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La cara de asco de Zidane con Bale lo dice todo: que se busque una salida del Madrid
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El oscuro futuro de Bale en el Real Madrid

La cara de asco de Zidane con Bale lo dice todo: que se busque una salida del Madrid

El galés no entra en la convocatoria contra el Villarreal. Es la última decisión de Zidane con un futbolista que le sobra y al que no le da más oportunidades. Lo mejor para todos es su venta

Foto: Gareth Bale hace un gesto a la grada del Bernabéu cuando es pitado. (EFE)
Gareth Bale hace un gesto a la grada del Bernabéu cuando es pitado. (EFE)

Una cosa es que Zidane no quiera a Bale, que sus razones tendrá por motivos deportivos y no le encaje en su apuesta táctica ni tampoco lo vea para liderar el siguiente proyecto. Pero otra bien distinta es la desgana con la que el entrenador se refiere al galés. Después de la derrota en Vallecas contra el Rayo, le preguntaron si creía que Bale estaba centrado en el Madrid y lo dejó en mal lugar. Zidane estaba caliente por el mal partido y no disimuló su enfado con ningún jugador. Tampoco salvó a Bale. Una semana después, con la cabeza más fría y esa tranquilidad que tiene por virtud, volvió a verse lo que significa el galés para él. Zidane muestra apatía cuando se refiere a una de sus estrellas. No tiene pasión. Ni le defiende ni es cariñoso. La última decisión es dejarle fuera de la convocatoria contra el Villarreal. Dentro Vinicius —que todavía no se ha estrenado con ZZ— y fuera Bale.

Esta es la actitud que tiene el entrenador con un futbolista que le sobra y al que no le da más oportunidades. Tendría que suceder un milagro para que Bale estuviera la temporada que viene en el Real Madrid, pese a que tenga contrato. Un milagro o una postura inflexible del agente del jugador, Jonathan Barnett, que ha empezado una batalla con Zidane y cuando puede le contesta. El agente, después de escuchar las palabras del técnico en Vallecas, manifestó que Bale está comprometido y que nada ha cambiado.

placeholder Cuando habla de Bale, Zidane no es tan tajante como cuando lo hace de otros jugadores como Marcelo o Varane. (EFE)
Cuando habla de Bale, Zidane no es tan tajante como cuando lo hace de otros jugadores como Marcelo o Varane. (EFE)

El cruce de mensajes sigue su curso y a Zidane le preguntaron, antes de jugar contra el Villarreal en el Bernabéu, si vería a Bale jugando en el lateral izquierdo. La cara de asco de Zidane lo dice todo. No lo ve ni regresando a la posición en la que explotó en el Tottenham ni a ninguna otra porque considera que es un jugador anárquico. Con unas cualidades físicas portentosas, pero caótico.

Ni en estos partidos fantasma en los que el Madrid no se juega nada en la Liga tiene el tacto de ser cariñoso con él. Se lo deja claro. Que se dedique a entrenar y pensar en jugar, que él tomará las decisiones que mejor le convienen al equipo. Y esa decisión es no contar con un futbolista que es un activo importante del club, por lo que costó (100 millones de euros) y lo que gana (15 millones de euros netos), pero que chocó con Zidane después de que anunciara que se quería ir tras la final de la Champions en Kiev.

Bale está harto de Zidane y viceversa. Ninguno se lo pone fácil a Florentino Pérez y la venta puede ser beneficiosa para todos

Bale está harto de Zidane y viceversa. Ninguna de las partes colabora para ponérselo más fácil a Florentino Pérez y la venta puede ser beneficiosa para todos. Es un jugador devaluado con el que el entrenador está siendo claro. Le dice que se busque equipo y deje paso a otros futbolistas que tienen que dar un rumbo nuevo al proyecto porque la idea de Zidane es hacer un Real Madrid diferente. Si Bale se queda es para ser suplente en muchos partidos, y la convivencia sería complicada.

A Zidane se le ha visto hablar con más ilusión e, incluso, entusiasmo de jóvenes jugadores como Brahim Díazpor el partido que hizo en Getafe— que de Bale —que hizo dos goles al Liverpool en la final de la Champions—. Ha sido más rotundo con el futuro de Marcelo, Varane y Benzema que con el del galés. Esa cara de asco de Zidane es recíproca cuando le ha sacado del terreno de juego y el galés le ha apartado la mirada. Si Zidane ha regresado antes de tiempo para hacer una limpia y ser claro, lo que no se puede poner en duda es que su primera decisión es la de señalar a Bale como transferible. Fuera de la convocatoria, lo positivo dentro de lo malo es que el Bernabéu no le va a pitar.

Una cosa es que Zidane no quiera a Bale, que sus razones tendrá por motivos deportivos y no le encaje en su apuesta táctica ni tampoco lo vea para liderar el siguiente proyecto. Pero otra bien distinta es la desgana con la que el entrenador se refiere al galés. Después de la derrota en Vallecas contra el Rayo, le preguntaron si creía que Bale estaba centrado en el Madrid y lo dejó en mal lugar. Zidane estaba caliente por el mal partido y no disimuló su enfado con ningún jugador. Tampoco salvó a Bale. Una semana después, con la cabeza más fría y esa tranquilidad que tiene por virtud, volvió a verse lo que significa el galés para él. Zidane muestra apatía cuando se refiere a una de sus estrellas. No tiene pasión. Ni le defiende ni es cariñoso. La última decisión es dejarle fuera de la convocatoria contra el Villarreal. Dentro Vinicius —que todavía no se ha estrenado con ZZ— y fuera Bale.

Zinédine Zidane Gareth Bale
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