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Sin Messi, el Real Madrid es más fuerte y sobre todo más feliz
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cuando se fue cristiano, vino la depresión

Sin Messi, el Real Madrid es más fuerte y sobre todo más feliz

El Barcelona, inevitablemente, caerá en la depresión de tener que acostumbrarse a jugar sin Messi. Como le sucedió al Real Madrid sin Cristiano Ronaldo. Tuvo unos efectos devastadores

Foto: Leo Messi y Cristiano Ronaldo, durante un Clásico entre el Real Madrid y el Barcelona. (EFE)
Leo Messi y Cristiano Ronaldo, durante un Clásico entre el Real Madrid y el Barcelona. (EFE)

Lo que es un roto para el Barcelona es un regalo para el Real Madrid y viceversa. Igual que el Barcelona se benefició de la marcha de Cristiano Ronaldo, ahora el Real Madrid sale reforzado con la estampida de Leo Messi. No hay nada que celebrar. O sí. Porque un Barça sin el argentino es un adversario más débil y una noticia con la que no se contaba tan pronto en el club rival. Dos años después de que el portugués pusiera fin a su etapa en el Real Madrid se produce la del futbolista que hará que se vuelvan a igualar las fuerzas entre los dos grandes de España. En silencio y se podría decir que con palomitas asisten en el Real Madrid al impacto que ha provocado la fuga de Messi, por las formas, y con la expectación de conocer cuál será su próximo destino.

La marcha de Messi es, por lo tanto, la mejor noticia que puede recibir el Real Madrid. No hay garantías para asegurar que la pueda aprovechar. Como no lo ha hecho el Barcelona en estos dos años sin Cristiano Ronaldo en España. Lo que no se puede negar es que suben las posibilidades del equipo de Zidane, que en la segunda temporada sin Cristiano Ronaldo supo reinventarse y ganó una Liga. Un título extraño por el parón y la reanudación de la pandemia y que fue posible, en gran parte, a la excelencia defensiva. El Madrid acabó siendo el equipo menos goleado (tan solo recibió 25 tantos).

placeholder Leo Messi celebra un gol en un partido con el Barcelona. (Efe)
Leo Messi celebra un gol en un partido con el Barcelona. (Efe)

Un Barcelona sin Messi hace al Real Madrid más fuerte y, sobre todo, más feliz. Por diferentes motivos deportivos y emocionales. El Barcelona pierde los 25 goles que el argentino marcó en la pasada temporada. Le valieron para ser el máximo goleador del campeonato y a esta cifra no pudo llegar la mejor versión de Karim Benzema. El francés hizo 21 goles. Si a la pérdida de los 25 goles de Messi le sumamos los 16 de Luis Suárez (al uruguayo le abre la puerta Ronald Koeman) la cifra de goles que pierde el Barcelona en la Liga suma un total de 41. Casi la mitad que marcó en el campeonato (86). Sin duda, un daño deportivo que favorece al Real Madrid. Otra cosa es que lo explote, pero de antemano los dirigentes y los jugadores tienen que estar frotándose las manos. No digamos ya los aficionados.

El imposible vacío que hay que llenar

Sin Messi el Barcelona pierde con respecto a la última Liga y términos numéricos los 25 goles y 21 asistencias. Más allá de los registros está la sensación de que en el Real Madrid vivirán cada jornada con más tranquilidad. Con el alivio de que ya no compiten contra el mejor jugador del mundo que, en una jugada individual, una falta, un pase y un remate saca adelante los puntos. Como le sucedía y a lo que se había acostumbrado el Real Madrid cuando tenía a Cristiano Ronaldo. ¿Se acuerdan cuando se decía quién va a marcar ahora los 40 goles de Cristiano Ronaldo? Lo mismo sucederá con el vacío que deja Messi. Imposible de llenar. Venga quien venga. No hay fichaje que recupere esa cantidad de goles. El Madrid lleva dos errores. Uno con Mariano y el otro con Luka Jovic, a la espera de que el serbio dé un giro y explote como goleador. No tiene mucha pinta de serlo.

