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La conversación y el borrón y cuenta nueva de Zidane con James
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El colombiano es necesario para el francés

La conversación y el borrón y cuenta nueva de Zidane con James

El técnico francés ya ha hablado con el jugador y le ha dicho lo que quiere de él. Su regreso ha sido celebrado por el vestuario del Real Madrid y por Florentino Pérez

Foto: Zidane da la mano a James durante el partido de Liga frente al Valladolid. (EFE)
Zidane da la mano a James durante el partido de Liga frente al Valladolid. (EFE)

James Rodríguez ya sonríe. Después de semanas de mucha expectación en las que se vio en el Atlético a las órdenes de Simeone, se le relacionó con el Milán tras la visita de Maldini al Bernabéu y se pensó que acabaría en el Nápoles con su querido Carlo Ancelotti, el colombiano se quedó finalmente a las órdenes de Zinedine Zidane en el Real Madrid. Un final insospechado en el que la postura firme de James tuvo mucho que ver y ahora parece haberle dado la razón tras una charla con su técnico tras la que se siente como uno más.

En un momento dado, James fue categórico con el club de Chamartín. Después de la experiencia en Múnich sacó algo en claro: no quería moverse de Madrid. Una ciudad donde se siente cómodo por el clima, por la vida que tiene y porque encima se siente a gusto en el vestuario blanco. Pero no le habría importado cruzar al otro lado del Manzanares y trabajar con Simeone, un entrenador que manifestó su deseo de tenerlo a sus órdenes.

Foto: Mariano, con gesto serio, en un entrenamiento con el Real Madrid en la pretemporada. (Efe)

Su historia con Zidane

James sabía que su relación Zidane estaba rota. Todo debido a un encontronazo con el francés por unas declaraciones desafortunadas del jugador mientras estaba con su selección en las que dejó en mal lugar a los técnicos del Real Madrid y a los médicos. El futbolista no jugaba, estaba tocado y Zidane, quien no congeniaba con su desordenada ética de trabajo, había decidido preservarlo por precaución. Cuando llegó a la convocatoria de su selección negó sufrir esas molestias y jugó, dejando así por mentirosos a Zidane y sus asistentes.

Fue el principio del fin. Zizou le puso la cruz por desautorizarle en público y el colombiano, que no trabajaba al mismo ritmo que sus compañeros en las sesiones de entrenamiento, pasó al limbo. Se marchó al Bayern y ofreció brochazos de su clase, pero también dejó la impronta de jugador irregular que había mostrado en el Real Madrid. Este verano aterrizó en la plantilla blanca más tarde que el resto con la excusa de la Copa América, lo cual agradeció Zidane. El francés no le dirigía la palabra ni contaba con su presencia en la plantilla para esta temporada.

De hecho dejó claro a la dirección deportiva que era el primero que quería fuera del equipo a la hora de limpiar el vestuario. Pero la propuesta del Atlético, tras las llegadas al Metropolitano de Morata, Hermoso y Marcos Llorente, incomodó a Florentino, que veía cómo reforzaban sistemáticamente al vecino. Y bloqueó esa operación. El resto es conocido. El Nápoles le quería, pero no pagaba dinero y pedía la cesión, y el jugador viendo la tesitura se plantó como Bale: "Me quedo en Madrid. O me traspasáis al Atlético o me quedo aquí". Y se quedó.

James es un jugador del gusto de Florentino y también de la plantilla. Allí mantiene una magnífica relación con pesos pesados como Sergio Ramos, Casemiro, Marcelo, Isco, Benzema o Modric. El colombiano está muy buen considerado por sus compañeros, que ven en él a un jugador asociativo y con mucho talento que puede ayudar mucho a desatascar a un equipo que no carbura tras la salida de Cristiano Ronaldo.

El presidente y el vestuario veían con buenos ojos su 'fichaje', pero el entrenador no tenía ninguna intención de reciclarlo. Sin embargo, las circunstancias han provocado que James se haya terminado quedando en el equipo. Y eso ha sido celebrado por el grupo. El problema es que su relación con el entrenador, fruto de aquel incidente, seguía siendo inexistente.

placeholder James Rodríguez durante el partido de liga frente al Levante. (EFE)
James Rodríguez durante el partido de liga frente al Levante. (EFE)

​Las necesidades del equipo

Pero Zidane ha vuelto a demostrar su pragmatismo. El entrenador es consciente que con la falta de refuerzos en el mediocampo, especialmente tras el frustrado fichaje de Pogba, James podía sumar. Y ha decidido hacer borrón y cuenta nueva con él. No va a pasar de no dirigirle la palabra a convertirle en su confidente o en un jugador de su entorno, pero ya ha hablado con él y le ha dicho lo que quiere que aporte. Ya se ha producido esa conversación pendiente en la que Zizou le ha abierto la puerta del vestuario y le ha indicado su rol en el equipo.

Una persona clave en el proceso ha sido el capitán, Sergio Ramos. El de Camas mantiene una relación amistosa con el cafetero, como la tenía con Keylor Navas, y ha intermediado por el colombiano en varias conversaciones con el técnico. Ramos, como una gran parte del grupo, considera que James es un gran refuerzo para el equipo por su talento, su jerarquía en el campo y por su carácter afable en el vestuario.

Ahora solo le falta ponerse a tono físicamente, algo que Zidane mira con lupa. Al igual que Hazard, James es un jugador perezoso a la hora de trabajar en el terreno físico. No es el primero en llegar ni el último en irse, como hace Ramos o como hacía Cristiano. Pero el francés le ha exigido compromiso en ese aspecto para estar a la altura de los compañeros y James ha prometido que cumplirá las expectativas.

El pasado sábado jugó los 90 minutos ante el Levante, pero en el tramo final de la segunda parte estaba desfondado. Sufrió físicamente y ahora que comienzan los dobles compromisos semanales en Liga y Champions, el Real Madrid no puede permitirse tener jugadores fuera de forma o con riesgo de lesión por ello. Por eso James anda estos días poniéndose a tono con un plan que suple a la pretemporada que no ha realizado con el equipo para asumir su nuevo rol en el equipo. El jugador está feliz, los compañeros están contentos y el presidente, satisfecho. Y Zidane, a regañadientes y tirando de su conocido pragmatismo, ha convertido un enemigo en un aliado.

James Rodríguez ya sonríe. Después de semanas de mucha expectación en las que se vio en el Atlético a las órdenes de Simeone, se le relacionó con el Milán tras la visita de Maldini al Bernabéu y se pensó que acabaría en el Nápoles con su querido Carlo Ancelotti, el colombiano se quedó finalmente a las órdenes de Zinedine Zidane en el Real Madrid. Un final insospechado en el que la postura firme de James tuvo mucho que ver y ahora parece haberle dado la razón tras una charla con su técnico tras la que se siente como uno más.

Florentino Pérez Zinédine Zidane
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