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Del ‘tamudazo’ al fracaso del capital chino: el Espanyol baja a Segunda en el Camp Nou
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Cuatro técnicos y cinco victorias en la Liga

Del ‘tamudazo’ al fracaso del capital chino: el Espanyol baja a Segunda en el Camp Nou

Los ‘periquitos’ pierden la categoría un año después de haber llegado a la Europa League y 26 años después del último descenso. Queda en entredicho el director deportivo y ahora entrenador, Rufete

Foto: Los futbolistas del Espanyol, tumbados sobre el césped. (Cordon)
Los futbolistas del Espanyol, tumbados sobre el césped. (Cordon)

Tenía mucha razón Quique Setién cuando dijo este martes, azuzado por los periodistas en la previa de un derbi que calificaban de “cruel”: “No es el Barcelona quien mandará a Segunda División al Espanyol. Esto es un proceso de mucho tiempo. Así que no sería cosa del Barcelona, que podría dar la puntilla”.

La puntilla llegó en su forma más triste: un triste 1-0 ante una de las peores versiones del Barcelona de la temporada. Los pericos, que hoy cargaban con el peso de las últimas 27 temporadas en Primera División, no fueron capaces de defenderse al principio ni de crear peligro a los azulgranas durante el resto del partido. Tan solo Raúl de Tomás, que acumula solo 11 partidos con el equipo, creyó hasta el final en un gol que, por otra parte, tampoco era garantía de salvación. Al final, una derrota que era lo esperable entre dos equipos a los que separaban 50 puntos en la tabla: uno hegemónico culturalmente y millonario (1.047 millones de presupuesto este año), otro endeudado y arrinconado en un espacio social ajeno al expansionismo nacionalista, con un presupuesto 10 veces inferior al de los culés, que en los últimos años ha logrado un notable saneamiento de sus cuentas bajo la gestión del propietario chino Chen Yansheng.

Foto: Moento del FC Barcelona - Espanyol (Efe)

No hubo al menos cánticos celebratorios de “¡a Segunda, oé, a Segunda oé!” en el Camp Nou, como suele escucharse en las visitas del vecino rival, aunque se vieron fuegos artificiales en los aledaños del estadio. El coronavirus evitó a los blanquiazules una humillación acrecentada por el recuerdo del ‘tamudazo’. Resulta simbólico que sean precisamente los dos protagonistas de aquel gol que quitó un título al Barça en su estadio hace 13 años (Tamudo y Rufete, autor de la asistencia) quienes dirigieron este miércoles el partido de su descenso al infierno de Segunda. Rostros muy diferentes a los de aquella noche de gloria se vieron anoche en el Camp Nou.

Corrían tiempos de bonanza en 2007 para el Espanyol de Barcelona. Esa temporada jugó (y perdió en penaltis contra en Sevilla) la final de la Copa de la UEFA. Sin preocupaciones ya en la Liga, aquel 9 de junio de 2007, Raúl Tamudo marcó uno de los goles que más daño han hecho al Barça en su historia reciente. El espanyolismo hizo bandera de aquel empate a dos que entregaba un título que creían perdido al Real Madrid, su club amigo. La venganza en plato frío de Messi y compañía este miércoles es un lance mortificante para cerrar una temporada lastimosa, la peor de su historia (solo cinco victorias en 35 partidos jugados hasta ahora, colista de la categoría, cuatro entrenadores diferentes).

Mala gestión

La planificación (o la falta de ella) es la causa principal del estado del equipo, deportiva y anímicamente hundido, que completó en su estadio vacío un encuentro penoso el pasado domingo ante el Leganés, rival directo por la permanencia (0-1). Tanto empleados del club (que por supuesto no hablan en público) como la masa social coinciden en atribuir esta caída libre a los despachos de la entidad. A comienzos de esta semana, la Federación Catalana de Peñas del club solicitó al presidente Chen Yansheng (llegado en 2016) que se apartase del cargo para ser reemplazado por un dirigente que residiese en Barcelona.

“Condenamos la actitud, la falta de compromiso, de dignidad y de amor propio de los jugadores del primer equipo. No han estado a la altura de los 120 años de historia del escudo que defienden. Han demostrado una grave falta de profesionalidad, han puesto en duda su nivel como deportistas de élite y han demostrado que, en su mayoría, no merecen continuar en el club”, reza el documento publicado.

"La distancia física impide la gestión del día a día, de la misma manera que deja huérfano al club de representación institucional y de defensa ante los diferentes estamentos del fútbol", se señala en el comunicado. Es por ello que las peñas exigen "un cambio radical en la representación institucional y en la política comunicativa". "Hemos vivido una temporada vergonzosa, la peor de nuestra historia. Un curso lleno de errores de planificación, fichajes fallidos y entrenadores, con continuos errores en la gestión deportiva (...) No comprendemos que, pese a ser la campaña que más se ha invertido en capital para reforzar el equipo, no se haya traducido en resultados".

