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El berrinche de Reguilón en el Sevilla y el carácter que no olvidan en el Real Madrid
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el bache del canterano blanco

El berrinche de Reguilón en el Sevilla y el carácter que no olvidan en el Real Madrid

Sergio Reguilón es uno de los señalados del derrumbe del equipo que dirige Julen Lopetegui. Empezó muy fuerte en el Sevilla y atraviesa un bache. En el Madrid creen que saldrá adelante por su orgullo

Foto: Sergio Reguilón se encara con un jugador del Mallorca en un partido del Sevilla. (Efe)
Sergio Reguilón se encara con un jugador del Mallorca en un partido del Sevilla. (Efe)

Sergio Reguilón atraviesa por su peor momento desde que salió del Real Madrid. Su rendimiento decrece en sintonía con el del Sevilla. Ha pasado de ir como un avión a sufrir un frenazo y quedar como uno de los señalados del derrumbe del equipo que dirige Julen Lopetegui. A ojos de los aficionados sufrió, en el partido contra el Espanyol, el bochorno de tener que marcharse del campo después de recibir un gol imperdonable para un defensa. A Reguilón le ganó la posición, por velocidad, el chino Wu Lei en la acción que puso por delante al conjunto catalán. La reacción de Lopetegui, su gran valedor, fue sacarle del campo y en el recorrido hasta el banquillo mostró el berrinche. Cabeza baja, gesto de desolación en el banquillo y algunas lágrimas de frustración.

Es la temporada en la que Sergio Reguilón tiene que confirmar que es un futbolista de élite. Escogió el camino que a otro lateral de la cantera del Real Madrid le llevó de regreso al once del primer equipo blanco. Dani Carvajal es el espejo en el que se mira Reguilón. La aventura en Alemania catapultó a Carvajal. Significó un éxito y sirvió para convertirse en el dueño del lateral derecho. Reguilón tiene en quien fijarse si pretende demostrar a Zidane o Florentino Pérez que tiene nivel para ser el lateral izquierdo del Real Madrid. A corto plazo parece inimaginable. La apuesta del entrenador francés es su compatriota Ferland Mendy.

placeholder Sergio Reguilón, afectado, en el banquillo del Sánchez Pizjuán en el partido contra el Espanyol
Sergio Reguilón, afectado, en el banquillo del Sánchez Pizjuán en el partido contra el Espanyol

La irrupción de Sergio Reguilón en el Real Madrid estuvo propiciada por la oportunidad que le dio Lopetegui para hacer la pretemporada. La aprovechó para quedarse como relevo del veterano Marcelo. Convenció al ex seleccionador de que podía ser útil por la energía y el esfuerzo intenso en cada minuto que estaba en el campo. Llegó Solari y sacrificó a Marcelo para apostar, definitivamente, por el canterano. Vio más frescura, sacrificio y resistencia que en el brasileño. El regreso de Zinédine Zidane y su sintonía con los jugadores que tanto le habían dado perjudicó al joven lateral. El técnico francés había puesto sus ojos en Ferland Mendy y una vez conseguido el fichaje (el club pagó 48 millones de euros) se quitó de encima a Reguilón y se quedó con Marcelo.

Tiene mucho orgullo

Sergio Reguilón es joven (23 años), descarado y se le reconoce por el orgullo. Tiene mucho carácter (en el Real Madrid se recuerda el día que se encaró con Luis Suárez en el Bernabéu). Ese amor propio y un cierto sentimiento de injusticia porque Zidane le abrió las puertas para que se marchara lo canalizó en más energía y ambición para demostrar que es un futbolista de Primera división. De regreso con Lopetegui y en una ciudad tan pasional como la hispalense encontró el hábitat para reivindicarse. En gran parte de la temporada ha destacado como uno de los mejores laterales zurdos de la Liga. Rápido, potente, descarado, contundente y con carácter. Reguilón empezó con altísimas revoluciones. Subía, centraba, regresaba, cortaba y rascaba. No se arrugaba. Iba sobrado de energía y le alcanzó para ir convocado con la Selección española absoluta. Hoy da señales de estar agotado. Las palizas suelen pagarse y a lo largo de una temporada hay picos de forma. Está en el bajo.

El berrinche del domingo no es el primero que sufre un futbolista y una persona que vive el fútbol con demasiada agitación. La edad y las ganas de comerse el mundo tienen que ver mucho con ese ardor que le pone en cada partido. Hace unas semanas estaba hundido con la eliminación de la Copa del Rey. Reguilón es competitivo y ambicioso. Una derrota y un error individual le pueden afectar más que a otros compañeros que se marchan del Sánchez Pizjuán sin autocrítica. Contra el Espanyol quedó tocado y en Sevilla aparecen las dudas. Se le puede justificar el bajón porque jugó el partido contra el Espanyol con problemas musculares. El día antes, en el entrenamiento, tuvo un percance. Lopetegui y Reguilón arriesgaron y no salió bien. Al entrenador también se le empieza a desinflar el equipo y entra en un bache que no gusta entre los exigentes aficionados sevillistas.

Sergio Reguilón se puso el listón alto desde el primer partido y seguirá teniendo la confianza de Julen Lopetegui. Es un chico que lo da todo y necesita esa energía para ofrecer su mejor versión. No deja de ser su primera temporada en Sevilla y está dispuesto a seguir otra más si en el club y los aficionados están convencidos de que es una garantía para el equipo. El regreso al Real Madrid, para calentar banquillo o tener un papel secundario con Zidane, no le interesa. "Es competitivo y saldrá adelante", señalan fuentes del club blanco. Se trata de un chico muy exigente y ambicioso y tiene en su cabeza que puede triunfar y ganar títulos con el Sevilla o cuando le toque regresar al Real Madrid.

Sergio Reguilón atraviesa por su peor momento desde que salió del Real Madrid. Su rendimiento decrece en sintonía con el del Sevilla. Ha pasado de ir como un avión a sufrir un frenazo y quedar como uno de los señalados del derrumbe del equipo que dirige Julen Lopetegui. A ojos de los aficionados sufrió, en el partido contra el Espanyol, el bochorno de tener que marcharse del campo después de recibir un gol imperdonable para un defensa. A Reguilón le ganó la posición, por velocidad, el chino Wu Lei en la acción que puso por delante al conjunto catalán. La reacción de Lopetegui, su gran valedor, fue sacarle del campo y en el recorrido hasta el banquillo mostró el berrinche. Cabeza baja, gesto de desolación en el banquillo y algunas lágrimas de frustración.

Julen Lopetegui Zinédine Zidane
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