Luego está el componente anímico. El Barcelona, inevitablemente, caerá en la depresión de tener que acostumbrarse a jugar sin Messi. Como le sucedió al Real Madrid sin Cristiano Ronaldo. Tuvo unos efectos devastadores. El primero que lo sufrió fue Julen Lopetegui, despedido por una mala racha de cinco partidos consecutivos sin marcar gol. El Barcelona (sin Messi ese día en el campo), le dio la puntilla con una goleada en el Camp Nou. Un fatídico 28 de octubre de 2018 fue la sentencia de Florentino a Lopetegui. Con Solari (eliminado de la Copa por el Barça y de la Champions por el Ajax) ni tampoco con Zidane (sin opciones a ganar títulos) se acabó como pudo y con muchos bochornos lo que se llamó una temporada de transición.

El destrozo que sufrió el Real Madrid (acostumbrado a los 450 goles en 438 partidos oficiales que marcó Cristiano Ronaldo en las nueve temporadas) es lo que le espera al Barcelona. Si Messi no se echa atrás y cambia de decisión después de comunicar por burofax que se marcha. No lo parece, pese a que se espera que una posible dimisión de Bartomeu sería la solución para evitar la fuga.

placeholder Messi muetra su camiseta del Barcelona a la grada del Bernabéu tras marcar un gol. (EFE)
Messi muetra su camiseta del Barcelona a la grada del Bernabéu tras marcar un gol. (EFE)

En el Real Madrid, para qué nos vamos a engañar, es un notición que Leo Messi se vaya, pese a que las fuerzas se hubieran igualado en la pasada temporada con la consecución de la Liga y la Supercopa de España. Quedaba por comprobar si con una Liga sin interrupciones se habría ganado de la misma manera al Barcelona de Messi. No se puede saber. Lo cierto es que el Madrid recuperó el liderazgo en España después de la hegemonía de los últimos años del Barça con Messi y un Real Madrid que también tuvo varias temporadas a Cristiano. Las tristezas del Barcelona son las alegrías del Real Madrid. Cuando uno llora, el otro ríe y es feliz. Ahora le toca al Barcelona hacer la reconstrucción sin Leo Messi. Al Madrid le ha ido fatal en Europa. Dos años sin Cristiano son dos eliminaciones en los octavos de final de la Champions.

Es para echarse a temblar si miras la aportación del argentino desde que debutó con el Barcelona, con 17 años, el 16 de octubre de 2004 con Frank Rijkaard en el banquillo. Curioso. Un entrenador holandés fue su pistoletazo de salida y Ronald Koeman no ha sabido o podido retenerle. Se va el máximo goleador en la historia del Barça, con 634 goles en 731 partidos, y el que más goles ha marcado en un Clásico. Un total de 26. Para que no estén contentos en el Real Madrid de la noticia. El argentino deja 34 títulos, además de 6 Pichichis, 6 Balones de Oro y 5 Botas de Oro. Empieza una nueva era en la rivalidad entre el Real Madrid que perdió a Cristiano Ronaldo y el Barcelona sin Leo Messi.

En el recuerdo de las pugnas entre el Real Madrid y el Barcelona quedarán muchas acciones, goles, regates... Entre ellas se puede rescatar la que simbolizó el poderío de Leo Messi en este tipo de partidos. Cuando se quitó la camiseta azulgrana, tras marcar el gol de la victoria (2-3), y la mostró a la grada del Bernabéu. Era el tanto número 500 del argentino como culé. Ese día, el 23 de abril de 2017, dejó una imagen icónica. Dolorosa en el madridismo. Messi tomó el Bernabéu, con Luis Enrique en el banquillo, haciendo el gol del triunfo, con Zidane en el otro, provocando la expulsión de Sergio Ramos tras una dura entrada... En fin, daría para mucho describir lo que significó, representa y el daño que hace la marcha de Leo Messi.

Lo que es un roto para el Barcelona es un regalo para el Real Madrid y viceversa. Igual que el Barcelona se benefició de la marcha de Cristiano Ronaldo, ahora el Real Madrid sale reforzado con la estampida de Leo Messi. No hay nada que celebrar. O sí. Porque un Barça sin el argentino es un adversario más débil y una noticia con la que no se contaba tan pronto en el club rival. Dos años después de que el portugués pusiera fin a su etapa en el Real Madrid se produce la del futbolista que hará que se vuelvan a igualar las fuerzas entre los dos grandes de España. En silencio y se podría decir que con palomitas asisten en el Real Madrid al impacto que ha provocado la fuga de Messi, por las formas, y con la expectación de conocer cuál será su próximo destino.

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