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Por qué Gareth Bale no parece que esté a muerte con Zidane
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la misteriosa lesión del galés

Por qué Gareth Bale no parece que esté a muerte con Zidane

En el Real Madrid no pueden gestionar las lesiones de Bale con la normalidad que se hace con otros futbolistas. Hasta el punto de que no se ha facilitado un parte médico que diga porqué está de baja

Foto: Gareth Bale, sentado en el césped, protesta durante un partido del Real Madrid en el Bernabéu. (Efe)
Gareth Bale, sentado en el césped, protesta durante un partido del Real Madrid en el Bernabéu. (Efe)

Gareth Bale decide tomarse con calma la recuperación de unos problemas musculares que sufrió el 13 de octubre en un partido con la Selección de Gales. Es la cara que menos gusta en el Real Madrid. La del futbolista que impone sus exigencias cuando nota unas molestias y transmite la inseguridad de no verse para competir. Bale ya es un asunto que le cansa a Zidane. El entrenador es el primero que desconfía del galés cuando se producen situaciones como éstas. Le falta compromiso. Tiene un umbral de dolor bajo. Del último parón de Selecciones regresó con síntomas de fatiga y, según el seleccionador galés (Ryan Giggs), unos calambres en el gemelo, y se descartó para jugar en Mallorca y después en Estambul (el encuentro en el que Zidane podía jugarse el puesto). Superado con éxito el partido contra el Galatasaray y la fortuna que tiene de que se haya aplazado el Clásico, el gales se lo tomará con más calma.

En el club no pueden gestionar las lesiones de Bale con la normalidad que se hace con otros futbolistas. Hasta el punto de que no se ha facilitado un parte médico que diga exactamente porqué lleva dos partidos de baja y sigue entrenando al margen del grupo. Puede que Bale se haya negado a que se dé información de su lesión (según informa 'El Chiringuito'). Tiene derecho a que se guarde su privacidad y no se emita un comunicado oficial si no está conforme. Se equivoca si lo que pretende es que no salga a la luz el verdadero motivo por el que está fuera de la dinámica del equipo. Lo único que consigue es sembrar más dudas y sospechas, de cara a los aficionados, de su estado físico. Es imposible que se quite la fama de jugador de cristal. El caso es que Bale deja claro a Zidane y a los médicos que él elije cuándo y cómo tiene que jugar. Si no está seguro, cierra la puerta a cualquier riesgo.

placeholder Bale es atendido por un médico de la Selección de Gales. (Reuters)
Bale es atendido por un médico de la Selección de Gales. (Reuters)

Mientras el galés se recupera con tranquilidad y sin atender a los compromisos de un equipo que está siendo criticado por falta de gol, entre otras cosas, a Zinédine Zidane le deja indiferente la fecha de vuelta. El entrenador ya es de por sí demasiado precavido para forzar a los jugadores que no están en buena forma o acumulan demasiados minutos. Sabe quién es quién y que puede contar con los más resistentes: Sergio Ramos, Carvajal, Casemiro, Kroos y Benzema. Éstos no se quejan. Es significativo el episodio de Toni Kroos. El alemán jugó en Estambul recortando los plazos de una lesión y quiso forzar para estar en una cita que se calificaba de 'peligrosa' para Zidane. Lo comentó públicamente Sergio Ramos cuando dijo que "están a muerte con Zidane" e hizo un llamamiento a la unidad. No es el caso de Bale, que puede estar recuperándose de una lesión y descubrir que juega al golf. Sigue sin asumir funciones de liderazgo.

Relación protocolaria con Zidane

La relación entre Zinédine Zidane y Bale es normal. Ni buena ni mala. No tiene nada que ver con la que comparte el técnico francés con otros jugadores (Sergio Ramos, Marcelo, Benzema, Casemiro, Modric y Lucas Vázquez, principalmente). Valorados todos ellos en lo deportivo y en lo personal por pensar en el colectivo antes que sus intereses individuales. Con Bale es más frío. Todo protocolario. No se pasa del 'no quiero a Bale' a 'te lo tienes que quedar' con facilidad, que es lo que realmente sucedió en la pretemporada. El entrenador dejó claro que el galés era transferible y el agente (Jonathan Barnett) se encargó de poner trabas a su salida alegando faltas de ofertas, agarrándose al contrato y las ganas que tenía la familia de Bale de quedarse en Madrid. Aquí es feliz, vive bien y eso es lo más importante para el galés.

Lo que no es comprensible es la actitud de Bale (no cambia pese verse fuera de los planes de Zidane) cuando tiene un contratiempo o entiende que corre riesgos si fuerza. La única explicación, repetida y asumida en el club, es la de un futbolistas frágil de cabeza. Gran parte de sus lesiones tienen un componente psicológico. El miedo a las recaídas le hace tomarse sus recuperaciones más despacio que el resto de compañeros. Lo que se valora, en momentos claves de la temporada, es el compromiso y la actitud de sufrimiento que tiene la mayoría y deja en mal lugar al galés. Pedir jugar cuando ves al equipo en una situación delicada no es algo que vaya con él. Lo hacen otros. Luego está Zidane para elegir, pero en el caso de Bale es él el que siempre quiere tomar la última decisión y luego exige (a su manera).

Gareth Bale decide tomarse con calma la recuperación de unos problemas musculares que sufrió el 13 de octubre en un partido con la Selección de Gales. Es la cara que menos gusta en el Real Madrid. La del futbolista que impone sus exigencias cuando nota unas molestias y transmite la inseguridad de no verse para competir. Bale ya es un asunto que le cansa a Zidane. El entrenador es el primero que desconfía del galés cuando se producen situaciones como éstas. Le falta compromiso. Tiene un umbral de dolor bajo. Del último parón de Selecciones regresó con síntomas de fatiga y, según el seleccionador galés (Ryan Giggs), unos calambres en el gemelo, y se descartó para jugar en Mallorca y después en Estambul (el encuentro en el que Zidane podía jugarse el puesto). Superado con éxito el partido contra el Galatasaray y la fortuna que tiene de que se haya aplazado el Clásico, el gales se lo tomará con más calma.

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