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La bofetada que Soldado reclama al Real Madrid (en la cara de Florentino)
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por qué los futbolistas son unos "niñatos"

La bofetada que Soldado reclama al Real Madrid (en la cara de Florentino)

Soldado confiesa y se arrepiente de sus pecados, confirma los que llevaron a Florentino Pérez a dimitir y deja en evidencia el poco sentido que tiene la cantera del Real Madrid

Foto: Roberto Soldado celebra un gol en un partido con el Real Madrid en 2006. (EFE)
Roberto Soldado celebra un gol en un partido con el Real Madrid en 2006. (EFE)

"Miro hacia atrás y pienso: ¡qué niñato era! Alguien debería haberme agarrado, dado una bofetada y dicho: '¿Qué estás haciendo?". Tales reflexiones de Roberto Soldado (Valencia, 1985) llegan demasiado tarde para él, pero no para quienes las quieran escuchar, y no solo oír. Aunque, claro, cualquiera plantea en estos tiempos del buenismo, el postureo y lo políticamente borrego, que una bofetada a tiempo puede ser una solución.

Sobre todo en un entorno tan nocivo como el del fútbol, en el que detrás de un jugador se generan tantos intereses. De ahí precisamente que nadie se atreva a abofetearles, tal y como Soldado reclama que alguien debió hacer con él en ese patético 'Madrid de los galácticos' con el que empezó todo. Y si no les dan una bofetada no es porque no se lo merezcan, sino porque interesa que los futbolistas sean como son: unos niñatos, como muy bien lo define el delantero valenciano.

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Soldado, heredero nada menos que del '9' que llevó Ronaldo en el Real Madrid, reconoce: "No me cuidaba, comía demasiado. Ahora miro las fotos y pienso: ¿cómo iba a jugar con los galácticos en esa forma física? Ahora peso siete kilos menos que en el Real Madrid: veo fotos mías y me siento avergonzado". No debe de resultar fácil para Roberto hacer estas confesiones, pero precisamente por ello considero tan importante comentarlas y difundirlas. Que no caigan en saco roto.

"Les he maleducado y se han confundido", reconoció Florentino Pérez cuando en febrero de 2006 dimitió como presidente del Real Madrid, tan solo unos meses antes de que Soldado saliera del Bernabéu, en su caso cedido a Osasuna y para volver solo de paso. "He actuado como los padres por darles lo mejor a los niños y hace que se confundan. Soy el único culpable. Con mi dimisión, deben ver que lo único importante es el Real Madrid", dijo Florentino cuando decidió abandonar un barco al que, pasada la tempestad, no tardó en volver. ¿Aprendió de sus errores? Es posible, aunque su política sigue siendo la misma.

Tras una temporada en Pamplona, Soldado regresó al Real Madrid, pero, la siguiente, fue traspasado al Getafe. De ahí fichó por el Valencia, luego por el Tottenham, más tarde por el Villarreal, se marchó al Fenerbahce y, a sus 34 años, este verano llegó al Granada, con el que tiene contrato hasta junio de 2020. "Si me hubiera cuidado mejor y hubiera tenido madurez, tal vez habría tenido más oportunidades. Esa idea me persigue", comenta un resignado Soldado.

placeholder Guti, Raúl y Casillas, tres canteranos del Real Madrid.
Guti, Raúl y Casillas, tres canteranos del Real Madrid.

Sabido es lo complicado que resulta para los canteranos del Real Madrid hacerse un sitio en el primer equipo. En las últimas dos décadas, con Florentino Pérez de presidente entre 2000 y 2006 y de 2009 hasta la actualidad, solo Casillas, Raúl, Guti y Carvajal, a quienes podríamos sumar un Arbeloa de ida y vuelta y tal vez a Nacho, lo han logrado. Normal, por ello, que Soldado diga que le "gustaría haber tenido la oportunidad de jugar para ese Madrid al cien por cien". Evidentemente, el primer responsable fue él, pero es evidente que tampoco el contexto 'galáctico' le ayudó ni ha ayudado a los que han venido después de él.

La Fábrica... ¿de qué?

Este verano, lo destacó el diario 'Marca': la Fábrica pierde peso en el Real Madrid. No había tan pocos canteranos en el primer equipo de los blancos desde la temporada 2010-11. En todo el siglo XXI, solo en la 2001-02, con Casillas, Pavón, Raúl y Guti, y en la 2010-11, con Casillas, Adán, Arbeloa y Granero, se vivió una situación similar. Lejos quedan los 10 que formaron parte del primer equipo en la 2003-04, con Casillas, Raúl Bravo, Pavón, Raúl, Guti, Borja, Portillo, Núñez, Rubén y Miñambres. Y hace dos temporadas, el número era el doble que ahora: Carvajal, Kiko Casilla, Nacho, Lucas Vázquez, Marcos Llorente, Mayoral, Achraf y Yáñez.

Aunque es verdad que la mayoría de los futbolistas son buenos profesionales, sus entornos siguen sin ser en muchos casos los mejores. De ahí lo bien que vienen confesiones como las de Soldado o alegatos como el de Sané. "¿Para qué quiero 10 Ferraris, 20 relojes con diamantes y dos aviones? ¿Qué haría eso por el mundo?", se preguntó recientemente el delantero senegalés del Liverpool. "Yo pasé hambre, trabajé en el campo, no fui al colegio y jugué descalzo. Hoy, con lo que gano, puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas, proporcionar ropa, zapatos y alimentos para personas en extrema pobreza. Doy 70 euros al mes a todas las personas en una región muy pobre de Senegal para contribuir a su economía familiar".

En esa misma línea de catarsis entonando el mea culpa, Soldado reclama al Real Madrid una bofetada, pero en cierto modo en la cara de Florentino, quien ha llevado al Real Madrid a ganar muchos títulos y muchos millones, si bien su política deportiva provoca que la cantera no tenga ningún sentido y llamarle la Fábrica suene a broma. Al menos como camino para llegar al primer equipo, porque es verdad que futbolistas salen, aunque para otros clubes. Parece que, a diferencia del chiste de que los de Bilbao nacen donde quieren, los que nacen para jugar en el Madrid, como tanto le gusta decir a Pérez, pueden hacerlo en cualquier sitio, menos si lo han hecho en el Madrid.

"Miro hacia atrás y pienso: ¡qué niñato era! Alguien debería haberme agarrado, dado una bofetada y dicho: '¿Qué estás haciendo?". Tales reflexiones de Roberto Soldado (Valencia, 1985) llegan demasiado tarde para él, pero no para quienes las quieran escuchar, y no solo oír. Aunque, claro, cualquiera plantea en estos tiempos del buenismo, el postureo y lo políticamente borrego, que una bofetada a tiempo puede ser una solución.

Ronaldo Nazario