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El empeño de Benzema por salvar al Real Madrid del ridículo le honra
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EMPATE CONTRA EL LEGANÉS EN UN MAL PARTIDO

El empeño de Benzema por salvar al Real Madrid del ridículo le honra

El Real Madrid no es un equipo. No tiene ni estilo de juego ni carácter. Solo Benzema le pone algo de dignidad y consigue el gol del empate en otro día negro

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A Florentino Pérez y Zinédine Zidane se les devalúan los jugadores con el paso de las jornadas. Todos menos uno. Benzema es el único al que, con su tesón y empeño, podría poner el club en venta para hacer caja. Los demás están de rebajas. Es la tristeza en otro día aciago con el empate (1-1) contra el Leganés en Butarque. El partido estuvo a la altura del día. Un lunes soporífero solo sirvió para ensuciar, todavía más, la imagen de un Real Madrid que no tiene estilo. El juego lento, previsible, espeso y aburrido se ha adueñado de un equipo que es monótono. Resulta pesado ver a este Madrid de Zidane, por mucho que el entrenador quiera poner en valor el pasado de unos futbolistas que ganaron muchas Champions, pero que hoy se consumen en su propia frustración. Solo Benzema saca fuerzas de flaqueza y resiste la larguísima deriva. Tiene la dignidad y el amor propio, la vergüenza, de jugar a otra velocidad y con carácter.

La racha goleadora de Karim Benzema tampoco sirve para calmar a una afición que ha dado la espalda al equipo hace mucho tiempo. El Bernabéu no se llena, y no es porque estén mal acostumbrados y deberían ser más agradecidos con unos jugadores que ganaron tantas Champions. El aficionado acepta que no se puede ganar todos los años en Europa, pero lo que no soporta es que se tiren las Ligas con tanta facilidad y que se convierta en una tónica habitual. El socio y fan del Madrid pierde la ilusión cuando en el equipo siguen sin aparecer futbolistas como Marco Asensio. Hay más señalados. Ni Marcelo, Isco o Modric son capaces de marcar las diferencias. El Real Madrid que se vio en Leganés es un castigo para todos esos seguidores que echan de menos competir por la Liga o pelearla hasta el final de temporada. Lo que no pueden obviar y tienen razones para indignarse es cuando ven cómo el equipo tiene tres entrenadores en una temporada y ni con Zidane hay una reacción.

Los problemas de Isco

El Madrid es un equipo desenchufado. Todos menos Benzema, que contra el Leganés hizo el tanto del empate y lleva los últimos cinco goles del equipo. El francés sigue engordando sus cifras anotadoras: 18 goles en la Liga y 27 en todas las competiciones. Pero el problema gordo, grave y preocupante está en que el Real Madrid no es un equipo. No tiene identidad de juego. No se sabe si quiere atacar por las bandas con los laterales largos, si los extremos tienen profundidad o hay una estrategia para hacer daño por dentro. Con Solari, era un Madrid más divertido. Tenía velocidad, energía, profundidad y filo. Le faltaba el gol. El principal problema de esta nefasta temporada y su planificación. Pero, con Zidane, se ha vuelto a la horizontalidad y la lentitud, con Isco en el once. El deseo de ZZ es recuperar a Marcelo, Isco e, incluso, a Modric, y los hace jugar de inicio. Pero ni tienen velocidad, inspiración, ritmo ni desborde. Van andando.

Zinédine Zidane empieza a hacer cosas extrañas. La última es dejar a Bale en el banquillo y sacarlo cuando quedaban 10 minutos para el final del partido. La suplencia del galés es una prueba más de la desconfianza que tiene el entrenador. No lo ve ni para jugar en Butarque y ahora la excusa no pueden ser las rotaciones ni las lesiones. Es una cuestión de gustos. A Zidane no le encaja Bale cuando tiene la idea de equilibrar el centro del campo y, en un día en el que tampoco estaba Toni Kroos —por una gastroenteritis— elige antes a Fede Valverde. Son los últimos días, partidos, semanas de Bale en el Real Madrid y solo queda por saber dónde va a ir y por cuánto le van a vender. Lo que está claro es que el club tiene que tomarse en serio este asunto si quiere hacer una reconstrucción de la plantilla. Llegará Eden Hazard y hay que dar salida al que más cobra de la plantilla.

Foto: Marcos Llorente disputa un balón en un partido contra el Huesca en el Bernabéu. (EFE)

Hay mucho trabajo por delante en los despachos y, con partidos como los de Leganés, se hace más necesaria esa 'limpia' que tanto le cuesta hablar a Zidane. Desde el respeto o con lo que quiera decir el entrenador, hay que hacer algo más que pequeños cambios. Es un Real Madrid acabado. Hay que construir un equipo potente y que sepa a qué juega. Florentino Pérez está en la trinchera y a la espera de que Zidane le dé la lista de bajas y fichajes. Refuerzos en todas las líneas. Están fichados Militao para la defensa y el joven brasileño Rodrygo para la delantera. Hacen falta jugadores hechos, que no estén verdes ni sean promesas. Hazard puede liderar un nuevo equipo. Pero hay que fichar gol. Sea Luka Jovic o cualquier otro 'cazagoles'. También buenos centrocampistas que revitalicen la sala de máquinas donde Modric está fatigado a sus 33 años y Kroos se ha dejado ir. Un Kanté, que le gustaría a Zidane, o cualquiera otro de la larga lista: Pogba, NDombele, Rabiot... Este Real Madrid se ha quedado sin ambición y sin ilusión.

Ficha técnica

1 - Leganés: Cuéllar; Nyom, Bustinza, Omeruo, Siovas, Jonathan Silva; Rubén Pérez, Vesga (Recio, min.85), Eraso (El Zhar, min.70); Carrillo (En-Nesyri, min.64) y Braithwaite.

1 - Real Madrid: Navas; Carvajal, Varane, Nacho, Marcelo; Casemiro, Modric, Valverde; Asensio (Bale, min.80), Isco (Lucas Vázquez, min.76) y Benzema.

Goles: 1-0, min.45: Jonathan Silva. 1-1, min.51: Benzema

Árbitro: Medié Jiménez (Comité catalán). Amonestó a Carvajal (min.48), Asensio (min.60) y Valverde (min.66).

Incidencias: encuentro correspondiente a la jornada 32 de LaLiga Santander disputado en el estadio Butarque ante 12.118 espectadores.

A Florentino Pérez y Zinédine Zidane se les devalúan los jugadores con el paso de las jornadas. Todos menos uno. Benzema es el único al que, con su tesón y empeño, podría poner el club en venta para hacer caja. Los demás están de rebajas. Es la tristeza en otro día aciago con el empate (1-1) contra el Leganés en Butarque. El partido estuvo a la altura del día. Un lunes soporífero solo sirvió para ensuciar, todavía más, la imagen de un Real Madrid que no tiene estilo. El juego lento, previsible, espeso y aburrido se ha adueñado de un equipo que es monótono. Resulta pesado ver a este Madrid de Zidane, por mucho que el entrenador quiera poner en valor el pasado de unos futbolistas que ganaron muchas Champions, pero que hoy se consumen en su propia frustración. Solo Benzema saca fuerzas de flaqueza y resiste la larguísima deriva. Tiene la dignidad y el amor propio, la vergüenza, de jugar a otra velocidad y con carácter.

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