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Una teoría sobre la depresión de Bale que no va a gustar a Florentino
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Historia de un divorcio jodido

Una teoría sobre la depresión de Bale que no va a gustar a Florentino

El futbolista mejor pagado del Real Madrid ha jugado este año más a la provocación que al fútbol. Todos parecen superados por la situación. Un ruptura millonaria casi imposible

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Jesús Gil acostumbraba a resolver los conflictos en el Atlético de Madrid con estampidas de búfalo. ¿Que algo o alguien no le gustaba? Abuso verbal, intimidación y despido. En 1993, tras perder 6-0 con el Barcelona en la Copa del Rey, cargó contra sus jugadores y amenazó con echar a Bern Schuster si no cerraba el pico: el levantisco centrocampista alemán mantenía una guerra abierta contra el secretario técnico, Rubén Cano, empleado de confianza de Gil. Después de la filipica de Gil, la prensa preguntó a Schuster por sus problemas con Cano, y aunque tras la amenaza de Gil y el 6-0 quizá era el momento de apagar el fuego, Schuster no se mostró del todo conciliador: “A mí [este señor] no me toca el pirindolo. A mí me toca eso… y lo mato”. He aquí un modo como cualquier otro de resolver quilombos en una organización futbolística: a hostia limpia. Sí, amenazar de muerte a alguien quizá no sea la manera más edificante de atajar un conflicto, pero un enfoque más civilizado tampoco es garantía de éxito, e incluso puede llegar a enquistarlo, como bien saben Gareth Bale y el Real Madrid.

El valor de Bale se ha desplomado en el último año, haciendo cada vez más difícil que alguien asuma su salario

Más allá de algún cabezazo puntual, Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid, no es muy de salidas de tono. Sin embargo, hace ahora un año, dijo en rueda de prensa: “Si Bale se puede ir mañana, mejor”. Zidane acababa de carbonizar a uno de los galácticos del presidente Florentino Pérez, pero igual no pretendía volar la casa, sino resolver un conflicto con un empujoncito; en ese momento, el club negociaba la marcha de Bale a China. Pero algo se torció. El Jiangsu Suning se esforzó tanto en subirle el sueldo a Bale, ya de por sí exagerado, que ya no le quedaron ganas/cash de pagar un traspaso al Madrid. Quizá era demasiado humillante para Florentino Pérez dejar salir gratis a Bale, pues seis años antes el club había pagado casi 100 millones de euros por el jugador. Conclusión: Bale se quedó en el Madrid tras haber sido repudiado públicamente por Zidane. Mal apaño.

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Doce meses después, el jugador mejor pagado de la plantilla no ha jugado un solo minuto en los últimos siete partidos de Liga, su último gol en la competición data del 1 de septiembre y su cotización está en caída libre: según la web Transfermarkt, el valor de mercado de Bale era de 70 millones de euros en febrero de 2019, pero hoy vale 28 millones. Bale cobra unos 18 millones de euros al año. Netos. Un salario fuera de mercado. Como el jugador tiene contrato hasta 2022, la actual y las siguientes dos temporadas podrían salirle al Madrid por 100 millones de euros sumando impuestos. Difícil encontrar otro club que quiera hacerse cargo de dicho salario en el contexto actual (recesión por coronavirus) y con la carrera de Bale en descenso. A no ser que el Madrid pida muy poco a cambio.

placeholder Bale, haciendo el ganso en el banquillo. (Reuters)
Bale, haciendo el ganso en el banquillo. (Reuters)

Tortas no

El culebrón Bale, por tanto, tenía todos los ingredientes para explotar violentamente este año, y sin embargo, no es que no haya habido tortas, es que ya solo parece haber resignación. Bale va camino de convertirse en el jugador más caro que no juega de todos los tiempos, y su carrera se marchita en la grada, pero en lugar de liarse parda, Bale y el Madrid dan señales de haber tirado la toalla. Probablemente nunca verán a ustedes a Florentino Pérez, a Zinedine Zidane o a Gareth Bale soltar un “a mí este señor no me toca el pirindolo”, aunque todos tengan motivos para hacerlo. Más allá de la 'rajada' de Zidane el verano pasado, el conflicto se ha caracterizado este curso por el comportamiento pasivo agresivo, los malentendidos... y la comedia de la provocación protagonizada por Bale en forma de pequeñas gamberradas.

¿Que el entrenador no le convocaba? Bale abandonaba el Bernabéu minutos antes de acabar el partido. De hecho lo hace por sistema, no se queda al pitido final de uno solo. Cuando sus compañeros están llegando a la ducha, él va camino de casa. ¿Que el club filtra su malestar con el jugador y el Bernabéu le pita? En el siguiente partido que juega parecía especialmente ausente. ¿Qué le toca ver el partido desde el banquillo? Hace gestos ostensibles de que lo que le ocurre en el campo no le interesa en absoluto. ¿Que la prensa le acusa de estar más interesado en el golf que en el fútbol? Agita una bandera con el eslogan “Gales, Golf, Madrid” para celebrar una victoria de su selección. O hacía que jugaba al golf durante un entrenamiento del Madrid (en efecto, sentido del humor no le falta).

