"Un jugador tiene más responsabilidad". El escándalo del fútbol en Estados Unidos

Estados Unidos, la mejor selección del mundo, ha ganado dos mundiales en los últimos cinco años, pero su objetivo más importante aún está en al aire. Las jugadoras pelean desde hace años por cobrar lo mismo que los jugadores, pero la federación se niega. El caso está en los tribunales, y los argumentos utilizados por la federación han provocado un escándalo y la dimisión de presidente, Carlos Cordeiro.

El martes, durante la She Believes Cup en la que Estados Unidos ejercía de anfitrión y en la que también participó España, se conocieron algunos de los argumentos utilizados por los abogados que defienden a la federación, que afirman que las jugadoras tienen menos habilidades que los jugadores o que su trabajo tiene menos responsabilidad. "El trabajo de un jugador de la selección conlleva más responsabilidad dentro de la federación que el trabajo de una jugadora", afirman los abogados.

"El trabajo de un jugador de la selección masculina (competir contra otras selecciones masculinas) requiere un mayor nivel de habilidad basado en la velocidad y la fuerza que el trabajo de una jugadora de la selección femenina (competir contra otras selecciones femeninas)", dicen los abogados de la federación, que en una fase anterior del proceso judicial llegaron a preguntarle a Carli Lloyd, delantera de la selección, si creía que el equipo femenino podía competir contra el masculino. "No estoy segura", respondió la futbolista. "¿Peleamos a ver quíén gana y luego nos pagan más?".

Esos argumentos, que forman parte de un dosier que ha aportado la federación para el juicio previsto para comienzos de mayo, han provocado la dimisión del presidente de la federación, Carlos Cordeiro. El dirigente calificó de "inaceptable e inexcusable" el lenguaje utilizado por los abogados y reconoció el error de no revisar el escrito antes de presentarlo.

"Los argumentos y el lenguaje contenidos en la presentación legal de esta semana causaron gran ofensa y dolor, especialmente a nuestras extraordinarias jugadoras del equipo nacional femenino que merecen algo mejor", reconoció. "No tuve la oportunidad de revisar completamente la presentación en su totalidad antes de enviarla, y asumo la responsabilidad de no hacerlo. Si lo hubiera hecho, me habría opuesto al lenguaje que no reflejara mi admiración personal por nuestras jugadoras o nuestros valores como organización", comentó

La lucha de las jugadoras comenzó en 2016, cuando cinco jugadoras (Carli Lloyd, Hope Solo, Alex Morgan, Megan Rapinoe y Becky Sauerbrunn) presentaron una denuncia contra la federación ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo, que no ha emitido ningún dictamen sobre el caso.

Las jugadoras firmaron en 2017 un nuevo convenio colectivo con la federación que vence en 2021, pero hace un año dieron un paso más y demandaron al órgano de gobierno del fútbol estadounidense en los tribunales. La demanda acusa a la federación de políticas y prácticas discriminatorias hacias las jugadoras de la selección. Las futbolistas opinan que se incumple la Ley de Igualdad de Salario y el Título VII de la Ley de Derechos Civiles.

El verano pasado, las dos partes se sentaron a negociar, pero no han llegado a un acuerdo. Las jugadoras piden 67 millones de dólares, cantidad que la federación no está dispuesta a dar. Si no llegan a un acuerdo en las próximas semanas, será un jurado el que decida.