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La paz que necesita Griezmann si Messi se decide a llamarle
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la inquietud del francés

La paz que necesita Griezmann si Messi se decide a llamarle

Messi todavía no ha llamado a Griezmann para felicitarle o darle la bienvenida por su fichaje por el Barcelona. Puede parecer insignificante, pero para el francés tiene mucho valor

Foto: Griezmann en su presentación con el Barcelona. (Efe)
Griezmann en su presentación con el Barcelona. (Efe)

Hasta que no se le eche a la cara, le mire a los ojos y le muestre cómo es su recibimiento no se va a sentir como en su nueva casa. A Griezmann lo único que le preocupa es saber cómo Messi ha recibido su fichaje y si le queda alguna duda de que ha venido a ponerse a su servicio. Está a su disposición. Pero hasta que no se produzca ese encuentro no se sentirá integrado como uno más del vestuario. La confesión que hace Antoine Griezmann en Tokio, a las puertas de su estreno como jugador culé contra el Chelsea, es reveladora. Ha recibido un mensaje de Luis Suárez, pero no de Messi. Puede parecer algo insignificante para los aficionados, pero para el francés tiene un enorme valor. La bendición de Messi servirá para sentir el alivio del sufrimiento que sufrió desde que comunicó que se iba del Atlético y el esfuerzo que ha hecho Bartomeu para pagar los 120 millones de euros de la cláusula.

Esa llamada de Messi, el cara a cara, su encuentro o el primer saludo dejará a Griezmann tranquilo. Es la paz que necesita el francés para dar por bueno el desafío de fichar por el Barcelona y haber salido del Atlético de Madrid por la puerta de atrás. Sin despedida después de cinco años, señalado por Gil Marín como un traidor, y mentalizado de la pitada que le espera cada vez que visite el Metropolitano. Pero con Messi de su lado todo habrá valido la pena. El mensaje de Griezmann no puede ser más explícito. Ha sido capaz de rendirse a las excelencias y la figura del argentino en cada una de sus comparecencias. Desde que fue presentado en el Camp Nou y en los medios oficiales dijo que “Messi es la imagen del fútbol. El ‘1’ como Lebron James”. Llamando la atención de la estrella argentina y bromeando con Suárez y el mate que van a compartir juntos. Rayando el peloteo.

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Declaraciones perfectamente marcadas dentro de una estrategia del equipo de comunicación de Griezmann para captar el apoyo de Messi. Todo lo que sea dejar claro que viene con la humildad y la predisposición de aprender, entregarse y entenderse con Messi es clave en el rendimiento que pueda ofrecer el francés. Pero para eso hace falta que Messi dé el visto bueno. Es igual o más importante que la apuesta tan decidida que hace Josep María Bartomeu pagando una cifra importante de millones. Incluso que la opinión técnica de Ernesto Valverde cuando da por seguro que Griezmann tendrá un rendimiento inmediato por su experiencia, calidad y adaptación en España y a las exigencias de la alta competición.

placeholder Griezmann junto a Piqué en un entrenamiento. (Efe)
Griezmann junto a Piqué en un entrenamiento. (Efe)

La alargada sombra de Neymar

Falta que Messi se pronuncie. Haga un gesto. Un guiño. Si no es una llamada, que se demora para Griezmann, podría haber sido un mensaje en las redes sociales. Es fundamental para el francés y parece que el argentino no ha captado los mensajes en este periodo de vacaciones. Podría haber dado un paso al frente Bartomeu para llamar a Messi y ponerlos en contacto. El presidente que dice que “no hay caso Neymar”, no interfiere y se pospone el contacto a la llegada de Messi.

No debería haber dudas de que el argentino hará que Griezmann se sienta, desde el primer día que convivan juntos, como uno más de la familia. Pero el francés tiene sus inquietudes. Conoce las presiones de Neymar por regresar al Barcelona y la relación de amistad que tiene con Messi y Luis Suárez. Cómo triunfó ese tridente que Bartomeu no va a juntar a cualquier precio porque no le encaja la cifra que pide el Paris Saint Germain por el brasileño ni le pone muchas ganas a buscar otras fórmulas. Messi puede estar más pendiente de lo infeliz que es su amigo Neymar en París y las dificultades que tiene para salir de esa jaula de oro que de la felicidad y los desafíos de Griezmann. No cuesta nada una llamada y más cuando se trata del capitán del Barcelona. Messi descuelga el teléfono y Griezmann dará por cerrado el fichaje. Que no se le olvide al argentino que tiene un nuevo compañero que es campeón del mundo.

Griezmann ya está por encima de los ataques de Gil Marín y la amenaza de denuncia por la que el club rojiblanco pide los 80 millones de euros restantes a la cláusula que estaba fijada en 200 millones hasta el día 1 de julio. Tiene la conciencia tranquila y dice que siempre fue de cara con el Atlético. Habría que recordar por qué Gil Marín decidió rebajar esa cláusula y no fue más duro en la negociación cuando viajó a la concentración de Francia en el Mundial de Rusia para hacerse la foto. Griezman ya solo espera su encuentro con Messi.

Hasta que no se le eche a la cara, le mire a los ojos y le muestre cómo es su recibimiento no se va a sentir como en su nueva casa. A Griezmann lo único que le preocupa es saber cómo Messi ha recibido su fichaje y si le queda alguna duda de que ha venido a ponerse a su servicio. Está a su disposición. Pero hasta que no se produzca ese encuentro no se sentirá integrado como uno más del vestuario. La confesión que hace Antoine Griezmann en Tokio, a las puertas de su estreno como jugador culé contra el Chelsea, es reveladora. Ha recibido un mensaje de Luis Suárez, pero no de Messi. Puede parecer algo insignificante para los aficionados, pero para el francés tiene un enorme valor. La bendición de Messi servirá para sentir el alivio del sufrimiento que sufrió desde que comunicó que se iba del Atlético y el esfuerzo que ha hecho Bartomeu para pagar los 120 millones de euros de la cláusula.

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