La actitud de Bale estos meses ha sido un poco: ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas. Pero sin abrir la boca. Habla su entorno para decir que Bale está encantado en Madrid, y por tanto, seguirá aquí los próximos dos años. ¿Está Bale troleando al Madrid? ¿Está troleando 100 millones de euros a Florentino Pérez? Podría parecerlo a primera vista, pero quizá dos no se pelean si uno no quiere...

Un legado en disputa

Dada la degradación actual de la convivencia, el legado de Bale en el Madrid (siete temporadas) está cada vez más en disputa.

En contra juegan sus continuas lesiones musculares y su precaria integración, no ya en las dinámicas de grupo, sino también sobre el terreno: Bale nunca ha destacado por su entendimiento del juego colectivo, sino por sus explosivas individualidades. Además, cuando llegó la hora de dar un paso al frente tras la marcha de Ronaldo hace dos años, Bale reaccionó metiéndose para adentro, perdió gol, velocidad y la confianza de Zidane.

A favor de la trayectoria de Bale juegan la acumulación colectiva de títulos (un ciclo nunca visto de Champions), su rendimiento los primeros tres años (jugó 81 partidos, metió 47 goles y dio 33 asistencias, cifras deslumbrantes para cualquiera que no sea delantero centro) y algunos de los goles más estratosféricos de los últimos años. Goles en los que Bale parecía haber sido poseído por otro: por el Correcaminos (su brutal sprint en la final de la Copa del Rey 2014) y por un acróbata del Circo del Sol (su chilena en la final de la Champions 2018). Golazos de no creer en los momentos decisivos.

placeholder La chilena de Bale en la final de la Champions, contra el Liverpool. (Reuters)
La chilena de Bale en la final de la Champions, contra el Liverpool. (Reuters)

El problema es que Bale parece poseído ahora por un pasota. Tras retirarle su apoyo Zidane, el jugador ha ido desconectando. Ha bajado los brazos. ¿Se ha metido él solo en el agujero?

El propio jugador se muestra desconcertado por la situación. En una entrevista concedida ayer a ESPN, Bale explica su relación con la grada: "No lo comprendo. Intento hacerlo mejor para satisfacerlos, pero solo consigo lo contrario".

Maldito parné

Hay varias maneras de interpretar el empecinamiento de Bale en seguir en Madrid pese a su creciente ostracismo. Un cínico diría que es un asunto 100% crematístico: Bale seguirá en el club mientras nadie iguale su extraordinario salario. Pero cuando parece que a Bale solo le importa el golf, el dinero y vivir en una burbuja, el jugador dona un millón de euros (a un hospital en Gales y a otro en Madrid) para la lucha contra el coronavirus.

Foto: Kaká, un jugador al que se le trató de recuperar desde la prensa constantemente. (EFE) Opinión

No obstante, acostumbrados a que los futbolistas salten de club en club en busca del mejor contrato, ajenos a cualquier tipo de remordimiento sentimental, es lógico que el representante de Bale suena impostado cuando dice que "Bale está en Madrid por su familia, no por dinero".

¿El dinero no es decisivo en lo que está pasando? Casi siempre lo es en los futbolistas...pero sobre todo en sus representantes: nadie quiere nunca renunciar a un euro, y si Bale cobrara la mitad, su traspaso se hubiera materializado hace tiempo.

placeholder Bale, a los 16, con la camiseta del Southampton.
Bale, a los 16, con la camiseta del Southampton.

¿La familia de Bale está tan bien en Madrid? Sí. ¿Es eso importante a la hora de tomar una decisión deportiva? En su caso, probablemente sí. Viven muy a gusto en el extranjero, entre otras cosas, porque la familia galesa de la pareja de Bale, Emma Rhys-Jones, ha pasado momentos de denso trasiego delictivo.

¿Entonces el dinero y la familia explican todo lo que está pasando? No. Aunque se observa cierta obsesión monetaria en el entorno del jugador, intentemos ver el asunto desde otro punto de vista: los sentimientos heridos del jugador. Bale como chaval que lo pasa mal. Lo explica un compañero de Bale en el Tottenham a este periódico: "A no ser que haya cambiado mucho en los últimos años, te diría que el dinero es la última motivación de Bale", dice. "Muchas veces no tenemos en cuenta que Gareth es un chico de las afueras de una ciudad pequeña como Cardiff, de 300.000 personas, y que está acostumbrado a un trato muy personal y cercano. Necesita que estén encima de él, pero a la vez dejarle a su aire. Que se sienta respaldado, pero no agobiado".