"No es un problema de entrenadores, sino del bajo nivel que ha tenido la plantilla"

Joan Collet, antecesor de Yansheng en la presidencia del club, afirmó esta semana en declaraciones a 'La Vanguardia', “como aficionado y desde el máximo respeto”, que “la planificación el verano pasado fue muy mala. No por las ventas. No son importantes los que se van, sino los que vienen. El equipo empezó con muchas carencias. En Primera, no puedes empezar la temporada con Ferreyra, Wu Lei y Puado. Te gastas 18 millones de euros en dos jugadores [Vargas y Calero + que no tienen ninguna trascendencia. El Espanyol no puede permitirse gastar 18 millones en dos jugadores que no juegan (...) No se han explicado los criterios bajo los que se han tomado las decisiones. No sabemos ni quién las ha tomado. Si fue el secretario técnico, el director deportivo… Ha habido entrenadores muy diferentes entre ellos y no se tuvo en cuenta cuáles son las cualidades de la plantilla. Pero no es un problema de entrenadores, sino del bajo nivel que ha tenido la plantilla”.

Cuatro entrenadores y cinco victorias

Poco más de un año después de clasificarse para jugar en Europa con un equipo dirigido por Rubi (que se marchó en verano al Betis llevándose a la estrella del equipo, Borja Iglesias), el Espanyol ha sido incapaz de encontrar una propuesta alternativa. No ha sido por falta de técnicos: hasta cuatro en un año —David Gallego, Pablo Machín, Abelardo y el propio Rufete, que además es el director deportivo y hombre de confianza del presidente afincado en Shantou (China)—.

Los dos jugadores fichados inicialmente por la directiva para relevar a Borja Iglesias en la posición de ‘9’, los argentinos Facundo Ferreyra y Jonathan Calleri, solo han marcado un gol cada uno en la Liga. El centrocampista Matías Vargas, también argentino, por quien se pagaron a Vélez Sarsfield 10,5 millones por el 80% de sus derechos, comenzó bien y después desapareció de escena.

placeholder Raúl de Tomás se lamenta tras una ocasión fallada durante el partido contra el Leganés. (EFE)
Raúl de Tomás se lamenta tras una ocasión fallada durante el partido contra el Leganés. (EFE)

El efecto RDT

La llegada en enero de Raúl de Tomás (RDT), el fichaje más caro de la historia del Espanyol (20 millones de euros), marcó el único momento de ilusión en toda la temporada. Para entonces, ya habían sido despedidos los dos primeros técnicos de la temporada y había llegado Abelardo. En lo que va de temporada, además de a tres técnicos, el Espanyol ha despedido a un director general, Roger Guasch, a un director comercial y de 'marketing', Agustín Filomeno, y a un director deportivo, Óscar Perarnau. A la vista de los resultados, pudo haber caminos más exitosos.

El club, cabe destacar, no escatimó en fichajes invernales: además de a RDT, incorporó también a Embarba, Cabrera y Oier Oiazábal, con lo que su gasto invernal se disparó hasta los 40 millones. El comienzo del ‘galáctico’ De Tomás fue espectacular: debutó con cuatro goles en cuatro partidos. Sin embargo, una lesión le paró en seco. Y desde que regresó el fútbol después del estado de alarma, solo ha podido ser titular contra el Leganés. No ha anotado ni un solo tanto y su incidencia sobre el juego del equipo ha sido nula.

El Espanyol lleva un par de semanas virtualmente en Segunda División y tocó fondo precisamente contra el Leganés (dirigido por otro extécnico ‘periquito’, Javier Aguirre, que tras la conclusión del encuentro se dedicó a consolar a integrantes del cuerpo técnico local). Ha perdido los últimos cinco encuentros ligueros (balance de goles: 8-2). En ninguno de sus cuatro anteriores descensos (el último hace 26 temporadas) el Espanyol bajó como último clasificado. En esta temporada 2019-20 ha sido colista 20 de las 35 jornadas disputadas. Solo en una estuvo por encima de los tres puestos de descenso. En Cornellà ya saben que van a romper un récord y terminar la temporada en último lugar por primera vez.

placeholder Rufete, el día de su debut como entrenador ante el Real Madrid (0-1). (Reuters)
Rufete, el día de su debut como entrenador ante el Real Madrid (0-1). (Reuters)

El futuro de Rufete

Rufete se aboca ahora al abismo de tener que liderar (teóricamente) una vuelta a Primera en la temporada próxima con un crédito muy disminuido y en una competición en la que no tiene experiencia directa. Varios argumentos juegan en su contra. El equipo llegó en 2019 a Europa con una plantilla diseñada por su antecesor en el cargo, Óscar Perarnau, y un año después desciende con un equipo seleccionado por él mismo junto con el presidente del club. En solo 31 partidos, ha apostado por tres entrenadores bastante disímiles entre sí. Con él de cuarto técnico ‘salvador’ de urgencia, al equipo le ha ido aún peor.

Saneamiento económico

Se da la paradoja de que el club de Cornellà atraviesa un momento económico esperanzador que se reconoce fruto de la gestión de Yansheng, exitoso empresario del mundo de la juguetería. Su deuda ha descendido de 190 millones de euros en 2015 a 40 actualmente. Paco Flores, exfutbolista y extécnico ‘perico’, declaró esta semana que estaba con el club: “Iniciamos un nuevo camino y los cimientos tienen que ser de club fuerte. Para pegar un gran salto a veces uno tiene que agacharse”. Un día después de caer en el Camp Nou, ya no existe la opción de no agacharse.

Tenía mucha razón Quique Setién cuando dijo este martes, azuzado por los periodistas en la previa de un derbi que calificaban de “cruel”: “No es el Barcelona quien mandará a Segunda División al Espanyol. Esto es un proceso de mucho tiempo. Así que no sería cosa del Barcelona, que podría dar la puntilla”.

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