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El entradón de Sergio Ramos: ¿para qué queremos el VAR si tenemos el 'mini-var'?
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la víctima preferida de las redes

El entradón de Sergio Ramos: ¿para qué queremos el VAR si tenemos el 'mini-var'?

Entradas como la de Sergio Ramos se han visto varias en esta última jornada de Liga y la que más repercusión ha tenido es la del capitán del Real Madrid. Hay que preguntarse por qué es la más viral

Foto: Sergio Ramos durante el partido contra Osasuna. (Efe)
Sergio Ramos durante el partido contra Osasuna. (Efe)

Los partidos son más 'divertidos' desde que existe la combinación VAR-Twitter. Empieza a ser un fútbol con un seguimiento de alta complejidad. Hay que graduarse en redes para evitar ser 'estafado'. Por un lado está el juego, que ya tiene su enredo con árbitros con pinganillo y monitor. Se comunican con las oficinas de Las Rozas con los colegas (vestidos con la indumentaria arbitral) que destripan, a golpe de pantallazo, si la jugada es legal o ilegal. En este 'otro fútbol' participa activamente las redes sociales para chapotear con cada una de esas acciones que benefician y perjudican a sus equipos. Es lo tóxico. Y al último jugador al que se le ha hecho un 'traje' ha sido a Sergio Ramos.

Es una grada nueva fuera de los estadios. Los tuiteros (entre ellos periodistas deportivos) que tienen la facultad de croniquear en tiempo real sin esperar a que finalice el partido. ¿En qué momento confundimos la inmediatez con el análisis global del juego y sus protagonistas? Participar del circo VAR-Twitter es la atracción de los fines de semana. Produce un desgaste innecesario, pero resulta inevitable echar un vistazo para contrastar o dar con alguna de opinión de un especialista informado. Los hay. En muchos casos la sensación es de desinformación. Lo que es una evidencia es que inflama los partidos, la jornada y a los protagonistas. En el Real Madrid se fijan en lo que fluye por las redes y se lo toman como una forma más de atacar o desestabilizar la buena dinámica del equipo de Zidane en la Liga.

placeholder Sergio Ramos celebra el gol marcado a Osasuna. (Efe)
Sergio Ramos celebra el gol marcado a Osasuna. (Efe)

Todo esto viene a cuento con el acaloramiento que provoca una entrada de Sergio Ramos a Rubén García en el partido entre el Real Madrid y Osasuna en Pamplona. Hay para dar y tomar a lo largo de una jornada en la que los futbolistas van al suelo con los tacos por delante, el contacto con el tobillo rival y la fuerza excesiva que se interpreta en las redes sociales a conveniencia. ¿Para qué queremos el VAR si tenemos el 'mini-var'? Cada aficionado y periodista tiene su propio VAR en las manos. Basta un corte y pega, unas líneas de bilis y un click para enviar y el partido de fútbol tiene otro significado. Entra en una dimensión de reproches y descalificaciones que convierten el espectáculo en una verbena de comentarios absurdos y poco ejemplares.

La intensidad del fútbol

Entradas como la de Sergio Ramos se han visto varias en esta última jornada de Liga y la que más repercusión ha tenido es la del capitán del Real Madrid. Hay que preguntarse por qué es la más viral. Los medios de comunicación deportivos no dejan pasar la oportunidad y sacan tajada de lo que gusta en el 'mini-var'. "Sergio Ramos hizo una entrada escalofriante, brutal... Es un carnicero. Tiene bula arbitral". Aparecen pantallazos en los que el pie de Rubén García está en el césped y otros en los que ya tiene un palmo sobre el suelo. El balón dividido, la fuerza excesiva... Así hasta convertir en tendencia al futbolista del Real Madrid en el 'otro partido' que tiene más seguidores e impacto en función de las barbaridades y la falta de un análisis más cuerdo.

Sergio Ramos pudo o debió ser expulsado por el colegiado Gil Manzano por una entrada en la que no hay más que la intención de ir a por ese balón dividido. La única interpretación válida en todo este circo es la del equipo arbitral. Hay quien dice que antes de la llegada del VAR había una polémica y ahora hay dos. Lo cierto es que hay millones de polémica desde el momento en el que los del 'mini-var' se machacan con jugadas y acusaciones. Cada uno es libre de hacer el uso que considere de su soporte tecnológico, pero apedrear a los futbolistas con la insensatez que hemos visto en esta jornada es desagradable. Los que crispan suelen hacer más ruido que los sensatos (que los hay) que se saben el reglamento o ven la totalidad del juego.

Cuando Sergio Ramos encendió su teléfono debió pensar que había matado a alguien o tenía que poner un mensaje de disculpas porque no le habían expulsado. Es el precio que debe pagar un futbolista que no deja indiferente en su juego y en lo que está fuera de su profesión. Pudo ser expulsado, sí. Pero si no lo consideró el árbitro no es por una de esas teorías de conspiración o bula arbitral que tiene el futbolista por pertenecer al Real Madrid. Es más sencillo: el colegiado no vio esa fuerza excesiva y desde el VAR no entendieron que era una acción clamorosa de roja. Fútbol en un partido de esos que salen bravos y se disfrutan por la intensidad. Los jugadores de Osasuna no levantaron la voz. Ni un reproche. Fútbol en estado puro. Allá cada uno con su libertad de expresión.

Los partidos son más 'divertidos' desde que existe la combinación VAR-Twitter. Empieza a ser un fútbol con un seguimiento de alta complejidad. Hay que graduarse en redes para evitar ser 'estafado'. Por un lado está el juego, que ya tiene su enredo con árbitros con pinganillo y monitor. Se comunican con las oficinas de Las Rozas con los colegas (vestidos con la indumentaria arbitral) que destripan, a golpe de pantallazo, si la jugada es legal o ilegal. En este 'otro fútbol' participa activamente las redes sociales para chapotear con cada una de esas acciones que benefician y perjudican a sus equipos. Es lo tóxico. Y al último jugador al que se le ha hecho un 'traje' ha sido a Sergio Ramos.

Sergio Ramos Zinédine Zidane
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