Continúa su excompañero: "En el Real Madrid no tiene nada de esto. Comparte vestuario con Ramos, Benzemá, Cristiano Ronaldo, Hazard... es uno más, tiene que ganarse la vida, y eso requiere una madurez que quizá él no tenga. Cuando le vemos bromeando, jugando al golf o haciéndose el dormido en la grada, unos creen que está tomándole el pelo al club, pero los que le conocemos un poco le vemos superado por las circunstancias. Estoy completamente seguro de que él no querría estar ahí", afirma. "Bale se mueve mejor en estructuras pequeñas en las que él sea el centro de atención".

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Los mimos de Florentino

Habla una persona con acceso al entorno de Bale: “Desde que se frustró su marcha a China, Bale está atrapado, y el Madrid, también”. “El jugador cree que el Madrid no le ha cuidado. Está muy quemado con el club por no defenderle cuando Zidane le defenestró públicamente”.

¿Dónde está atrapado Bale exactamente? En una jaula de oro (cobra más que nadie pero no juega), pero también en una jaula psicológica.

Pistas sobre las causas que habrían llevado al jugador a comportarse de un modo extraño este curso: Bale ha pasado de ser el niño bonito a no jugar. Era el protegido de Florentino Pérez, que según algunas fuentes, presionó a varios entrenadores (Ancelotti, Benítez, Lopetegui) no solo para que jugará siempre, sino para que lo hiciera en su posición favorita: media punta en lugar de extremo. Pero cuando Zidane le puso en la lista negra, Florentino no hizo lo suficiente por él, siempre según la visión del entorno del jugador. Rencor. Bale quizá empezó a pensar entonces en las veces que había ‘salvado’ al entrenador y al club con sus goles decisivos en las finales. Más rencor.

placeholder El Cristiano zurdo, decían. (Marca)
El Cristiano zurdo, decían. (Marca)

O cuando caes en la frustración y en la melancolía por no sentirte querido. Mientras Bale aparenta indolencia, su entorno dice que está estupendamente en Madrid, y quizá no sea solo un modo de presionar al club para buscar una salida, sino un reflejo de la contradicción en la que vive Bale: ¿cómo va a estar bien viendo pasar sus últimos años de carrera desde la grada? Bale hace como que todo le da igual, pero quizá sea una pose y (en su cabeza) un modo de castigar al club por no darle suficiente cariño (castigo que quizá le esté haciendo más daño a él que a la entidad).

Bale se siente agraviado y responde con pataletas de baja intensidad

Bale es ahora el niño dolido que aparenta estar mejor que nunca, pero bulle por dentro. Bale está instalado en el comportamiento clásico del que se quema en el trabajo al sentirse injustamente tratado. Bale se siente agraviado, pero en lugar de luchar por revertir su situación, ha optado por escenificar pataletas de baja intensidad. El club, por su parte, asiste paralizado al espectáculo.

Lo que Gil y Schuster resolvían a torta limpia y a plena luz del día, Bale y Florentino han decidido resolverlo con una guerra psicológica marcada por las performances cómicas golfísticas y los silencios. La relación se ha desgastado tanto que la ruptura se da por sentada, la cosa no da más de sí, el cariño y los goles parecen perdidos para siempre, pero hay demasiados intereses y orgullos en juego como para un divorcio sencillo. Un matrimonio agónico que durará hasta que alguien afloje... la pasta.

Jesús Gil acostumbraba a resolver los conflictos en el Atlético de Madrid con estampidas de búfalo. ¿Que algo o alguien no le gustaba? Abuso verbal, intimidación y despido. En 1993, tras perder 6-0 con el Barcelona en la Copa del Rey, cargó contra sus jugadores y amenazó con echar a Bern Schuster si no cerraba el pico: el levantisco centrocampista alemán mantenía una guerra abierta contra el secretario técnico, Rubén Cano, empleado de confianza de Gil. Después de la filipica de Gil, la prensa preguntó a Schuster por sus problemas con Cano, y aunque tras la amenaza de Gil y el 6-0 quizá era el momento de apagar el fuego, Schuster no se mostró del todo conciliador: “A mí [este señor] no me toca el pirindolo. A mí me toca eso… y lo mato”. He aquí un modo como cualquier otro de resolver quilombos en una organización futbolística: a hostia limpia. Sí, amenazar de muerte a alguien quizá no sea la manera más edificante de atajar un conflicto, pero un enfoque más civilizado tampoco es garantía de éxito, e incluso puede llegar a enquistarlo, como bien saben Gareth Bale y el Real Madrid.

Gareth Bale Florentino Pérez