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El escarmiento a Gareth Bale en el Real Madrid y por qué se le apartó ante el Atlético
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El escarmiento a Gareth Bale en el Real Madrid y por qué se le apartó ante el Atlético

El galés toca fondo. Hay que volver a rescatar al futbolista que más cobra de la plantilla y que menos espíritu de sacrifico tiene. Hasta Brahim, otro descarte en el derbi, muestra más entusiasmo

Foto: Gareth Bale en el choque ante el Athletic en diciembre. (Reuters)
Gareth Bale en el choque ante el Athletic en diciembre. (Reuters)

Un aviso. De los serios. Es lo que le dio Zinédine Zidane a Gareth Bale en el derbi. Un escarmiento para los que consideran que el entrenador aplica la mano dura con un jugador apático y sin visos de reacción. La ausencia de Bale contra el Atlético de Madrid provoca que en el Real Madrid se vuelva a tener la creencia de que estamos en otro de esos picos bajos en la confianza del francés con el galés. El tacto es el único remedio para recuperar al futbolista y en el club siguen pensando que tiene tiempo para reaccionar si se lo propone. Zidane no se puede permitir dejar a Gareth Bale en la grada en un derbi (como, probablemente, debería aclarar qué quiere hacer con Luka Jovic).

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El galés parece haber tocado fondo. En Chamartín creen que hay que volver a rescatar al futbolista que más cobra de la plantilla y que menos espíritu de sacrificio tiene. Hasta Brahim Díaz, otro de los descartes en el derbi, muestra más entusiasmo. Aunque también hay quien opina que igual Bale tiene que poner más de su parte y cambiar su actitud. Si está fuera de los planes del entrenador es para pensar que los problemas tienen más fondo del que se puede imaginar desde fuera... Pese a que Zidane diga en la sala de prensa que cuenta con todos y habrá partidos para todos, Bale quedó apartado en uno de esos días cruciales para el equipo.

Una semana negra para Bale

Gareth Bale vivió su semana negra en el Real Madrid: fuera de la lista de convocados en el partido de Copa del Rey contra el Zaragoza y el derbi. Una situación que empeora desde que causó baja para la Supercopa de España y no se le vio con ganas ni motivado para viajar a Arabia Saudí. Se quedó en Madrid por una infección respiratoria. Zidane tomó nota y mandó un mensaje a la directiva. Juegan los que hacen méritos y tienen buena actitud en el trabajo. Pone los ejemplos de Lucas Vázquez o el último de Nacho. Con Bale no hay manera de entenderse y empieza a ser un jugador residual. Juega en la Copa contra Unionistas y no celebra el gol. Esa falta de pasión es el peor síntoma en un vestuario que presume de estar juntos y sufrir para ganar esta Liga.

placeholder Gareth Bale, la pasada semana en Valdebebas. (EFE)
Gareth Bale, la pasada semana en Valdebebas. (EFE)

Bale va en dirección contraria. De sobra es conocido que no tienen sintonía y que, entrenador y jugador, siguen con esa ‘guerra fría’ desde que Zidane le señaló la temporada pasada en la derrota contra el Rayo en Vallecas. Ese día, el galés ni se subió al autobús del equipo. Quedó marcado entre los prescindibles y el paso del tiempo no ha curado esta herida. Las diferencias parecen insalvables, pese a que queda temporada y tendrá más oportunidades. Aún así, no se puede obviar que Zidane le apartó del equipo en un partido de la importancia que tenía el enfrentamiento contra el Atlético de Madrid.

¿Adiós a los cinco centrocampistas?

Podía haber sido útil en un día que el equipo necesitaba gol. A Zidane le salió bien el doble cambio (Vinicius y Lucas Vázquez por Isco y Kroos) como le podía haber salido mal si va a remolque en un primer tiempo que fue mejor el equipo de Simeone. Está bien que pida disculpas y se responsabilice de un planteamiento extraño u ocurrente que sacrifica delanteros y extremos. Lo de los cinco centrocampistas parece que pasará a mejor vida. Es una equivocación, como se vio en la segunda parte del derbi, ubicar a Fede Valverde en la banda derecha. Donde juega, precisamente, Bale. El uruguayo reduce su campo de acción pegado en la banda. Pierde la perspectiva igual que Modric e Isco, jugando por detrás de Benzema, disminuyen su visión periférica para dar el último pase. Un solo delantero y sin extremos no aparentó ser el mejor sistema táctico para el Real Madrid.

El entrenador del Real Madrid salió del embudo con la lógica aplastante de dar salida a Vinicius y Lucas Vázquez. Estaba en la mente de todos los que vieron las carencias y dificultades tácticas y la evidencia de un equipo sin profundidad. Previsible. De la irresponsabilidad de un mal planteamiento pasó al acierto en una segunda parte en la que se benefició de la lesión de Álvaro Morata. El Atleti perdió la referencia arriba. Ganó el derbi el menos malo en ataque. Ninguno de los dos equipos tiene argumentos ofensivos como para mirar con optimismo las eliminatorias de octavos de la Champions. Liverpool y Manchester City tienen más pólvora. Defender bien seguirá siendo el fuerte para dos equipos que tienen mala relación con el gol. A Bale se le dice que se suba al tren. Si no ha sido atropellado ya por la decisión de Zidane.

Un aviso. De los serios. Es lo que le dio Zinédine Zidane a Gareth Bale en el derbi. Un escarmiento para los que consideran que el entrenador aplica la mano dura con un jugador apático y sin visos de reacción. La ausencia de Bale contra el Atlético de Madrid provoca que en el Real Madrid se vuelva a tener la creencia de que estamos en otro de esos picos bajos en la confianza del francés con el galés. El tacto es el único remedio para recuperar al futbolista y en el club siguen pensando que tiene tiempo para reaccionar si se lo propone. Zidane no se puede permitir dejar a Gareth Bale en la grada en un derbi (como, probablemente, debería aclarar qué quiere hacer con Luka Jovic).

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