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Los 100 'peores' días de Zidane en el Real Madrid para que otros disfruten del liderato
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el estrés del entrenador francés

Los 100 'peores' días de Zidane en el Real Madrid para que otros disfruten del liderato

Zinédine Zidane es el que menos disfruta del liderato. No lo ha pasado bien en estos 100 días que van desde la última derrota hasta verse por encima del Barcelona

Foto: Zidane, con gesto pensativo, en el banquillo durante el partido contra el Valladolid. (Efe)
Zidane, con gesto pensativo, en el banquillo durante el partido contra el Valladolid. (Efe)

Hay más entusiasmo en la planta noble y en el vestuario de los jugadores del Real Madrid que en Zidane por verse a tres puntos del Barcelona. El liderato en solitario sienta bien en el club. Florentino Pérez disfrutó en Valladolid de algo que hace mucho tiempo no sentía. Presume de tener un equipo que recupera el pulso competitivo y tiene espíritu. La razón por la que el presidente y los dirigentes muestran su optimismo es fácil de entender. “Cuando se recupere Hazard seremos mejores”, es la visión que anima a pensar que el equipo no tiene porqué caerse ahora que ha cogido el liderato. Es el argumento para pensar que tiene que ir a más.

En esta escalada, el que menos exterioriza su alegría es Zinédine Zidane. El entrenador se desmarca con un discurso prudente. “Para nosotros no cambia nada”, es la respuesta que dio en Valladolid. No era un triunfo cualquiera ni un día más. Zidane ganó una batalla profesional y personal. Se cumplían 100 días de la última derrota que dejó tocado al entrenador. Lo que vivió el 19 de octubre en Son Moix le dejó preocupado. El equipo cayó derrotado contra el Mallorca sin encontrar explicaciones por la baja intensidad en defensa y la falta de fluidez y contundencia en el juego. Zizou no lo ha pasado bien, pese a que dé una imagen de estar acorazado con las críticas exteriores e interiores. Aunque no lo exteriorice ha tenido sus momentos de estrés y preocupaciones. Tenía que acertar. Buscaba construir un bloque con garantías y acertar con las rotaciones de los jugadores. Las lesiones y ciertos capítulos personales (entre ellos está Bale) han sido obstáculos en su afán porque no se cayera el equipo.

placeholder Zidane, feliz, en la celebración de Nacho y Sergio Ramos en Valladolid. (Efe)
Zidane, feliz, en la celebración de Nacho y Sergio Ramos en Valladolid. (Efe)

La racha no es nada despreciable desde el enfado de Mallorca. Son 19 encuentros sin perder y 12 de ellos corresponden a la Liga. Entre ellos está la visita al Camp Nou, en la que se sigue recordando en el club que jugaron mejor que el Barcelona y les perjudicó las decisiones arbitrales por dos penaltis no señalados. Con estos argumentos no se puede ser más que optimista. Hacía mucho tiempo que Florentino no disfrutaba ni se sentía tan orgulloso del rendimiento de los jugadores y el trabajo de un entrenador. La temporada pasada sufrió un calvario. El panorama ha dado un giro radical. Su Real Madrid es sólido y los dos grandes rivales (Barcelona y Atlético de Madrid) están sumidos en una crisis.

La madurez como clave

Lo que queda por delante son los meses decisivos de la temporada con 16 jornadas de Liga que pondrán a prueba la fiabilidad. La Liga sigue siendo la prioridad para Zidane. Aunque en la planta noble miran con expectación qué nivel dará el equipo en la eliminatoria contra el Manchester City de Pep Guardiola. A los intereses deportivos se unen los económicos. Caer en octavos de final supondría otro revés en las cuentas. Para esta fecha de finales de febrero tiene que estar a buen ritmo el fichaje estrella. Se espera a Hazard con el deseo de que mejorará las prestaciones en el apartado ofensivo.

Atrás se está tranquilo con una defensa fuerte. Aquí es donde se señala la clave en la reconstrucción que ha hecho Zidane en su segunda etapa en el banquillo blanco. Haber encajado solo 13 goles en las 21 jornadas de Liga es un dato que ni los más optimistas podían creer de un equipo que la temporada pasada era un coladero. El diagnóstico que se hace en el Real Madrid, tras ganar al Valladolid y coger el liderato, es el de un equipo que está maduro. El mejor síntoma para pensar que no tiene porqué derrumbarse. Los 100 días que han transcurrido desde la derrota en Mallorca no han sido nada fáciles para un entrenador que ha ido tomando decisiones satisfactorias. Salió reforzado del Camp Nou cuando estaba en entredicho, le dio un alegrón a Florentino con la consecución de la Supercopa de España y ahora mira al Barcelona desde lo más alto de la clasificación.

Zidane recupera algo de lo que adolecía el Real Madrid en los últimos años: tener regularidad. Se destaca como importante sacar los partidos adelante cuando están equilibrados. Las dos últimas victorias en la Liga (Sevilla y Valladolid) corroboran la línea marcada por un entrenador que compromete a los jugadores en el esfuerzo y la pelea hasta el último minuto del partido (hay que recordar el gol del empate en el minuto 95 en Valencia). Los futbolistas reconocen que tienen que sufrir para ganar. La temporada pasada bajaban los brazos en las dificultades. El sábado hay un nuevo derbi contra un Atlético de Madrid que necesita una actuación convincente para salir de un largo bache de juego y resultados.

Hay más entusiasmo en la planta noble y en el vestuario de los jugadores del Real Madrid que en Zidane por verse a tres puntos del Barcelona. El liderato en solitario sienta bien en el club. Florentino Pérez disfrutó en Valladolid de algo que hace mucho tiempo no sentía. Presume de tener un equipo que recupera el pulso competitivo y tiene espíritu. La razón por la que el presidente y los dirigentes muestran su optimismo es fácil de entender. “Cuando se recupere Hazard seremos mejores”, es la visión que anima a pensar que el equipo no tiene porqué caerse ahora que ha cogido el liderato. Es el argumento para pensar que tiene que ir a más.

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