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Las críticas a la nueva Copa del Rey o por qué el Betis jugará en su estadio como visitante
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¿El torneo de los modestos?

Las críticas a la nueva Copa del Rey o por qué el Betis jugará en su estadio como visitante

Algunos de los clubes más pequeños critican a la Federación por no permitirles jugar en sus estadios ante rivales de Primera División. Creen que las exigencias desvirtúan la esencia del nuevo formato

Foto: Vista del trofeo expuesto antes de una final entre Real Madrid y Atlético. (EFE)
Vista del trofeo expuesto antes de una final entre Real Madrid y Atlético. (EFE)

Aún no ha arrancado en su esperada segunda ronda (del 17 al 19 de diciembre) y el renovado formato de la Copa del Rey ya está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para algunos de los clubes participantes y también para la propia Federación (RFEF) presidida por Luis Rubiales. A pesar de que el organismo se había empeñado en recuperar al aficionado más romántico y darle más protagonismo a los equipos modestos del panorama nacional (entran por primera vez equipos de Tercera y se aumenta la presencia de los de Segunda B), la nueva fórmula de la competición se está topando con serias dificultades. En un principio, la idea era que las entidades pequeñas pudieran cruzarse ante los grandes en sus humildes estadios, pero la realidad es que la RFEF está trasladando esos encuentros a otros recintos mejor acondicionados debido a que muchos campos no cumplen con los mínimos exigidos tanto por ella, como por los operadores televisivos.

Así las cosas, el CD Becerril (Palencia) o el Atlético Antoniano (Sevilla), no jugarán desgraciadamente en sus casas. Ambas entidades disputarán sus partidos contra la Real Sociedad y el Betis, respectivamente, en otras localidades cercanas. Una decepción en toda regla. Sus aficionados tendrán que desplazarse ahora para asistir a una cita con la historia. Si sorprender a una entidad puntera ya es difícil en un campo pequeño y que los 'ricos' no conocen, hacerlo en complejos mejor dotados se convierte en poco menos que imposible. De entre todos los cambios que se están produciendo, curioso es el que afecta directamente al Antoniano. El club del municipio de Lebrija tendrá que viajar unos 60 kilómetros para jugar de local contra el Betis... en el Benito Villamarín. Sí, como leen: el conjunto verdiblanco jugará 'fuera' en su propio feudo, algo que resulta increíble y desvirtúa por completo la esencia de lo que pretendía transmitir la Federación cuando anunció el nuevo modelo.

placeholder El Municipal de Lebrija, durante un encuentro del Antoniano (@CAAntoniano)
El Municipal de Lebrija, durante un encuentro del Antoniano (@CAAntoniano)

"Falta de concreción"

Como las dos entidades mencionadas anteriormente, las condiciones de los estadios del Intercity (Alicante) o el Bergantiños (Galicia) tampoco reúnen los criterios deseados por los mandamases. Durante estas semanas diferentes técnicos de la Federación han visitado los complejos deportivos de los clubes para examinar el estado de las instalaciones y determinar su viabilidad: vestuarios, entradas, salidas, gradas, césped, aparcamientos, potencias de los focos, etc. Todo es supervisado hasta el último detalle y, pasados unos días, se envíán informes con la valoración definitiva. Si no resulta, se busca un escenario alternativo para acoger el evento. El Intercity se enfrentará finalmente al Athletic Club en el Martínez Valero de Elche, a 30 kilómetros de su localidad natal. Distancia similar que desea, contra su voluntad, cubrir el Bergantiños para poder disfrutar de su envite contra el Sevilla en Riazor (pendiente). Los pequeños lamentan esta decisión y se quejan de la "falta de concreción" en las respuestas emitidas por los técnicos.

Algunos clubes, conocedores del cambio de formato, llevaron a cabo mejoras en sus estadios para evitar sustos, pero no están siendo, a tenor de los hechos, suficientes. El Becerril, por ejemplo, ya revisó la iluminación del Mariano Haro antes de debutar en primera ronda, pero tendrá que jugar en la Nueva Balastera (8.000 espectadores), a unos 15 kilómetros. Disputar partidos en este tipo de instalaciones permite, eso sí, un mayor ingreso económico para los modestos, pues la taquilla, según normas de la RFEF, se las quedan íntegramente ellos. A más aforo, mayor posibilidad de asistencia y, por tanto, más ganancias. Mientras el éxito económico está garantizado, el deportivo no. Los clubes no lo terminan de ver (lo llaman "golpe moral") y los aficionados empiezan a cuestionarse si la nueva Copa, anunciada a bombo y platillo como la más emocionante en años, se desinfla con el transcurrir de las noticas.

Este pasado miercoles la Peña Azagresa (Navarra) informó a través de sus redes sociales que la RFEF había rechazado que su partido ante el Celta se jugara en su estadio. La Planilla (5.000 espectadores), a unos 10 kilómetros de la localidad de Azagra, será el complejo que acoja este encuentro. "Esta Copa está organizada de modo precipitada [...] Si nos permiten competir en ella que sea con todas las consecuencias", señaló el club en un comunicado al conocer la resolución. Además, advierten que si algo mueve a los pequeños no es el dinero sino "el sentimiento". Todo un recado para la Federación, que también ha tenido que maniobrar en las últimas horas para que tres equipos riojanos clasificados para esta segunda ronda (UD Logroñés, SD Logroñés y Comillas) no disputaran sus encuentros en Las Gaunas de seguido (17,18 y 19) con el fin de preservar el estado del terreno de juego. De esta forma, uno de ellos (el UD Logroñés contra el Marino de Luanco) se ha adelantado al día 11 de diciembre. Lejos de convencer, la nueva Copa sigue creando revuelo.

Aún no ha arrancado en su esperada segunda ronda (del 17 al 19 de diciembre) y el renovado formato de la Copa del Rey ya está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para algunos de los clubes participantes y también para la propia Federación (RFEF) presidida por Luis Rubiales. A pesar de que el organismo se había empeñado en recuperar al aficionado más romántico y darle más protagonismo a los equipos modestos del panorama nacional (entran por primera vez equipos de Tercera y se aumenta la presencia de los de Segunda B), la nueva fórmula de la competición se está topando con serias dificultades. En un principio, la idea era que las entidades pequeñas pudieran cruzarse ante los grandes en sus humildes estadios, pero la realidad es que la RFEF está trasladando esos encuentros a otros recintos mejor acondicionados debido a que muchos campos no cumplen con los mínimos exigidos tanto por ella, como por los operadores televisivos.

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