Era el regreso del hombre más querido, idolatrado de la afición de Boca y también del resto de ciudadanos argentinos porque ese partido, contra Colón de Santa Fe, se retransmitió por televisión e hizo máximos de audiencia.

En el regreso de Diego Armando Maradona a Argentina, después de su etapa en el Sevilla y de cumplir con la sanción que le impuso la FIFA de 15 meses inhabilitado por dar positivo en un control de 'doping' durante el Mundial de Estados Unidos, estaba Carlos Fernández Navarro Montoya. Conocido guardameta que jugó en multitud de equipos, entre ellos el Extremadura, Mérida y Tenerife en nuestro país. Pero ese momento del regreso, en el césped de la Bombonera, estaba el Mono Montoya, como se le apodaba, con su gorra e impactado por el recibimiento.

Amaba la pelota

Si alguien puede hablar de qué tipo de persona era Maradona, lo que supone y su impacto, es el Mono Montoya. “A mí, Diego me llamaba gorila”, empieza diciendo a El Confidencial. “Nosotros le llamábamos Armando. Por su apellido”. El Mono Montoya era el capitán de Boca Juniors y cuando regresó Maradona cedió el brazalete a la figura. Con él jugó durante dos etapas en Boca Juniors porque Diego hizo una interrupción. El impacto de la noticia del fallecimiento provoca que los recuerdos se acumulen: “Diego era un compañero fantástico que siempre te regalaba momentos placenteros y todo lo que estuviera vinculado con la pelota era una sonrisa. Yo prefiero recordar a ese Diego. Los mejores recuerdos que voy a tener son los que nos asombró con la pelota. Es de justicia”.

Armando, que no Maradona, era una fuente inagotable de inspiración y admiración para sus compañeros: “A Diego no hay que juzgarlo por lo que hizo en su vida sino por lo que hizo con la nuestra y cómo nos enamoró. El fútbol de Diego no se veía, se sentía. Esto es potestad de pocos. Amaba la pelota y todo lo relacionado con el fútbol. Conocía a todos los jugadores, las estadísticas y así era feliz. El único lugar donde se sentía libre, el campo de juego. Aquí se veía que no era prisionero de su fama y de ser Maradona. Era librepensador y ahí se ganó la admiración y el compromiso”.

placeholder El Mono Montoya y Maradona.
El Mono Montoya y Maradona.

El Mono Montoya conoció a un genio y un profesional que iba de cara, al que le gustaba discutir y que nunca se callaba. Pero sobre todo a un luchador: “Diego fue un hombre que desde muy chico luchó con las adversidades y así forjó un tremendo carácter, temperamento y personalidad con todas sus virtudes y defectos. Yo discutí con él muchas veces porque teníamos discrepancias, pero iba de cara. Era honesto y honrado. Era un líder y un rebelde que no se daba por vencido. Y también era un buen compañero. Tuvimos una relación franca, muy frontal y honesta. Me quedo con su legado, que es inmortal y trasciende los resultados. De él se va a hablar de sus gambetas, túneles, el gol a los ingleses y el talento. No puedo olvidar sus carcajadas cada vez que hacía un gol. Verdaderamente, donde disfrutaba era en la cancha. Aquí sí era feliz”.

Así era el Diego Armando Maradona que regresó a Argentina a recuperar la sonrisa, la felicidad, el cariño cercano de los aficionados y los compañeros de Boca. El olor y la atmósfera de la Bombonera. “Recuerdo que fuimos a una gira por China y Corea y en un partido en Beijing salimos al campo y había 80.000 personas. Yo iba detrás de él y le insulté. ‘Hijo de p..., toda esta gente ha venido solo a verte a ti’, le dije. Era el único capaz de hacer que tanta gente fuera a verle, porque levantaba pasiones y tenía este poder tan mágico de convocatoria”, son algunos de los recuerdos del Mono Montoya minutos después de conocer el fallecimiento de Diego Armando Maradona.

Hace 25 años, Diego Armando Maradona tuvo un regreso triunfal al fútbol argentino. Fue un 7 de octubre de 1995 cuando se volvió a vestir de corto con el uniforme de Boca Juniors en el ardiente estadio de la Bombonera. Ese día fue histórico. Más de 50.000 aficionados en las gradas, fanáticos de su ídolo gritando y cantando el nombre de Diego, pancartas de todo tipo que le daban las gracias al genio y a su salida al césped la imagen de Maradona era la de un jugador que llamó la atención por lucir un mechón amarillo. En la cabeza llevaba los colores ‘xeinezes’.

Diego Armando Maradona
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