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El nuevo divorcio de Bale con Zidane y cómo en el Real Madrid cae en la indiferencia
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el último bache del galés

El nuevo divorcio de Bale con Zidane y cómo en el Real Madrid cae en la indiferencia

Gareth Bale ha caído en otro bache de apatía y se comporta con un desapego que no consiente el entrenador. Zidane insiste en que para jugar hay que ganárselo con más trabajo

Foto: Gareth Bale durante el calentamiento en el partido contra el Getafe en el Coliseum. (Efe)
Gareth Bale durante el calentamiento en el partido contra el Getafe en el Coliseum. (Efe)

Otro paso atrás de Gareth Bale en el Real Madrid. El galés vuelve a la casilla de salida para Zinédine Zidane. Al entrenador francés le resulta difícil depositar su confianza en un profesional que tiene una actitud de desinterés. Lo suyo es un nuevo divorcio. Zidane decidió no convocar al futbolista para el partido contra el Sevilla en una decisión que se justificó como técnica. Vio en Bale otro de esos comportamientos alejados del compromiso que tiene que demostrar un jugador que compite por un puesto. El técnico insiste en que para jugar hay que ganárselo con trabajo y mucho esfuerzo durante los entrenamientos de la semana. Bale ha caído en otro bache de apatía y se comporta con un desapego que no consiente el entrenador.

Este divorcio tendrá una nueva reconciliación porque Zidane tiene la recomendación de no dinamitar la relación con el galés y su agente (Jonathan Barnett). Aunque tiene que hacer un ejercicio de contención para no señalarlo públicamente. El viernes envió un recado, en la sala de prensa, que levantó sospechas. “Siempre hay un jugador al que le pasa algo”, comentó Zizou cuando le preguntaron por la evolución de los lesionados Sergio Ramos y Benzema. La respuesta fue enigmática. La sospecha es que Gareth Bale no estaba como loco por viajar a Arabia Saudí a jugar la Supercopa de España. Nunca un catarro había tardado tanto tiempo en curarse, aunque en el Madrid se habla de infección respiratoria.

placeholder Gareth Bale en Clásico disputado en el Camp Nou. (Efe)
Gareth Bale en Clásico disputado en el Camp Nou. (Efe)

Tendrá que volver a jugar porque queda mucha temporada y cuenta para el cuerpo técnico si demuestra más compromiso, actitud, ganas y motivación. La que tiene, por ejemplo, Sergio Ramos. Al que Zidane le prohibió jugar contra el Sevilla para que no sufriera una recaída del esguince en el tobillo derecho. El central quería jugar como fuera el partido contra su ex equipo. Zidane no se lo permitió, pero lo valoró en la misma rueda de prensa que le dio un palo a Bale. “Sergio es nuestro líder. Siempre quiere jugar. Es un ejemplo”, dijo del capitán. Entre Bale y Lucas Vázquez eligió al segundo un entrenador que da mucha importancia a la salud física y psicológica de los jugadores.

La prueba del frío de Salamanca

Este miércoles juega el Real Madrid el partido de Copa del Rey contra el Unionistas y debería estar Bale dispuesto. Si le motiva o no hay otro de esos contratiempos que para Zidane son incontrolables. Hay quien no ve a Bale con muchas ganas de jugar en el frío de Salamanca. Un partido incómodo para cualquier jugador que no esté mentalizado dónde va y quién tiene enfrente. Para el Unionistas es la final de la Champions y el escenario no es Anfield. Hay que jugar en un campo sin el calor de las gradas y rodeado de una pista de atletismo. No parecen ser los mejores ingredientes para seducir a Gareth Bale.

Es complicado comprender qué está sucediendo entre Zidane y Bale. Quién tiene que conquistar a quién. Se supone que es el jugador el que está obligado a enamorar al entrenador. Pero con Bale, el jugador que más cobra de la plantilla, se puede pasar del amor a la indiferencia en cuestión de semanas. Da motivos, sobrados. Es capaz de hacer un gol en una final a estar ausente y provocar el rechazo. Tener molestias y no querer entrenar con el Real Madrid a jugar con dolor con su Selección. No viajar a Arabia Saudí por un constipado y desaparecer de la lista de convocados contra el Sevilla cuando más le necesita el entrenador. Volverá a jugar. Pero tendrá que ganárselo con una mejor actitud.

Mientras Bale sigue en su burbuja, el Madrid sin su presencia sigue en una dinámica ganadora. El mérito se le otorga a Zidane. Con lo que el galés se queda sin argumentos para reivindicar sus minutos cuando lleguen los grandes partidos. En el mes que viene hay un calendario interesante con un nuevo derbi ante el Atlético de Madrid (1 de febrero), el Manchester City (26 de febrero) y un Clásico (1 de marzo) en el Bernabéu. Pruebas de fuego para comprobar cómo es la sintonía entre ZZ y Bale.

Entre los muchos errores que comete es marcharse del estadio en el minuto 80 cuando su equipo va ganando al Sevilla, pero el partido no está cerrado. Queda en mal lugar cuando se comprueba que Eden Hazard (lesionado) baja al vestuario para felicitar a Casemiro por sus dos goles y hacer equipo con el resto de compañeros.

Otro paso atrás de Gareth Bale en el Real Madrid. El galés vuelve a la casilla de salida para Zinédine Zidane. Al entrenador francés le resulta difícil depositar su confianza en un profesional que tiene una actitud de desinterés. Lo suyo es un nuevo divorcio. Zidane decidió no convocar al futbolista para el partido contra el Sevilla en una decisión que se justificó como técnica. Vio en Bale otro de esos comportamientos alejados del compromiso que tiene que demostrar un jugador que compite por un puesto. El técnico insiste en que para jugar hay que ganárselo con trabajo y mucho esfuerzo durante los entrenamientos de la semana. Bale ha caído en otro bache de apatía y se comporta con un desapego que no consiente el entrenador.

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