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El ladrillazo de Marcelo y por qué a Zidane se le va la mano con las rotaciones
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El ladrillazo de Marcelo y por qué a Zidane se le va la mano con las rotaciones

Los mejores años de Marcelo han pasado y con la eliminación en la Copa del Rey tendrá más complicado disputarle el puesto a Mendy. Zidane abusó de las rotaciones contra la Real Sociedad

Foto: Marcelo, en una acción del partido contra la Real Sociedad. (EFE)
Marcelo, en una acción del partido contra la Real Sociedad. (EFE)

Hay partidos que retiran a los jugadores de la élite. A Marcelo le pasará factura la eliminación en la Copa del Rey contra la Real Sociedad. La sensación es que estamos asistiendo al declive de uno de los mejores laterales zurdos y con el que Zidane tiene algún tipo de compromiso, moral o sentimental, que le impide decirle la verdad. Marcelo entró hace tiempo en su particular crisis y sigue sin despejar las dudas. El diagnóstico más claro y sincero lo hizo Solari, por estas fechas hace un año, cuando se reunió con el segundo capitán y le comunicó los motivos por los que había perdido el puesto en detrimento de Reguilón. El mensaje estaba argumentado en la forma física que tiene que tener un jugador del nivel del Real Madrid en la alta competición. Le faltaban energía, agilidad y frescura en las piernas.

Esa versión del peor Marcelo que predijo Solari volvió en la derrota contra la Real Sociedad. Cuatro goles encajados dejan tocado al lateral y producen dolor en un entrenador que tiene como prioridad destacar como un equipo sólido. Marcelo es consciente de lo que se le viene encima. Las críticas son duras. Las comparaciones empiezan a ser muy favorables al competidor que le ha arrebatado la titularidad. Con Ferland Mendy, el juego del equipo parecía perder profundidad y ser más contundente en defensa. El francés desmontó, en el pase de gol a Benzema en el derbi, la corriente de los que le llaman torpe cuando sube al ataque. Mendy (al que apodan en el vestuario como el ‘ladrillo’ por su músculo y rocosidad) tiene fuerzas para ir y venir, contundencia y desequilibrio. No regatea como Marcelo. Rompe por potencia y explosividad.

placeholder Marcelo, sentado en el césped, protesta en el partido contra la Real Sociedad. (EFE)
Marcelo, sentado en el césped, protesta en el partido contra la Real Sociedad. (EFE)

La eliminación en la Copa del Rey tiene más culpables que el señalado Marcelo. A Zidane se le fue la mano con las rotaciones. Es un entrenador que tiene una hoja de ruta demasiado rígida. Pretende tener a todos los jugadores enchufados con la idea de que, en cualquier partido, puede cambiar el once y sorprender con una alineación diferente y un dibujo táctico revolucionario. Ha sido capaz de alinear a cinco centrocampistas y rectificar, en el descanso del derbi con un doble cambio, para recuperar la profundidad. Contra la Real Sociedad se le fue la mano y construyó un equipo inconsistente. Es el peaje que paga por rotar cuando no es conveniente. El Madrid estuvo superado en el centro del campo por la falta de ritmo y fuelle de suplentes (James y Brahim Díaz) que convirtió en titulares ante un rival dinámico, vertical y asfixiante en la presión. La Real Sociedad llevó al límite al Madrid y el equipo de Zidane se partió en dos por el medio. Ni Fede Valverde ni Kroos fueron suficientes para compactar el equipo.

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La defensa hizo aguas por la ausencia de equilibrio y descontrol. Marcelo sale en la fotografía de, al menos, dos goles por llegar tarde a la marca. No está en su sitio. Le costó regresar, anticipar e imponer su velocidad atrás. Tiene calidad y personalidad para no arrugarse. Pero no le llegan las piernas para sujetar al equipo y destruir juego. Le sirven, todavía, para aparecer por el área rival y exhibir la chispa. Oficio le sobra. No es lo que necesita este Madrid que está construido con una buena defensa y la solidez y ha ido sacando adelante muchos partidos con goles de defensas a balón parado y la incorporación de los centrocampistas.

Los mejores años de Marcelo han pasado y después del accidente en la Copa del Rey tendrá más complicado disputarle el puesto en el once a Mendy. Se propuso este verano ponerse en forma, recuperar la agilidad y desmontar las opiniones que son desfavorables. Presumió de haber recuperado los abdominales y tener esa hambre que reclamaba el club para volver a ser el mejor Marcelo. En el Real Madrid le han dado una oportunidad y Zidane se deja llevar más por su experiencia y liderazgo que por el rendimiento físico y competitivo. Aunque su problema es más extenso cuando en su selección tampoco entra en los planes de Tite.

Marcelo, como Nacho en la otra banda, fue un coladero en el duelo contra la Real Sociedad. En el equipo y en la grada, se acordaron del ‘ladrillo’, que estaba en el banquillo. Con Mendy, podría haber sido otra cosa. El ladrillazo se lo lleva Marcelo en un día fatídico para Zidane, que prescindió de Casemiro, Mendy y Courtois, por no medir las inseguridades y ritmo de competición de los que son más suplentes y se tenían que enfrentar a un rival con futbolistas explosivos, dinámicos y contundentes. Las rotaciones condenan al Madrid en una competición deseada por el club y el entrenador francés.

Hay partidos que retiran a los jugadores de la élite. A Marcelo le pasará factura la eliminación en la Copa del Rey contra la Real Sociedad. La sensación es que estamos asistiendo al declive de uno de los mejores laterales zurdos y con el que Zidane tiene algún tipo de compromiso, moral o sentimental, que le impide decirle la verdad. Marcelo entró hace tiempo en su particular crisis y sigue sin despejar las dudas. El diagnóstico más claro y sincero lo hizo Solari, por estas fechas hace un año, cuando se reunió con el segundo capitán y le comunicó los motivos por los que había perdido el puesto en detrimento de Reguilón. El mensaje estaba argumentado en la forma física que tiene que tener un jugador del nivel del Real Madrid en la alta competición. Le faltaban energía, agilidad y frescura en las piernas.

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