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El precio de Guti y el peligro del despido del Almería (de José María Gutiérrez)
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en la cuerda floja

El precio de Guti y el peligro del despido del Almería (de José María Gutiérrez)

En tres días ha sido víctima del lado oscuro de Guti con la aparición de una información, sin pruebas, de una fiesta en una discoteca y la derrota y expulsión en Huesca

Foto: José María Gutiérrez en el momento de la expulsión en el partido entre el Huesca y el Almería. (@U.D.Almeria)
José María Gutiérrez en el momento de la expulsión en el partido entre el Huesca y el Almería. (@U.D.Almeria)

Guti se convirtió en tendencia el jueves por un bulo que corrió por las redes sociales. Hablaba de una fiesta en la discoteca, hasta altas horas en Almería, con los jugadores de la plantilla. Incierto o carente de toda veracidad. El sábado, José María Gutiérrez perdió en Huesca y acabó expulsado por una discrepancia con el árbitro. Al colegiado no le gustó que el mediático entrenador almeriense fuera hasta él para hacerle un comentario. Las imágenes entran dentro de lo normal. Se dirigió sin aspavientos ni palabras fuera de tono. Roja directa. Es el precio que tiene que pagar Guti y José María Gutiérrez en su regreso al fútbol español y su breve periplo en los banquillos. La derrota y el bulo, que influirá pese a la veracidad, condicionan el futuro en el Almería.

Eso de separar a Guti de José María Gutiérrez no tiene los efectos que el de Torrejón de Ardoz se imaginaba. Lo hizo para diferenciar al futbolista del entrenador. Para que se le viera con otros ojos y, sobre todo, conseguir el respeto. En tres días ha sido víctima del lado oscuro de Guti con la aparición de una información (por llamarlo de alguna manera) tóxica y una expulsión exagerada. Es el precio que sigue pagando Guti con la etiqueta de indomable y 'fiestero' que le persiguió como futbolista. Es duro no borrar esos prejuicios entre los que pretenden intoxicar y los profesionales que se sienten provocados por el personaje. Al colegiado, aparentemente, se le fue la mano en El Alcoraz.

placeholder Imagen del día de la presentación de Guti con el Almería junto a su esposa e hijos. (Efe)
Imagen del día de la presentación de Guti con el Almería junto a su esposa e hijos. (Efe)

José María Gutiérrez lleva tres meses en el banquillo del Almería y en la tierra le dan por sentenciado. Está en peligro su cargo hasta que no se pronuncie el jeque, Turki Al-Sheikh, y decida si llega al próximo partido o hay que dar un nuevo relevo. Sería el tercer entrenador de la temporada. Los números no están del lado de José María Gutiérrez. Son negativos si se comparan con los de su antecesor: Pedro Emanuel. Lleva dos puntos menos en los catorce partidos como entrenador del Almería. No ha conseguido ganar en los últimos cuatro encuentros y, entre las derrotas, destaca el batacazo contra el Racing de Santander (último de la tabla) en casa. El juego bonito, que es por lo que el jeque creyó que era acertada la apuesta, se esfuma en un equipo que presenta, según JMG, síntomas de bloqueo. Los jugadores están desinflados. Un problema serio para un entrenador, todavía, principiante en una categoría cruel como la Segunda división española.

Devolverá el dinero si hay pruebas

José María Gutiérrez está dolido con los que difaman y enloquecido con los arbitrajes que sufre su equipo. Con los primeros tiene la sartén por el mango y los desmonta con unas declaraciones, en la propia radio del club, desafiando a quien tenga una imagen de la supuesta fiesta en la discoteca: que la muestre y, si existe, inmediatamente dimitirá y devolverá todo el dinero que le ha pagado hasta el momento el Almería. Palabra de JMG. Con esa contundencia cabe esperar que no hay pruebas porque no hay fiesta. Respecto a los árbitros se ha metido en un berenjenal considerable. “Jugamos contra doce”, dijo en la sala de prensa en Huesca. Una rajada que le viene mal si logra continuar en el banquillo almeriense. De las que le acercan más a Guti que a José María Gutiérrez.

Los próximos días son inciertos en un club que se rige por el criterio de un dueño que exige subir entre los dos primeros, directamente, y la excelencia del juego. Si sobrevive a esta semana tendrá que ver mucho con que es más Guti que José María Gutiérrez. En cierto modo mucho de su fichaje tiene que ver con el cromo que quiere el jeque en el banquillo y el pasado madridista del de Torrejón de Ardoz. Si no lo hace ya suena por Almería el nombre de Francisco.

Guti se convirtió en tendencia el jueves por un bulo que corrió por las redes sociales. Hablaba de una fiesta en la discoteca, hasta altas horas en Almería, con los jugadores de la plantilla. Incierto o carente de toda veracidad. El sábado, José María Gutiérrez perdió en Huesca y acabó expulsado por una discrepancia con el árbitro. Al colegiado no le gustó que el mediático entrenador almeriense fuera hasta él para hacerle un comentario. Las imágenes entran dentro de lo normal. Se dirigió sin aspavientos ni palabras fuera de tono. Roja directa. Es el precio que tiene que pagar Guti y José María Gutiérrez en su regreso al fútbol español y su breve periplo en los banquillos. La derrota y el bulo, que influirá pese a la veracidad, condicionan el futuro en el Almería.

José María Gutierrez 'Guti'
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