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Si no fuera secesionista, ¿sería considerado Guardiola el mejor entrenador del mundo?
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OPINIÓN

Si no fuera secesionista, ¿sería considerado Guardiola el mejor entrenador del mundo?

El dicho callejero explica que a un entrenador se le valora por todo lo que gana, más allá del estilo futbolístico que desarrolle, del método que emplee o del legado que transmita

Foto: Pep Guardiola en un partido con el Manchester City. (Reuters)
Pep Guardiola en un partido con el Manchester City. (Reuters)

Guardiola levantó un nuevo trofeo, el número 26, en su escueta trayectoria como entrenador profesional: diez años. En la fiesta, uno de sus pupilos del Manchester City, el belga De Bruyne, se mofaba de quien ordena y manda, porque sólo en las celebraciones te puedes permitir cruzar la línea roja desde la que te observa el actor principal del éxito. Esta vez, el futbolista aludía a quien bajo su tutela vuelven a ser campeones: "Eres una mierda de entrenador, solo ganas". De Bruyne no se equivocó. Guardiola figura entre los cinco técnicos más laureados de la historia del fútbol. El ranking lo encabeza Sir Alex Ferguson con 49. Lo siguen el rumano Lucescu (con 32), el ucraniano Lobanovski (con 30) y el alemán Hitzfeld (con 28). Con 26 se produce un triple empate entre el escocés Stein, el brasileño Scolari y el propio Pep. Con 25 aparece Mourinho. Pero es que el técnico catalán puede ganar otro título en horas. La final de la Copa de Inglaterra espera dueño con el Manchester City como aspirante.

El dicho callejero explica que a un entrenador se le valora por todo lo que gana, más allá del estilo futbolístico que desarrolle, del método que emplee o del legado que transmita a quienes pretendan imitarlo. Con 48 años, Guardiola ha ganado mucho. Todo en una década de trabajo, ciñéndonos al fútbol profesional. En su fuero interno se marca retos: ora triunfa con el mejor Barça de la historia, después deja la huella en un campeonato tan carpetovetónico como el germano y termina imponiendo en Inglaterra la jerarquía de autor con un estilo que excede de los jugadores. Por eso, tras un primer curso en Manchester desnaturalizado por la ausencia de trofeos, no disimuló cuando en su explicación mediática evitó cambiar el rumbo. Sentado frente al ejército de periodistas ingleses, venció en el envite: "No voy a cambiar. Gané tres títulos por año jugando de este manera". Con la celebración de su octavo título de Liga en diez temporadas, únicamente Mourinho —en España— y Conte —en Inglaterra— le han hecho hincar la rodilla, la Inglaterra futbolística ha doblado el cuerpo ante el mejor embajador del nuevo fútbol en la cuna del fútbol.

Es una barbaridad lo realizado por el Manchester City en las dos últimas Premier. Que sirva un dato: en este último curso coleccionó 14 victorias consecutivas aventajando al Liverpool en un punto. El propio Klopp, técnico 'red', se rendía a las cifras: "Han logrado 198 puntos en dos años, eso es especial". Realmente, con 97 puntos los de Anfield habrían ganado la Premier sin discusión con dos excepciones: las dos que tiene Guardiola en su currículum. Recientemente se ha producido un debate futbolero donde algunos valoran más ganar Ligas que ganar Champions, mientras que otra legión explota destacando que el verdadero triunfo se mide en Europa y no en el torneo doméstico. Por aquí le cae la carga de la prueba al entrenador de Sampedor. ¿Fracasa Pep por su rendimiento en la Liga de Campeones? Guardiola ha logrado dos títulos con el FC Barcelona y dos semifinales; con el Bayern se quedó las tres veces en semifinales; y con el City ha caído una vez en octavos de final y las dos últimas en cuartos.

