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Maleck, el chico tímido que pasó de puntillas por el Sevilla y que se ha llevado dos vidas
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Coincidió en Sevilla con su compatriota Diego

Maleck, el chico tímido que pasó de puntillas por el Sevilla y que se ha llevado dos vidas

"Los chavales son todos iguales y a esa edad no suelen ver el peligro", dice Pablo Blanco, director de la cantera sevillista, donde estuvo Maleck la pasada temporada

Foto: Joao Maleck, en una convocatoria con la selección mexicana.
Joao Maleck, en una convocatoria con la selección mexicana.

Joao Maleck (Guadalajara, México, 1999) parecía retratarse en el espejo de los ganadores, pero reflexiona con amargura desde un calabozo en el edificio de la Fiscalía de Jalisco (México). Por mucho que se pellizque y trate de convencerse de que vive un mal sueño, el mundo se le ha puesto patas arriba. El exjugador del Sevilla Atlético, que se marchó de vacaciones el 19 de mayo y se encontraba en su país, mientras su club, el Santos Laguna, le busca un nuevo equipo, parece ahora un muñeco roto. En el Sevilla no dan crédito a las informaciones que afirman que conducía borracho cuando provocó un accidente en el que falleció una pareja, cuando el delantero mexicano, un chico alegre y muy normal, solo es un adicto a los refrescos.

De madre mexicana y padre camerunés (el exfutbolista Jean-Claude Maleck), Joao aterrizó en el Sevilla durante la ventana invernal. La licencia federativa de Maleck pertenece al club mexicano Santos Laguna, que lo cedió al Oporto, donde no encontró sitio en la primera plantilla. Por ello, a través de su agencia (Cantera Latina), el delantero buscó fortuna en el club sevillista. Pero tuvo problemas con el visado. Los agentes del joven, un futbolista espigado (1,84), de talento y buen manejo de la pelota, creyeron equivocadamente que el visado portugués podía tener vigencia en España, por lo que Maleck tuvo que esperar al menos dos semanas más para fichar por el filial nervionense.

Simpático y algo tímido, el chaval se integró pronto en un vestuario con jóvenes en la misma edad y sueños parecidos. Profesional y cumplidor, Maleck se fue a vivir a una urbanización de pisos en las afueras de Dos Hermanas, localidad cercana a Montequinto, donde se ubica la Ciudad Deportiva del Sevilla.

Maleck fue compañero en la sub-20 mexicana de Diego Laínez, compatriota y jugador del Real Betis, con quien mantuvo esporádicos contactos en la capital hispalense. En el Sevilla Atlético no le fueron muy bien las cosas, pese a que atesoraba una más que apreciable calidad técnica. Pero tuvo una lesión de rodilla que lo alejó de las canchas un mes y medio, adversidad que coincidió también con un buen momento del equipo que entonces dirigía Luci, entrenador del Sevilla Atlético. Por ello, la participación de Maleck se limitó a tres partidos y ningún gol. Terminado el campeonato, Maleck se despidió del Sevilla y viajó a México para no regresar. Tenía un contrato de cesión sin opción de compra.

Foto: Martin Odegaard ha jugado cedido las últimas dos temporadas y media. (EFE)

Como un tiro en la barriga

Con el fatídico accidente de José Antonio Reyes todavía caliente, la noticia protagonizada por Maleck ha caído como un disparo en la barriga en el club sevillista. Pablo Blanco, veterano director de cantera del club nervionense, con más de 50 años en la entidad blanquirroja, ha visto pasar a una legión de chavales, todos con buena planta y un futuro más que prometedor. "Pero los chavales son todos iguales, son atléticos, tienen buena planta, ganan más dinero que cualquiera de su generación, se compran buenos coches y no suelen ver el peligro. Hasta que tienes la mala suerte de que te pasa", reflexiona el técnico.

Blanco recuerda que Joao Maleck es un chico de buena planta en el campo y técnicamente bueno. "No me consta ninguna incidencia suya negativa fuera del campo o en los vestuarios. Es un chico completamente normal, como la mayoría", dice. El técnico lamenta lo que le ha ocurrido a Joao "porque esto ha sido un desastre para él y para su familia".

Joao Maleck (Guadalajara, México, 1999) parecía retratarse en el espejo de los ganadores, pero reflexiona con amargura desde un calabozo en el edificio de la Fiscalía de Jalisco (México). Por mucho que se pellizque y trate de convencerse de que vive un mal sueño, el mundo se le ha puesto patas arriba. El exjugador del Sevilla Atlético, que se marchó de vacaciones el 19 de mayo y se encontraba en su país, mientras su club, el Santos Laguna, le busca un nuevo equipo, parece ahora un muñeco roto. En el Sevilla no dan crédito a las informaciones que afirman que conducía borracho cuando provocó un accidente en el que falleció una pareja, cuando el delantero mexicano, un chico alegre y muy normal, solo es un adicto a los refrescos.

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