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El lapsus de Simeone con Griezmann al Barcelona y sin dramas
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El lapsus de Simeone con Griezmann al Barcelona y sin dramas

El Cholo acepta con naturalidad la desbandada en el Atlético de Madrid. Tampoco se altera cuando habla de Griezmann y se le escapa, a continuación, el nombre del Barcelona

Foto: Antoine Griezmann en el partido que enfrentó al Atlético de Madrid contra el Espanyol. (Efe)
Antoine Griezmann en el partido que enfrentó al Atlético de Madrid contra el Espanyol. (Efe)

En el Atlético de Madrid no hacen un drama con la salida de Antoine Griezmann. Quizás el único que parece que pone el grito en el cielo o está indignado es Enrique Cerezo porque estos días le recuerdan que aseguraba que el francés seguiría en el club al tres mil por mil. Al presidente le suele coger el toro porque tiene la virtud de atender a la prensa. No es mal síntoma. Podrían aprender otros dirigentes a tener esta buena costumbre, pero en este papel de portavoz le hace un favor al que verdaderamente manda en la gestión: Miguel Ángel Gil Marín –consejero delegado– que se aleja de los focos. Es relevante escuchar cómo se lo ha tomado Simeone. Con normalidad y sin alterarse. Así está el técnico argentino, que en una de sus largas explicaciones se le ha escapado el nombre del Barcelona.

El Cholo acepta con naturalidad la desbandada –Godín, Lucas Hernández, Juanfran, Griezmann y a ver qué pasa con Rodri que lo quiere fichar el City de Guardiola pagando los 70 millones de euros de la cláusula–. Simeone, que ahora insiste en poner el acento en la fortaleza del club por encima de un jugador cuando hace un año no pegaba ojo por si se iba Griezmann, justifica que dos de sus jugadores más importantes –Lucas Hernández y Griezmann– apuesten por un cambio de aires para jugar en lo que él mismo califica como clubes más poderosos. “Van siempre buscando equipos muy importantes. Como Lucas con el Bayern de Múnich y posiblemente el Barcelona, que son mejores que nosotros”, afirma el Cholo. Ese “posiblemente” es el lapsus en el que cae el técnico argentino porque cree o sabe que Griezmann lo tiene hecho con el Barcelona. No hace ningún tipo de tragedia porque se vaya Griezmann y su destino sea el Barcelona.

Foto: Robert Moreno, segundo de Luis Enique, junto a Molina, director deportivo de la Federación, en la reda de prensa. (Efe)

Tampoco es un drama para los aficionados rojiblancos que estaban hartos de que el francés les vacilara con el documental y los guiños a otros clubes. Como el favor que le hace a Gil Marín, que le quita una hipoteca de 50 millones de euros brutos al año y en el Atleti no están para vivir por encima de sus posibilidades con un presupuesto de 403 millones de euros. La lección que ha aprendido Miguel Ángel Gil Marín es que en el fútbol los títulos no se ganan si tienes a lo futbolistas mejor pagados del mundo. Esto le sucedió hace muchos años a Florentino. El presidente del Real Madrid fichaba a todos los ‘galácticos’ y hacía la ecuación fácil. Los más caros tienen que repercutir en títulos. No era cierto. Y empezó a cambiar y volverse más austero. Gil Marín se ha quitado de encima el lujo de Griezmann.

placeholder Simeone, sonriente, se ilusiona con el futuro del nuevo Atleti. (Efe)
Simeone, sonriente, se ilusiona con el futuro del nuevo Atleti. (Efe)

El 'no' del PSG y el City

El futuro del francés tiene que ser el Barcelona porque, además de que en el Paris Saint Germain y el Manchester City de Pep Guardiola lo descartan, antes del documental de hace un año ya tenía cerrado un acuerdo con cifras que se va a respetar: 17 millones de euros por temporada. No es que se baje ahora el sueldo sino que el Barcelona le puede compensar dándole una temporada más. Todos tan contentos. Sólo hay que esperar a que llegue el 1 de julio para que Griezmann pague los 120 millones de euros de cláusula de rescisión. Será el Barcelona o quien sabe si el Bayern de Múnich, que es el tapado en toda esta operación.

El Barça guarda silencio porque no puede decir ‘esta boca es mía'. Primero porque si lo hiciera tendría que pagar los 200 millones de euros que cuesta hasta ese 1 de julio, segundo porque deja pasar el tiempo para que se enfríe el calentón de aquellos aficionados y personajes públicos del barcelonismo que reniegan del fichaje con el argumento de que Griezmann les tomó el pelo o se cachondeó. El tiempo irá curando esta herida. Bartomeu, por si acaso, se ha dejado ver ante los micrófonos para confirmar que Ernesto Valverde tiene el apoyo del club y cuando le han preguntado por el fichaje de Griezmann ha salido por patas.

En el Atlético de Madrid no hacen un drama con la salida de Antoine Griezmann. Quizás el único que parece que pone el grito en el cielo o está indignado es Enrique Cerezo porque estos días le recuerdan que aseguraba que el francés seguiría en el club al tres mil por mil. Al presidente le suele coger el toro porque tiene la virtud de atender a la prensa. No es mal síntoma. Podrían aprender otros dirigentes a tener esta buena costumbre, pero en este papel de portavoz le hace un favor al que verdaderamente manda en la gestión: Miguel Ángel Gil Marín –consejero delegado– que se aleja de los focos. Es relevante escuchar cómo se lo ha tomado Simeone. Con normalidad y sin alterarse. Así está el técnico argentino, que en una de sus largas explicaciones se le ha escapado el nombre del Barcelona.

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