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La evidencia de que el Barcelona no da para más en el Leo Messi-Real Madrid
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La evidencia de que el Barcelona no da para más en el Leo Messi-Real Madrid

El conjunto de Valverde sigue sin carburar 10 años después del 'sextete' cosechado en la época de Pep Guardiola. El Madrid estuvo mejor. Los culés, con Messi, Piqué y poco más. Identidad perdida

Foto: Leo Messi, cabizbajo al final del partido entre su equipo y el Madrid. (EFE)
Leo Messi, cabizbajo al final del partido entre su equipo y el Madrid. (EFE)

Si en la primera parte se hubiera hecho una encuesta entre los seguidores del Barça y del Real Madrid sobre a quién le beneficiaría que se suspendiera el encuentro en ese momento, la mayoría hubiese sido azulgrana. Tal era el baño de los de Zidane. Pero un partido dura 90 minutos y la segunda no fue de nadie, se embarulló y el partido terminó en tablas (0-0). Los dos equipos demostraron las carencias que han exhibido durante la temporada: el Barça la falta de juego, el Madrid la falta de pólvora. Y que ambos se conformaran con el empate en los minutos finales da medida de las carencias; ni Barça ni Real Madrid dan para más.

Después de la turra con si se podría o no disputar el Clásico del alarmismo, de los alrededores tomados por policías y periodistas ubicados hasta ocho horas antes del pitido inicial, de los registros a los aficionados que tenían que desenvolver sus bocadillos para mostrar que dentro del pan había tortilla, después de las entrevistas a una señora esperando un autobús que no llegaba —igual que no aparecían los altercados—, por fin empezó el fútbol. Y en clave azulgrana, apenas hay buenas noticias, lo que sigue siendo noticia: un poco de Messi, un poco de Ter Stegen, un poco de Piqué… y el resto, ni fu ni fa.

placeholder Los aficionados del Barcelona, con carteles y banderas independentistas. (EFE)
Los aficionados del Barcelona, con carteles y banderas independentistas. (EFE)

El Madrid se comió al Barça en la primera parte, lo acogotó tanto —Piqué sacó un balón bajo palos a disparo de Benzema, hubo dos posibles penaltis a Varane y un disparo lejano de Casemiro que atajó el guardameta alemán— que durante muchos minutos el Barça fue un equipo mediocre a merced del rival. Durante ese rato, no era un Barça-Madrid, era un Messi-Madrid. Todo el juego del equipo surgía de las botas del argentino: un centro a Alba desde 40 metros, un chut que rechazó Ramos con Courtois batido, un Messi de mediocentro, inspirado, que daba esperanzas porque cualquier pelota que pasaba por sus botas significaba peligro a pesar de que no había ni dominio, ni juego colectivo ni nada más que Piqué achicando agua en el área. El Madrid remató a puerta en 12 ocasiones en la primera parte, pero sigue sin colmillo, es decir: sin Cristiano y con Bale en las nubes. Ya puede correr Valverde todo lo que quiera e intentarlo de lejos, que arriba sigue el cráter.

Hasta Leo falla

La segunda parte comenzó para el mundo con un parón de dos minutos por el lanzamiento de una treintena de balones amarillos que en la tele no se vieron, mientras que en el Camp Nou se empezaban a escuchar tímidos silbidos por la birria de juego de su equipo. Cuando en el minuto 60 Messi falló dentro del área y el balón le pasó de largo, la parroquia asumió resignada que no era la noche. Después, el Madrid ya no estaba tan fino, el juego se ensució más —y se paró más— y los dos rivales firmaron el armisticio.

placeholder Messi disputa un balón con Modric en los instantes finales del Clásico. (EFE)
Messi disputa un balón con Modric en los instantes finales del Clásico. (EFE)

Que lo más aplaudido fuera el cambio de Griezmann —el fichaje estrella de la temporada— por Ansu Fati en el minuto 82 revela la necesidad imperiosa de la afición por emocionarse con algo y evadirse de la realidad de un Barça que ya no manda, ni triangula rápido ni presiona en condiciones, que no juega bien ni con balón ni sin él, y en el que hasta Messi falla la más clara que tiene. Justo hoy, este jueves, se cumplen 10 años del 'sextete' de Guardiola. Y sí, efectivamente, las comparaciones son horribles.

Si en la primera parte se hubiera hecho una encuesta entre los seguidores del Barça y del Real Madrid sobre a quién le beneficiaría que se suspendiera el encuentro en ese momento, la mayoría hubiese sido azulgrana. Tal era el baño de los de Zidane. Pero un partido dura 90 minutos y la segunda no fue de nadie, se embarulló y el partido terminó en tablas (0-0). Los dos equipos demostraron las carencias que han exhibido durante la temporada: el Barça la falta de juego, el Madrid la falta de pólvora. Y que ambos se conformaran con el empate en los minutos finales da medida de las carencias; ni Barça ni Real Madrid dan para más.

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