Los datos no esconden que en diez cursos sólo dos éxitos en Copa de Europa, cuando, por ejemplo, Zidane suma tres de tres consecutivos, siendo junto a Bob Paisley y Carlo Ancelotti los únicos técnicos de la historia con ese número de trofeos. Junto a Pep aparecen, en una lista considerable, Villalonga, Carniglia, Guttman, Helenio Herrera, Miguel Muñoz, Rocco, Kovacs, Cramer, Clough, Sacchi, Hitzfeld, Del Bosque, Ferguson, Mourinho y Heynckes. Sin embargo, pocos son quienes no reconocen en Guardiola a alguien que ha marcado época en el ejercicio contemporáneo del fútbol. Uno de los que recientemente más ha loado al catalán es el argentino Marcelo Bielsa. "La belleza del juego que construyen sus equipos son inimitables, los maneja con una intervención artesanal. Tiene el misterio de lo indescifrable. Se observa a diez jugadores buscando la grieta a perforar", dijo. Bielsa es para muchos, incluido el propio Pep, un revolucionario del fútbol con un modelo distinto.

Foto: Keylor Navas, en un encuentro liguero de este año en el Bernabéu. (EFE)

En Nueva York, el lugar elegido por Guardiola y su familia para desintoxicarse de la etapa culé, el entrenador hizo un 'casting' para elegir destino futuro. Por allí pasaron representantes de los clubes más importantes del mundo excepto, por razones obvias, el Real Madrid. El laureado Ferguson, el Chelsea, los italianos o su amigo Beguiristain ofreciendo organizar el City. Sin embargo, en aquella ocasión, Pep eligió el equipo de un club regido por exjugadores. Por eso decidió entrenar al Bayern ante la decepción personal de quien apostó por él para dirigir al Barça. Como se la debía, tres años después aterrizó en Manchester. Precisamente, en estas fechas se cumple un año de su última renovación. El vínculo alcanza hasta junio de 2021, tiempo suficiente para arrojarse a pelear sin obsesionarse por ganar la Champions con un segundo club.

Quizá Guardiola sea el entrenador mejor pagado del mundo. Pero existe un Pep, el activista, que excede de su profesión y que se ha volcado en la vida social y política de Cataluña. Son varias las exhibiciones públicas que ha realizado reclamando la independencia de su región del Estado soberano. Se ha significado, sin tapujos, por el secesionismo. Algo que no es nuevo en quienes han convivido con él. Los que hablaban de su pecado de juventud entienden hoy que el hombre mantenga las mismas ideas separatistas que cuando defendió la camiseta de España durante, por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Barcelona '92.

Y esto le aleja del reconocimiento popular en el resto de la nación. Con el currículum de Guardiola muy pocos discutirían que es el mejor entrenador, o al menos el más innovador, de la historia. Pero sus creencias políticas, que le acompañan al margen de su profesión, lo alejan de la gratitud de gran parte de la opinión pública. En Wembley, en el hogar del fútbol inglés, peleará por la FA Cup contra el Watford. Sería su primera Copa en Inglaterra tras ganar dos en España y dos en Alemania. Si vence el City dará igual, el lazo amarillo que portó enfrentándose a la misma UEFA lo separará siempre del aplauso unánime que debería otorgarle el fútbol español.

Guardiola levantó un nuevo trofeo, el número 26, en su escueta trayectoria como entrenador profesional: diez años. En la fiesta, uno de sus pupilos del Manchester City, el belga De Bruyne, se mofaba de quien ordena y manda, porque sólo en las celebraciones te puedes permitir cruzar la línea roja desde la que te observa el actor principal del éxito. Esta vez, el futbolista aludía a quien bajo su tutela vuelven a ser campeones: "Eres una mierda de entrenador, solo ganas". De Bruyne no se equivocó. Guardiola figura entre los cinco técnicos más laureados de la historia del fútbol. El ranking lo encabeza Sir Alex Ferguson con 49. Lo siguen el rumano Lucescu (con 32), el ucraniano Lobanovski (con 30) y el alemán Hitzfeld (con 28). Con 26 se produce un triple empate entre el escocés Stein, el brasileño Scolari y el propio Pep. Con 25 aparece Mourinho. Pero es que el técnico catalán puede ganar otro título en horas. La final de la Copa de Inglaterra espera dueño con el Manchester City como aspirante.

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