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El volantazo de Zidane en el Real Madrid y el increíble mensaje defensivo
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El volantazo de Zidane en el Real Madrid y el increíble mensaje defensivo

Zidane vuelve a sonreír. El técnico pone en valor que sus jugadores se esfuerzan en defensa y son capaces de dejar la portería a cero. El juramento es no volver a hacer regalos a los rivales

Foto: Zinédine Zidane entra en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Valdebebas. (EFE)
Zinédine Zidane entra en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Valdebebas. (EFE)

La crisis en el Real Madrid provocada por el batacazo en París encuentra una solución con el nuevo discurso que ha calado en el vestuario. Los jugadores celebran el liderato en la competición española porque se sienten más seguros con la portería a cero que yéndose al ataque. Prefieren apretar los dientes todos juntitos y tener una actitud solidaria que correr riesgos que sean irremediables. El giro es responsabilidad de Zinédine Zidane. El entrenador decide dar un volantazo después de la fragilidad que percibió en El Parque de los Príncipes. El día antes del estreno en la Champions, se hablaba en la plantilla de la ocasión única para ganar a un equipo sin sus tres estrellas (Neymar, Mbappé y Cavani) y Zizou entendía que se daban las circunstancias de poner, por primera vez, a su once más ofensivo. Salió horrible.

El accidente en París obligó a dar un volantazo a un entrenador con un mensaje que cala en el vestuario y tanto gusta a los aficionados que valoran la testiculina. “Por lo menos tenemos que sudar la camiseta y darlo todo en cada partido”, dice Zidane cuando pone como prioridad recuperar el pulso competitivo desde la solidaridad, esfuerzo, orden y sacrificio. En definitiva, una buena defensa que garantice recibir pocas ocasiones. Lo que se celebra en el Real Madrid es dejar la portería a cero. En otros tiempos, tampoco muy lejanos, se apostaba por el poder de intimidación de la ‘BBC’. Estaba Cristiano Ronaldo y todo era más fácil. También tenían unos años menos Modric y Kroos. Hoy todavía hay buenos ingredientes (James, Bale, Benzema, Vinícius, Jovic e, incluso, Rodrygo) para ser un equipo más ofensivo. Es cuestión de planteamiento y lo que propone ZZ es rigor táctico.

placeholder Gareth Bale controla un balón en el entrenamiento. (EFE)
Gareth Bale controla un balón en el entrenamiento. (EFE)

Los jugadores compran el discurso de su entrenador. Principalmente, por la vergüenza que sintieron en París. Ya vendrán tiempos mejores y ocasiones en las que se pueda jugar más alegre y asumir más riesgos. Lo recomendable para no volver a estrellarse, como en París, es tomar las máximas precauciones y, si es necesario, salir a esperar al rival. Como sucedió en el derbi del Wanda Metropolitano. El plan era no equivocarse. El juramento era no hacer regalos a un equipo como el Atlético de Madrid. Para conseguirlo, no había otra fórmula que jugar a un ritmo lento y seguro. Madurar las jugadas sin volverse loco, estar equilibrados y esperar la oportunidad para hacer gol. Salió muy bien. Podría haber sido perfecto si Oblak no saca dos manos para evitar un gol de Kroos y otro de Benzema.

Un Madrid italianizado

La felicidad que tienen en el vestuario del Real Madrid y la tranquilidad con la que Zidane vuelve a sonreír después de París se consiguen con el giro de un juego más práctico y ordenado que obliga a los de arriba (Bale, James, Hazard y Benzema) a correr detrás de la pelota. Hacer un buen repliegue y ser intensos es fundamental para ZZ. El técnico se dirige a sus jugadores con los conceptos tácticos que aprendió en su etapa como futbolista en Italia. El rigor y una buena defensa son claves para conseguir la ansiada regularidad. La portería a cero suma puntos y el talento individual acaba apareciendo. Este es el giro de un Real Madrid más italianizado. A pesar de que Zinédine Zidane defienda que el ADN de este club es darlo todo en todos los partidos.

La brillantez puede esperar, y seguro que llegará en un equipo en el que tiene que aparecer Eden Hazard (el único señalado por no disparar a portería en el derbi) y que confirma la recuperación física y anímica del mejor Bale y el nuevo olfato goleador de Benzema. Pero el proceso para hacer un fútbol más vistoso puede ser lento. Lo urgente es no perder para ganar confianza. Y si hace falta, no hay reparos para que en uno de los partidos grandes de lo que va de temporada juegue Fede Valverde antes que James o Modric. Para el colombiano, pudo suponer un jarro de agua fría, pero es lo que hay en este Real Madrid que necesita músculo y energías en el centro del campo.

Lo importante para Zinédine Zidane es tener fuerzas cuando el equipo no tiene balón. Resulta increíble que una leyenda del fútbol, prototipo de la elegancia, sufra esta transformación como entrenador para tener un mensaje más defensivo o tosco. Lo que no se le puede negar es que tiene al equipo líder e invicto en una competición que es una carrera de fondo.

La crisis en el Real Madrid provocada por el batacazo en París encuentra una solución con el nuevo discurso que ha calado en el vestuario. Los jugadores celebran el liderato en la competición española porque se sienten más seguros con la portería a cero que yéndose al ataque. Prefieren apretar los dientes todos juntitos y tener una actitud solidaria que correr riesgos que sean irremediables. El giro es responsabilidad de Zinédine Zidane. El entrenador decide dar un volantazo después de la fragilidad que percibió en El Parque de los Príncipes. El día antes del estreno en la Champions, se hablaba en la plantilla de la ocasión única para ganar a un equipo sin sus tres estrellas (Neymar, Mbappé y Cavani) y Zizou entendía que se daban las circunstancias de poner, por primera vez, a su once más ofensivo. Salió horrible.

Zinédine Zidane Eden Hazard
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