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La agonía del Real Madrid contra el Rayo: el inicio de la limpia y los fichajes
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EL RAYO TAMBIÉN LE SACA LOS COLORES

La agonía del Real Madrid contra el Rayo: el inicio de la limpia y los fichajes

Es doloroso ver cómo agoniza un campeón. Una plantilla que dominó en la Champions con mano de hierro en los últimos años es un grupo de futbolistas sin alma ni identidad de equipo

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El trofeo de la Liga ya está en manos del Barcelona de Messi y en el Real Madrid queda inaugurada de forma oficial la limpia con la derrota contra el Rayo Vallecano (1-0). Había que esperar a que hubiera campeón, aunque se daba por hecho que el Barça no fallaría, para enterrar el cadáver. El Madrid que se desplomó en el Camp Nou –28 de octubre– con la goleada y quedó moribundo en el campeonato tiene ya su acta de defunción. El desplome del proyecto se ha llevado por delante a dos entrenadores –Lopetegui y Solari– y Florentino Pérez y Zinedine Zidane tienen que dejar de velar el muerto. Los nombres que tienen apuntados el presidente y el entrenador deben ser lo suficientemente buenos para hacer creíble la promesa de Zidane de que la temporada que viene el primer objetivo es la Liga.

Cuanto antes se pongan manos a la obra en el club, se lo tomen muy en serio y menos le tiemblen el pulso al presidente y el entrenador, mejor pinta tendrá la reconstrucción. A Zidane no le gusta hablar de limpia porque le parece una falta de respeto. Pero este Real Madrid tiene todo el pescado vendido y no se le ve ni ganas de competir y le falta dignidad. No se le pide que sea un equipo atractivo ni divertido. En el último partido, contra el Getafe, hubo algo de alegría con los chispazos de Brahim Díaz. En Vallecas estuvo en el banquillo. Cosas de un Zidane que, como no tiene un once de gala, saca a unos y mete a otros sin tener un equipo estructurado.

Foto: El Rayo celebra el único gol de la noche. (EFE)

Este Madrid no es que sea irreconocible. Es doloroso ver cómo agoniza un campeón. Una plantilla que dominó en la Champions con mano de hierro en los últimos años es un grupo de futbolistas sin alma. Hace mucho tiempo que dejó de ser un equipo con identidad y carácter. No saben a qué juegan y están incómodos en el césped. Huelen la limpia. Jugadores que están desenchufados y, lejos de mostrar su calidad y orgullo, se devalúan. Bale, titular en Vallecas, es el que lleva el cartel de ‘liquidación’.

La responsabilidad de Zidane

Los malo ya ha pasado. El Barcelona es campeón y el segundo puesto lo pueden dar por descartado. El Atlético de Madrid le ha puesto más amor propio a la Liga y orgullo después del palo en la Champions contra la Juventus. En el Madrid no ha tenido efecto ni la llegada de Zidane. Los problemas siguen siendo los mismos. El primero de todos compete al gol. No hay pegada. Dos partidos seguidos sin hacer gol. Los últimos ocho los marcó Benzema –lesionado no jugó en Vallecas–. A esto se suma un sinfín de fallos tácticos. Las líneas separadas, presión descoordinada, falta de profundidad por las bandas, poca profundidad, imaginación, descontrol en el centro del campo, desborde… Dicen los jugadores que es complicado jugar estos partidos en los que ya no hay un objetivo. Lo difícil es que te saquen los colores. Perder el pulso competitivo y caer en la monotonía como se ve en el juego de muchos de los futbolistas de la vieja guardia: Marcelo, Modric, Kroos, Bale…

En el Madrid tienen que pasar página y mirar al futuro. Aprender de los errores de una temporada nefasta y planificar bien. Centrarse en la lista de bajas y los fichajes, aunque sorprende escuchar a Zidane –el día antes de jugar contra el Rayo Vallecano– que “yo no mando ni en mi casa”. Si realmente es así estaría tomando el pelo a muchos aficionados que pensaban que su regreso está justificado para hacerle ver a Florentino que hay que gastarse la pasta en fichajes de primer nivel. Reforzar significa mejorar. Si Zidane no tiene esos poderes que se le suponían, está vendido. A partir de este momento es el responsable de crear un proyecto que sea capaz de pelear por la Liga. Tiene que recuperar a Marco Asensio y todos lo que quiera. Pero tiene que presionar y negociar con habilidad y mando para fichar bien.

Lo que menos tiene que preocupar en el Real Madrid es la portería, a pesar de que Zidane le ponga picante. Tiene a Keylor Navas y Courtois –por fin debutó con el técnico francés–. Veremos qué hace con Luca, su hijo. Donde tiene que poner todos sus esfuerzos y acertar es en la reconstrucción del centro del campo. Kroos, como dice Schuster, es un tractor diésel. Modric está fatigado. Agotado. Zidane le quitó en la segunda para meter a Isco. Hace falta energía, chispa, ritmo o lo que sea para darle más vigor a la sala de máquinas. Lo más urgente es traer un ‘cazagoles’. No vale solo con Benzema ni el joven Rodrygo. Y con Eden Hazard no se van a solucionar todos los problemas. El fichaje del belga será un acierto. Pero hace falta elevar la categoría del proyecto con excelentes jugadores y una buena pizarra. Hacer un equipo fiable.

El trofeo de la Liga ya está en manos del Barcelona de Messi y en el Real Madrid queda inaugurada de forma oficial la limpia con la derrota contra el Rayo Vallecano (1-0). Había que esperar a que hubiera campeón, aunque se daba por hecho que el Barça no fallaría, para enterrar el cadáver. El Madrid que se desplomó en el Camp Nou –28 de octubre– con la goleada y quedó moribundo en el campeonato tiene ya su acta de defunción. El desplome del proyecto se ha llevado por delante a dos entrenadores –Lopetegui y Solari– y Florentino Pérez y Zinedine Zidane tienen que dejar de velar el muerto. Los nombres que tienen apuntados el presidente y el entrenador deben ser lo suficientemente buenos para hacer creíble la promesa de Zidane de que la temporada que viene el primer objetivo es la Liga.

Zinédine Zidane Gareth Bale
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