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La revolución de Zidane en el Real Madrid tenía a Marcelo como víctima
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El plan defensivo tiene un sacrificado

La revolución de Zidane en el Real Madrid tenía a Marcelo como víctima

El éxito de Zidane en el Real Madrid está en potenciar un equipo que mejora en defensa y tiene vigor. El damnificado es Marcelo en detrimento de Ferland Mendy

Foto: Zidane junto a Marcelo en un partido del Real Madrid. (Efe)
Zidane junto a Marcelo en un partido del Real Madrid. (Efe)

El plan era hacer un equipo sólido. Fuerte en defensa. Zidane se sale con la suya de tener un conjunto al que es complicado hacerle ocasiones y goles. En su segunda etapa en el banquillo madridista tiene una filosofía diferente a la primera. Potencia el músculo defensivo. La libertad para atacar tiene una serie de limitaciones. Los cambios anunciados estaban en esta parcela con el fin de recuperar una versión fiable y con garantías. Marcelo es uno de los damnificados del listón que pone el entrenador para confeccionar un equipo vigoroso.

No se consigue llegar al liderato, en solitario, y llevar una racha de 19 partidos sin conocer la derrota sin un cambio de estilo y jugadores. ¿Se acuerdan aquello que dijo Zidane cuando regresó de que habría cambios? Se tomó como una revolución extrema por el bajón de varios futbolistas. Parecía que esos cambios serían traumáticos. Se hizo cargo de la decepción y desilusión que tenían en el club y los aficionados. En la rampa de salida estaban algunos de los señalados por su bajo rendimiento: Bale, Marcelo e Isco. El primero resistió y los dos segundos fueron indultados. En el ecuador de la temporada se comprueba que la revolución empieza a cobrarse una víctima: Marcelo.

El lateral brasileño pierde el terreno con Ferland Mendy. El francés es, cada partido que pasa, más titular. Se consolida en el equipo de gala y en una defensa titular formada por Carvajal, Sergio Ramos, Varane y Mendy. Marcelo tiene el rol de recambio. El segundo capitán no ofrece las prestaciones defensivas que aporta el rocoso lateral zurdo fichado del Olympique de Lyon. Mendy es una apuesta de Zidane. Como en su día lo fue Raphael Varane. No le salió nada mal. Pero tratándose de Marcelo, y una trayectoria que va ya por los 500 partidos en el Real Madrid, cuesta verlo en el banquillo.

placeholder Marcelo y Zidane hablan en la banda durante un partido del Real Madrid. (Efe)
Marcelo y Zidane hablan en la banda durante un partido del Real Madrid. (Efe)

Este es uno de los grandes cambios en la revolución tranquila de Zidane. La preferencia por Mendy antes que Marcelo. El francés suma más partidos (17) y minutos (1.332) que el brasileño (13 y 987). La explicación está en la fiabilidad de hacer más sólido el equipo. El blindaje es el estilo de ZZ. Es la prioridad para un entrenador que quiere un bloque robusto, intenso y equilibrado. Mendy responde al perfil de lateral que tiene rigor táctico y trabaja a destajo. Es menos brillante que Marcelo. Pero más seguro cuando se trata de ser consistente y contundente. El técnico sacrifica un lateral que tiene desborde y claridad cuando sube la banda en detrimento de otro más joven que es un marcador férreo.

La espesura de los delanteros

Marcelo, a sus 31 años, no va poder competir con Ferland Mendy (siete años menor). Es una cuestión de físico y, por supuesto, de energía. A Marcelo se le hacen más largos los partidos y tiene dificultades en defensa. Siempre tuvo carencias. Pero se compensaban con su eficacia ofensiva. Marcelo repliega más lento y es menos contundente que Mendy. Por el contrario, Mendy tiene que mejorar mucho sus subidas al ataque para ser un lateral incisivo y dañino. En esta disyuntiva, Zidane elige para los partidos más comprometidos a Mendy y prescinde de Marcelo. El brasileño jugará contra el Zaragoza en la Copa del Rey como lo hizo ante el Unionistas. Para el derbi en el Bernabéu contra el Atlético de Madrid el plan tendría que volver a un once con Mendy.

La clave en el Real Madrid está en la mejoría en defensa. Zidane saca pecho por un dato que está a la altura de los equipos más sólidos. Ha encajado 13 goles en la Liga y ha dejado la portería a cero en 11 encuentros. Esta es la línea a seguir. Defender bien, ser intensos, darlo todo, sufrir y “sudar la camiseta”, como le gusta decir ahora a ZZ. La revolución estaba aquí. En ser un equipo macizo y defender como leones. Así se puede explicar que haya dejado marchar a Odriozola al Bayern de Múnich y se quede con Nacho, que Marcelo sea el suplente de Mendy o que Lucas Vázquez esté por delante de Vinicius y Brahim Díaz.

Lo de marcar goles es otra historia. A los delanteros les cuesta ver portería y puede que estén más espesos por ese ímpetu que ponen para involucrarse en el trabajo táctico defensivo. Se compensa, de momento, con el acierto goleador de la línea del centro del campo y la defensa. El Real Madrid está explotando los centros y, sobre todo, el balón parado con una jugada maestra: centros de Kroos y remate aéreo. Un día es Varane, otro Casemiro, al siguiente Sergio Ramos y así hasta Nacho. El gol está muy repartido y hasta 18 jugadores distintos han marcado ya en lo que va de temporada.

El plan era hacer un equipo sólido. Fuerte en defensa. Zidane se sale con la suya de tener un conjunto al que es complicado hacerle ocasiones y goles. En su segunda etapa en el banquillo madridista tiene una filosofía diferente a la primera. Potencia el músculo defensivo. La libertad para atacar tiene una serie de limitaciones. Los cambios anunciados estaban en esta parcela con el fin de recuperar una versión fiable y con garantías. Marcelo es uno de los damnificados del listón que pone el entrenador para confeccionar un equipo vigoroso.

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