El engaño de Quique Setién a Eder Sarabia que no cuela en el vestuario del FC Barcelona
Setién no ha dado la cara por Eder Sarabia. Le ha dejado, a ojos de todos, como un niñato que no sabe comportarse y pierde las formas. El perdón que busca es ficticio para los jugadores
Quique Setién quiere mantenerse en el banquillo del Barcelona a cualquier precio. Sea jugando mal, perdiendo un Clásico o 'traicionando' a Eder Sarabia después del encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona. No arregla nada pidiendo perdón por el comportamiento que tuvo su ayudante en el Bernabéu en unas imágenes captadas por las cámaras de televisión, que el entrenador califica como "una vergüenza". Setién afea a Eder Sarabia. Se desmarca de su pupilo y pide que se erradiquen los seguimientos que hacen esas cámaras porque le parece algo "lamentable". Setién, definitivamente, ha dejado de ser Setién para mantenerse en el cargo. Se equivoca. Puede durar bastante menos de lo que él se imagina. El perdón, hecho público en una entrevista en El Periódico, por el comportamiento de Eder Sarabia refleja lo grande que le viene al cántabro el banquillo del Barça.
Esta semana apareció una información (en Catalunya Radio) que se refería a unas palabras que salieron del vestuario del Barcelona después de la derrota contra el Valencia, en Mestalla, el 25 de enero. "A Setién esto le viene grande". Era la percepción de los jugadores que no sabían interpretar la filosofía del juego que propone Setién. Desde aquel día, la plantilla tomó las riendas y el entrenador se acomodó a la propuesta de los futbolistas. Había que jugar con más profundidad porque de la otra manera era un caos ver al equipo dando pases en horizontal y hacia atrás. No se enteraban bien de lo que quería el recién llegado, el sustituto de Ernesto Valverde, que predicó jugar bien por encima del resultado. Se sufría más que dar espectáculo.
Setién pidió tiempo para que se notara su mano. Cedió a las peticiones de un vestuario que estaba incómodo con tanto toque y posesión. Lo que acaba de hacer con Eder Sarabia es de mal jefe y peor compañero. No ha dado la cara por Sarabia. Le ha dejado, a ojos de todos, como un niñato que no sabe comportarse y pierde las formas. Como un auténtico maleducado. Un arrabalero de los banquillos. "Es un chaval joven, impulsivo y tiene mucha energía. Ya hemos pedido disculpas. Es culpa mía. Soy yo el que tengo que controlar estas cosas. Lo primero que pienso es en la imagen del club. Hay que cuidarla y tiene que ser impoluta. Tenemos la obligación de guardar las formas por los niños que nos están viendo". Setién agacha la cabeza y desautoriza a su ayudante porque, en realidad, lo que no controla es el juego y tiene que estar muy, pero que muy preocupado por los malos resultados.
La censura del entrenador
¿Si hubiera ganado el Clásico habría pedido disculpas? ¿Habría sido capaz de echar la culpa a las formas de Eder Sarabia? Probablemente habríamos visto a un Quique Setién sacando pecho de su primera victoria en un Real Madrid-Barcelona. Pero no. Venía de dar una imagen pobre con el empate contra el Nápoles y se la pegó en el Bernabéu. Los culpables: Eder Sarabia y la Prensa. Esta es otra de las alucinaciones del técnico cántabro. Referirse al trabajo mal hecho de los periodistas que, como se hace en otros deportes a nivel mundial, buscan las reacciones (para bien y para mal) de los protagonistas. Los documentos o la información relevante para el espectador. La noticia. El espectáculo televisivo está en la relevancia de los hechos y los personajes que son públicos. Setién y su banquillo están entre ellos. La censura es de otro tiempo.
"Es un poco vergonzoso que los medios utilicen una cámara para estas cosas". Setién se queda sin argumentos delante de los jugadores. A éstos no les puede engañar. Son los Piqué, Messi, Busquets y compañía los que están acostumbrados a que las cámaras les hagan seguimientos y saquen los errores y los aciertos. Se les pueda leer los labios (cuando no se tapan la boca), los enfrentamientos con rivales, árbitros... En definitiva, las disculpas de Quique Setién no convencen a sus futbolistas. Son para calmar al club. Para ayudar a salvar a Josep María Bartomeu (regresa este sábado al Camp Nou después de la pañolada contra el Eibar) y dejar por los suelos a Eder Sarabia. Entre sus alucinaciones hay que destacar: "Esto es una balsa de aceite". Sí, lo dice Setién antes de jugar este sábado contra la Real Sociedad.
🗨️🎙️ @QSetien, sobre el comportamiento de Eder Sarabia en el banquillo:
— El Golazo de Gol (@ElGolazoDeGol) March 6, 2020
👀 "No me preocupan los gritos de Sarabia, son lo normal en el fútbol. Me preocupan las formas"
🙏🏼 "Hemos pedido disculpas ya que hay palabras que no se deben utilizar"#GolazoMañana pic.twitter.com/GfkqWNblTI
Quique Setién quiere mantenerse en el banquillo del Barcelona a cualquier precio. Sea jugando mal, perdiendo un Clásico o 'traicionando' a Eder Sarabia después del encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona. No arregla nada pidiendo perdón por el comportamiento que tuvo su ayudante en el Bernabéu en unas imágenes captadas por las cámaras de televisión, que el entrenador califica como "una vergüenza". Setién afea a Eder Sarabia. Se desmarca de su pupilo y pide que se erradiquen los seguimientos que hacen esas cámaras porque le parece algo "lamentable". Setién, definitivamente, ha dejado de ser Setién para mantenerse en el cargo. Se equivoca. Puede durar bastante menos de lo que él se imagina. El perdón, hecho público en una entrevista en El Periódico, por el comportamiento de Eder Sarabia refleja lo grande que le viene al cántabro el banquillo del Barça.