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La guerra sin pistolas de Monchi y Serra Ferrer que enfrenta a Sevilla y Betis
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La guerra sin pistolas de Monchi y Serra Ferrer que enfrenta a Sevilla y Betis

En una esquina, Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi; en la otra, Lorenzo Serra Ferrer. Dos leyendas para sevillistas y béticos cuyas búquedas por un entrenador se han cruzado

Foto: Lo Celso (i) cae tras la entrada de Carriço. (EFE)
Lo Celso (i) cae tras la entrada de Carriço. (EFE)

Sevilla y Betis son el 'yin' y el 'yang' de una ciudad cainita y bipolar que no se pone de acuerdo en casi nada y mucho menos en fútbol, donde la rivalidad jamás llega a la sangre, pero es tan encarnizada y dura como el choque de dos cabezas de elefante. Ahora buscan entrenador y también jugadores. En muchos casos coinciden y luchan con todo por hacerse con la presa aun pasando por encima del rival. En fútbol esto es la guerra. Una guerra sin pistolas por el mercado donde sí corre la sangre. Esto es Sevilla y aquí no hay ningún color especial, solo el de los palanganas y verderones.

En una esquina, Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi; en la otra, Lorenzo Serra Ferrer. Dos leyendas para sevillistas y béticos. Ambos han desplegado todas sus artes para la gran pesca del verano, un proyecto casi bélico, con una ciudad dividida y en continuo pie de guerra futbolístico, donde saltan alegrías y también lágrimas. Ponemos los nombres sobre la mesa: los dosieres de Rafa Benítez, Rudi Garcia, Julen Lopetegui, Roberto Martínez y Rubi, entre otros, se encuentran en los despachos del Ramón Sánchez-Pizjuán y el Benito Villamarín. Cualquiera puede ocupar la temporada próxima el banquillo de uno de los dos equipos. Esta misma semana se desvelará el nombre de alguno de ellos, un misterio que tiene a los aficionados con los vellos de punta.

placeholder William Carvalho fue ofrecido el verano pasado al Sevilla y al Betis, que acabó fichándolo. (EFE)
William Carvalho fue ofrecido el verano pasado al Sevilla y al Betis, que acabó fichándolo. (EFE)

En esta guerra cuartelera de verderones y palanganas a veces ganan unos y a veces otros. Los de Media Base Sports, agentes de William Carvalho, hace un año jugador del Sporting de Portugal, se plantaron en las oficinas del Sevilla una tarde de principios de agosto y ofrecieron al internacional portugués por el 'módico' precio de 20 millones de euros, cantidad que los sevillistas desestimaron por excesiva. Los representantes del futbolista portugués cerraron la carpeta y cruzaron Sevilla para reunirse con los dirigentes del Real Betis, que cerraron la operación esa misma noche. Carvalho, como todos los futbolistas grandullones (mide 1,88), tardó un tiempo en adaptarse, pero agarró la velocidad de crucero y se hizo indiscutible en el entramado verdiblanco. Con el nombre del mítico detective de la saga que creó el inolvidable Vázquez Montalbán, William Carvalho hizo valer su condición de guardaespaldas del equipo y facilitó la vida a virtuosos como Canales o Lo Celso. Con un juego sencillo, pero tremendamente sólido y eficaz, nadie en el Betis se acordó del elevado precio de su fichaje. Es más, el precio de mercado del internacional ha subido a 25 millones.

El mexicano Miguel Layún, lateral del Oporto, aterrizó en Sevilla en el invierno de 2018. Durante ese mercado, los medios locales escribían que el internacional de la 'Tri' iba a vestir la camiseta del Real Betis. Era una operación casi cerrada, pero la sorpresa llegó a última hora, cuando la web del Sevilla anunció el fichaje de Layún en calidad de cedido. A diferencia de Carvalho, la media temporada de Layún como sevillista pasó sin pena ni gloria, tanto que el club nervionense optó por no activar la opción de compra (6 millones), que tras un pasó efímero por el Villarreal cerró su gris estancia en la Liga y regresó a su país.

placeholder Rami Bensebaini, lateral zurdo del Rennes, está en la agenda de los dos equipos sevillanos. (EFE)
Rami Bensebaini, lateral zurdo del Rennes, está en la agenda de los dos equipos sevillanos. (EFE)

La pugna llega a Francia e Italia

La disputa entre béticos y sevillistas ha traspasado los límites y se globaliza, en especial en territorio francés, caladero favorito de los sevillistas y desde hace un tiempo de los béticos. Bensebaini, lateral zurdo del Rennes, está en la agenda de ambos equipos. Ben Arfa tuvo un pie y algo más en el Sevilla en 2016, pero al final se decantó por el PSG, donde su experiencia resultó traumática. Ahora vuelve a ver la luz. Ha triunfado en el Rennes, verdugo del Betis en Europa, y se encuentra en la agenda de los verdiblancos.

En Italia se habla del central Gian Marco Ferrari, del Sassuolo, vieja aspiración sevillista que este año parece ponerse a tiro, pero en el último momento ha salido un competidor: el Real Betis.

El joven Cucurella, que ha militado esta temporada última el Eibar, club que ha ejercido su opción de compra, es objetivo del Betis y Sevilla. El uruguayo Stuani, goleador del descendido Girona, se encuentra en el punto de mira del Betis, cuya carencia de pólvora le ha costado no jugar en Europa el año próximo. Pero también las cualidades de Stuani son valoradas por los sevillistas, que no cuentan en su plantilla del alguien del perfil del charrúa.

En esta batalla entre aceras tan dispares y tan malas hermanas, el Sevilla cuenta al menos con una cierta paz en sus bodegas. Monchi, el llamado León de San Fernando, cuenta con un cheque en blanco por parte de la cúpula dirigente sevillista y manos libres para diseñar el futuro deportivo del club blanco. A Serra Ferrer, por el contrario, le han puesto alambradas de espino. El mallorquín, vaca sagrada de los béticos de base, se encuentra enfrentado al dúo Haro-Catalán, presidente y vicepresidente béticos, y la escena última marca el nivel de hostilidad entre las partes. El lunes, el Real Betis boicoteó un acto de la 'Cadena SER' de Sevilla, actitud que no secundó Serra Ferrer, que sí acudió. Justo ahora, cuando está seca la pólvora y puede estallar.

Sevilla y Betis son el 'yin' y el 'yang' de una ciudad cainita y bipolar que no se pone de acuerdo en casi nada y mucho menos en fútbol, donde la rivalidad jamás llega a la sangre, pero es tan encarnizada y dura como el choque de dos cabezas de elefante. Ahora buscan entrenador y también jugadores. En muchos casos coinciden y luchan con todo por hacerse con la presa aun pasando por encima del rival. En fútbol esto es la guerra. Una guerra sin pistolas por el mercado donde sí corre la sangre. Esto es Sevilla y aquí no hay ningún color especial, solo el de los palanganas y verderones.

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